El Banco de España alerta de que el trabajo temporal crece nueve veces más que el fijo
Las empresas españolas continúan manteniendo a raya los salarios, que siguen sin crecer pese a la recuperación económica y de resultados. La remuneración media por asalariado entre las grandes empresas adelgazó un 0,2% hasta septiembre, mientras que en 2016 se recortó un 0,1% cogiendo todas las compañías. Al analizar los tamaños de las firmas, las medianas empresas subieron un 0,9% sus salarios hasta septiembre mientras que las grandes los recortaron un 0,2%. Como las mayores compañías del país tienen un peso mayor en la muestra, la media final trimestral da una bajada del 0,2%.
El empleo crece, los resultados se mantienen pero los salarios no levantan cabeza. Así lo recoge la central de balances de las empresas no financieras que ha publicado esta mañana el Banco de España. El empleo creció un 4,1% en 2016 entre las más de 300.000 empresas que componen la muestra de la central de balances integrada, cuyos últimos datos son de 2016. Al coger el dato trimestral de septiembre de 2017, que toma solo la información de 884 grandes y medianas empresas, la ocupación creció un 2,2%.
Esta desconexión aparente entre salarios y empleo se debe al tipo de trabajo que se crea. Como explicó el director de Economía y Estadística, Pablo Hernández de Cos, pese a que se crean más puestos de trabajo, los empleados que entran al mercado laboral cobran bastante menos que los que ya están, lo que presiona a la baja la estadística de remuneración media.
Por contratos, el trabajo temporal crece nueve veces más que el indefinido. Si el empleo temporal repunta un 8,4% hasta septiembre, el fijo crece un magro 0,9%. Al tomar el dato completo de 2016, los eventuales aumentan un 8,4% mientras que los contratos fijos repuntan un 2,8%, es decir, casi tres veces menos. Hernández de Cos ha destacado el lastre que puede suponer esto para la productividad de la economía. «Esto es un problema del mercado laboral español que desde luego no es positivo para la productividad de los trabajadores», ha analizado.
Por lo demás, la actividad mantiene su ritmo. Pese a que el valor añadido bruto de las empresas hasta septiembre creció «solo» un 0,8%, cuando en 2016 descolló un 4,6%, ello se debe al encarecimiento de la energía, que ha lastrado los beneficios de las empresas del sector. Si se descuenta este efecto, hasta septiembre se mantiene el ritmo de 2016 e incluso crece.
En cuanto a los resultados, crecieron en el dato ordinario neto un 4,8% entre las mayores empresas, frente al 10,9% de un año antes. «El alcance de la desaceleración estuvo condicionado por la evolución particular de algunas grandes empresas con un elevado peso en esta muestra», apunta el organismo. Al observar la mediana, es decir, el valor más frecuente en la muestra, la caída es menor.
Pese a que los resultados atípicos fueron los que lastraron los beneficios de algunas compañías, lo cierto es que las condiciones financieras avanzan viento en popa. Los costes financieros continuaron bajando, un 11,6% hasta septiembre frente al 11,2% de un año antes, debido a la política monetaria del BCE, de compras de activos y bajos tipos de interés. Pese a ello, las compañías frenaron el proceso de desapalancamiento del tejido empresarial español al repuntar el endeudamiento hasta septiembre «levemente».