5 enfoques de Dirección empresarial siglo XXI
Los mercados y ciertos sectores de la industria llevan varios años impulsando modelos de dirección empresarial que con el tiempo se han convertido en tendencias o que están muy cerca de lograrlo. Son los llamados modelos del siglo XXI y que suman a su haber las herramientas propias de la consolidación de internet y las nuevas tecnologías.
¿Aún no sabes de qué tendencias estamos hablando? ¿Desconoces los modelos que desde ya se proyectan hacia el futuro inmediato de la gestión de empresas? Tranquilo, hay muchas personas en la misma situación. Para ellos y para ti hemos hecho este post.
¿Qué es la dirección empresarial?
La dirección empresarial es el acto de organizar a las personas para lograr las metas y objetivos deseados de una empresa. La gestión empresarial requiere la utilización de los recursos de la organización de la manera más eficiente posible.
Podría decirse que la dirección empresarial comprende organizar y dirigir, a la vez que necesita de una buena planificación y de un líder capaz de guiar al personal, controlar el progreso del trabajo y dirigir un esfuerzo de negocio con el fin de lograr los objetivos fijados por la organización.
En un modelo de negocio con fines de lucro, la dirección empresarial se centra en la satisfacción de una variedad de partes interesadas, incluidos los empleados de la empresa, sus empleados, accionistas y el público en general (consumidores). En este sentido, la función principal de la gestión empresarial es asegurar un beneficio (para los accionistas) crear productos valiosos e innovadores a un coste razonable (consumidores) y proporcionar oportunidades de empleo. En un ámbito sin fines de lucro, la dirección del negocio se centrará en mantener la confianza de sus socios y donantes.
¿Cuál es la función de la dirección de una empresa?
La dirección empresarial opera a través de una serie de funciones, típicamente clasificadas como organización, personal, planificación, liderazgo, monitorización, control y motivación. Se definen de la siguiente forma:
Planificación: este área de dirección empresarial pronostica lo que puede suceder en el futuro, determina las aspiraciones del negocio en ese plazo cierto y, posteriormente, genera planes de acción. La planificación es la base para una gestión empresarial efectiva. Al decidir qué debe suceder la próxima semana, el próximo año o durante los próximos cinco años, una empresa puede desarrollar una estrategia para cumplir con los objetivos fijados.
Organización: esta parte de la gestión empresarial implementa un patrón de relaciones entre sus empleados para fomentar el uso óptimo de los recursos disponibles. La organización es necesaria para utilizar los recursos finitos de las empresas y el uso efectivo de los recursos es la base para alcanzar el nivel deseado de productividad.
Dotación de personal: esta función de la dirección empresarial se centra en reclutar, analizar y contratar personas para cubrir puestos de trabajo apropiados a sus cualificaciones y experiencia.
Liderazgo: el liderazgo requiere que los ejecutivos de la entidad determinen qué debe lograrse en una situación y qué empleados son los mejores para cumplir esas expectativas.
Monitorización / Control: esta fase del proceso de dirección empresarial requiere que los líderes de la entidad supervisen el progreso en relación con los planes y metas del negocio.
Motivación: un aspecto clave para el modelo de gestión empresarial, la motivación es una función básica para maximizar la eficiencia del empleo. Al elevar la moral, los empleados llevarán a cabo sus tareas específicas de manera efectiva.
La dirección empresarial del futuro, ¿hacia dónde vamos?
El grueso de las tendencias que se imponen en la actualidad en el área de la dirección empresarial tiene varios denominadores en común: el rápido avance del proceso de digitalización, la globalización, la multipolaridad en las relaciones internacionales y el comercio y la agilidad de los procesos, entre otros.
Pues bien, descrito el marco en el que a día de hoy nos desenvolvemos, es oportuno repasar ahora algunas de esas tendencias que marcan la diferencia en temas de gestión de negocios. Algunas ya las conocerás y hasta las habrás aplicado; otras, en cambio, es posible que te resulten toda una novedad. Presta mucha atención:
Inteligencia artificial:
La denominada IA ya es toda una realidad y se espera que en los próximos años conozcamos estados y fases mucho más avanzados de la misma, entre ellos el desarrollo de inteligencia emocional por parte de los sistemas.
Industria 4.0:
La denominación 4.0 no es otra cosa que una evolución de la digitalización de los negocios y la inclusión de las nuevas tecnologías en su seno. Una de ellas es la llamada impresión 3D o las fábricas inteligentes.
Internet de las cosas:
Dentro de poco tiempo todo estará conectado y las empresas de servicios como telefonía e internet ofrecerán nuevas conexiones entre aplicaciones, aparatos, funciones y hábitos que forman parte de nuestra cotidianidad.
Teletrabajo:
Si te mueves en el actual mercado laboral, ya te habrás dado cuenta de que en las empresas del siglo XXI no es necesaria la presencia física para el desarrollo de las labores asignadas. Basta un dispositivo móvil, una red wifi y una dosis de flexibilidad y adaptación con los tiempos que corren.
Economías colaborativas:
El nuevo contexto ha transformado a las empresas, que ahora son mucho más flexibles, abiertas y ágiles. Sin embargo, también han cambiado las formas en las que se entiende la economía. Una prueba de ello son las economías que se basan en a colaboración entre usuarios con intereses comunes, tendencia que está llamada a abrir una ruta en los próximos años.
¿Qué tal te han parecido las tendencias de dirección empresarial para el futuro que te hemos presentado? ¿Tienes preferencia por alguna? ¿Cuál de todas crees que puede adaptarse mejor a lo que tu negocio necesita en esta coyuntura?