Supranet: ¿El próximo paso de la interconexión?
Desde la aparición de Internet la visión de la interconexión cambió radicalmente en el mundo entero, se abrió una puerta tan grande que aún hoy no ha sido posible medir el alcance que posee tan poderoso medio.
Internet representó la posibilidad de comunicarse a tiempo real acortando las distancias con mucha rapidez, menor costo y mayor precisión que el sistema telefónico, permitió intercambiar datos, sonido y video, generó una fuente alternativa de ingresos abriendo paso a la economía virtual y creó altísima polémica en cuanto a su libertad de contenido, pese a ello la red representa un verdadero medio interactivo que aún no ha sido explotado en su totalidad.
Pero sin haber asimilado las ventajas y desventajas que posee la \»gran autopista de la información\», el mundo de la informática comenzó a hablar de una segunda versión denominada Internet II, la cual inició sus actividades en 1999 en los Estados Unidos.
Internet II, o I2, como también se le conoce, esta destinada exclusivamente a usos científicos y tecnológicos, es la marca registrada de una organización sin fines de lucro que cuenta con más de 300 universidades y más noventa empresas, entre ellas Cisco Systems, Nortel Networks, 3Com, AT&T, IBM, Microsoft, Sprint, MCI y muchas organizaciones estatales norteamericanas.
Pero Internet II no existe para satisfacer las necesidades que la Internet actual generó en las organizaciones y en sus usuarios, las cuales aún no ha terminado por cubrir; como ya se señaló las empresas e instituciones están invirtiendo en ella con la finalidad de ampliar el conocimiento científico y tecnológico, no el empresarial e individual o, por lo menos, no ahora.
No obstante, cada día las empresas se encuentran más interesadas en la interconexión que le ofrece la red, pero esta se ha hecho tan insegura y vulnerable en los últimos años que la aparición de hackers y virus ha motivado a muchas firmas a restringir el uso de Internet y sus aplicaciones, así como regular o evitar la utilización de la misma para fines completamente informales como los chats y adquisiciones libres de documento, programas, videos o música, hasta el punto de impedir a través de políticas tales practicas.
Es posible encontrar artículos en la prensa o revistas destinados a ofrecer datos estadísticos del tiempo que se pierde leyendo los correos electrónicos, de lo frágil que pueden ser algunos servidores y otros temas que desacreditan la confiabilidad de tan importante herramienta recnológica; así como alimentan el deseo de adquirir algún hardware o software diseñado para minimizar los riesgos.
Sin pretender alcanzar el nivel futurista de figuras como las de Isaac Asimov o Julio Verne, es posible suponer la aparición de una tercera versión de la red que esté destinada a satisfacer las necesidades propias de las empresas modernas, garantizando la confiabilidad, calidad, seguridad y confidencialidad de los datos que ahí se manejen, una red a la cual sólo tengan acceso aquellos cuya interrelación requiera la velocidad que ofrece Internet II y la facilidad de la Internet tradicional, pero sin que quede impune o en el anonimato el contenido de lo que se publica, la violación de la privacidad o la infección de sistemas a través de virus.
En la actualidad las empresas han desarrollado sus propias redes privadas, también conocidas como Intranets, estas autopistas internas facilitan la interconexión de las diferentes dependencias de la empresa sin que puedan accederse desde afuera, salvo que se posea un código especial que así lo permita. Las Intranets facilitan la mensajería, flujo de información y disponibilidad de la misma, pero solo benefician a quienes las poseen, pues al final, si requieren realizar búsquedas ajenas a lo que la empresa ofrece deben intentarlo por la red tradicional y ello pone en riesgo a los servidores internos los cuales pueden ser infectados con los virus que poseen algunos archivos en Internet o facilitar el acceso de algún hacker.
Algunas organizaciones se han interconectado con sus sucursales, filiales u oficinas externas; los bancos, centros asistenciales y otros comercios han experimentado tales beneficios, permitiendo a ciertos usuarios realizar algún tipo de transacciones, incluso comprar y vender productos a través de sus sistemas, pero de igual manera están expuestas a ser vulneradas por entes externos (o internos) e infectadas por los virus que pululan en la red sin poder establecer responsabilidades directas a quienes lo hagan debido a la imposibilidad que existe para ello en algunos casos.
Recientemente se ha observado la posibilidad de realizar transacciones con terceros, principalmente en el ambiente financiero, aunque limitadas a pagos o trasferencias; lo importante es que se está fortaleciendo el concepto de cliente – proveedor (multi-cliente/multi-proveedor) en el lenguaje informático, lo que otorga mayor peso gerencial a la economía virtual orientada al enfoque administrativo. Sin embargo aún tal situación no es suficiente para satisfacer toda la demanda de servicios que en el futuro inmediato se requerirán, ni igualan la seguridad aparente que poseen las transacciones en vivo a las que estamos acostumbrados.
Pero ¿Qué ocurriría si existiera una red capaz de interconectar de manera privada a un grupo importante de internautas bajo un enfoque más amplio de cliente-proveedor? ¿Habría mayor seguridad? ¿Se obtendría una confidencialidad garantizada?
Hablar de una tercera versión de Internet catalogada como \»privada\» no pareciera del todo comprensible, pues en la actualidad la red posee un importante número de proveedores de servicios que cobran por ello y por lo tanto no se está hablando de un servicio público en el concepto estricto de la palabra, pero si se compara a Internet con otros servicios que poseen libre acceso, como la televisión, podría catalogarse como tal. Así mismo, no sería nada nuevo el planteamiento si se observa que el principio de privación ya lo posee la Internet II, pues no todos pueden hacer uso de ella.
Tomando en cuenta las dos premisas anteriores, es prudente justificar el planteamiento de la tercera versión de Internet haciendo un símil con la televisión privada. Las televisoras de libre acceso dominaron el mercado por mucho tiempo gracias al impacto que representó su aparición, pero no siempre lograron el más óptimo nivel de cobertura y en algunos casos su señal es inexistente, aunque ofrecen un servicio público los espacios son pagados por los patrocinantes quienes saturan la programación de comerciales como estrategia para captar o mantener a los clientes que ayudarán recuperar la inversión que significa conservar su presencia en el medio, la programación suele ser repetitiva aún cuando se esfuerzan por mantenerse actualizadas. En medio de ese escenario se crearon grandes imperios que todavía en el presente conservan su vigencia, pero sin embargo, nada impidió el nacimiento de la televisión privada por cable o satelital, una opción paralela que permitiría tener acceso a esas estaciones de televisión y a otros canales diversificando el entretenimiento de teleexpectador, y aún cuando los costos operativos recayeron en él, la disminución de comerciales, la variada programación, la excelencia del servicio y la garantía de poder exigir calidad lograron captar la atención de aquellos que no ven satisfechas sus expectativas con las televisoras de señal abierta; en la actualidad la televisión privada representa un mercado en plena expansión para los inversionistas.
Basado en el ejemplo anterior, la tercera versión de Internet representaría una opción privada donde la calidad, confidencialidad, seguridad, confiabilidad y rapidez estarían presentes permitiendo al usuario elegir y disfrutar de un servicio sin que se vea sometido a los riesgos y abusos que representan los hackers, spam, comerciales, pornografía y otros elementos no autorizados, o de poco interés, que hoy en día existen en Internet.
En esta nueva red el suscriptor no estaría solamente adquiriendo el servicio de acceder a los contenidos preexistente, a las horas navegación y a los buzones de correo electrónico; estaría registrando su identidad como individuo lo que le otorgaría personalidad natural o jurídica, cuya actuación requerirá del respeto a una serie de requerimientos y exigencias acordadas entre el proveedor y el cliente ¿y eso para qué?
En la medida que el comercio electrónico y la economía digital avancen las restricciones se harán cada vez más comunes en la Internet que hoy conocemos, los contenidos gratuitos tenderán a desaparecer ante la necesidad de ofrecer verdadera calidad a los clientes, así mismo las organizaciones encargadas de evitar plagios y garantizar el derecho de autor poco a poco irán adquiriendo mayor fuerza y peso para condicionar la adquisición de documentos o desarrollos, esto originará nuevas formas electrónicas de evasión y por ende una nueva generación de hackers, lo que terminará alimentando una mayor desconfianza en las transacciones que en la red se generen, así como la perdida de interés en ella por parte de los usuarios quienes se interesarán por opciones más seguras.
Ante ese posible escenario se concretará el nacimiento de Supranet, una red regulada de acceso condicionado, donde el usuario poseerá no sólo la garantía de un servicio de primera, cuya calidad y seguridad coincidan con el nivel de confidencialidad que ha de tener la información, sino que contará también con una identidad propia e intransferible, comprometiéndose a cumplir y respetar una serie de normas y exigencias de implicaciones jurídicas.
En Supranet las empresas ofertantes de bienes y servicios estarán interconectadas con proveedores y clientes verdaderamente interesados en ellas, así mismo las organizaciones mantendrán una constante relación facilitando el comercio electrónico con la misma tranquilidad que hoy en día lo ofrecen las transacciones tradicionales. Si bien es cierto que su aparición no impedirá las restricciones del uso de Internet en las oficinas ni la desaparición de las políticas que las regulan, no es menos cierto que ello servirá como un punto de comparación que permitirá reevaluar las limitaciones que sufre el servicio y reorientar su utilización de manera más optima en las organizaciones.
El usuario de Supranet, a través de esa condición única e intransferible, podrá autorizar o restringir el intercambio de información en cualquiera de sus expresiones y será susceptible de ser rastreado y sancionado de introducir en la nueva red cualquier contenido o programa que pueda alterar, dañar o invadir la seguridad o privacidad de los supranautas. Al igual que la televisión privada se podrán determinar qué portales estarán disponibles o no, se tendrá acceso a la información que se desea y se podrá administrar con mayor exactitud y facilidad que en la actualidad.
De poseer tales características la nueva red estaría por encima de sus predecesoras, orientada a una sociedad interesada en hacer un uso más conciente, seguro y útil de sus ventajas, abierta a todos aquellos que se sientan interesados en formar parte de una comunidad más organizada donde se practique el concepto de cybergerencia; es por ello que se le ha denominado Supranet.
Una tercera versión de Internet no hará desaparecer a la que hoy conocemos, ambas coexistirán hasta que se desarrollen nuevas y más avanzadas formas de comunicación. Esta nueva red es un proyecto factible en una sociedad donde la interconexión avanza inmensurablemente; donde la tecnología se ha convertido en algo más que una simple herramienta y ha pasado a ser una extensión del ser humano, pero tal desarrollo requiere de un crecimiento programado y debidamente administrado para evitar la anarquía y la impunidad; así como garantizar calidad, seguridad y buen servicio, es por ello que la aparición de Supranet será inevitable y al hacerlo superará cualquier expectativa que pueda surgir de este artículo.