La felicidad de todos
El día 20 de Marzo de este año 2013 es un día histórico ya que por primera vez, a iniciativa de la Organización de las Naciones Unidas, se celebra el Día Internacional de la Felicidad, como resultado de una reunión de representantes gubernamentales, del sector académico, economistas, hombres de negocios y líderes espirituales de todo el mundo. La reunión se realizó en Bhutan, un pequeño país visionario en el Himalaya, que se ha hecho famoso porque para medir su desarrollo no usa el tradicional índice de Producto Interno Bruto, sino el llamado índice de Felicidad Nacional Bruta.
El propio Rey de Bhutan, Jigme Khesar describe el índice de Felicidad Nacional Bruta como El puente entre los valores fundamentales como la bondad, igualdad, el humanitarismo, con la búsqueda del desarrollo económico. Él se refiere a la conexión entre el bienestar y la productividad- un binomio que implica el interés de los líderes de negocios y los líderes políticos. Una aseveración clara plenamente demostrada, indica que los empleados felices y comprometidos, son una buena base para las empresas de éxito. Estos empleados felices en su trabajo, son más saludables, más creativos, producen mejores resultados y están siempre dispuestos a dar un esfuerzo adicional, a recorrer un kilómetro más. Y lo que es aún mejor, la felicidad se contagia, crea una espiral virtuosa que guía a todos hacia un compromiso aún mayor.
¿Cómo pueden los líderes empresariales crear organizaciones más felices? Probablemente la primera etapa sea definir lo que significa felicidad. Los psicólogos la catalogan en tres caminos distintos. El primero está constituido por una vida placentera la cual incluye experiencias positivas que incluyen contentes, esperanza y sentido de alegría. Este tipo de bienestar se define a menudo como hedonismo -doctrina filosófica basada en la búsqueda del placer y la supresión del dolor como objetivo o razón de ser de la vida-.
El segundo camino es la vida de compromiso o eudaimonia, también conocida como plenitud de ser que se refiere a un estado de la mente y alma relacionado con la alegría que nos guía hacia nuestro destino personal. La vida de compromiso se refiere a la habilidad de una persona para desplegar todo su potencial, para usar sus fortalezas y talento de una forma que lo absorbe y lo compromete en ello. El tercer camino es el significado propio de nuestra vida que nos mueve a desear formar parte de algo más grande, que nos mueve a trascender contribuyendo y perteneciendo a una organización o institución que tiene un propósito noble específico.
Estos tres caminos de la felicidad: placer, compromiso y significado, tienen una gran importancia para las personas y los líderes en las empresas pueden usar estos conocimientos para hacerse algunas preguntas importantes acerca de sus organizaciones: ¿Nuestros empleados en realidad disfrutan sus actividades y su ambiente de trabajo?, ¿Ríen en su trabajo?, ¿Están asignados a los roles correctos que les plantean retos de acuerdo a sus capacidades y habilidades?, ¿Tienen la oportunidad de usar y aplicar si ingenio?, ¿Realmente entienden y comulgan con la misión y la visión de la empresa?, ¿Sienten que forman parte de algo importante?
El desarrollo sustentable de las empresas siempre estará basado en los esfuerzos de su personal, la felicidad en una organización está determinada por la felicidad propia de cada u no de sus miembros. Cuando una persona está feliz con el trabajo que desempeña, lo desarrolla mejor, es más creativa, más productiva y más dispuesta a mejorar.
La felicidad de las personas también es opcional y reside dentro de las personas mismas, pero si el entorno también ayuda para encontrarla el buen resultado se multiplica, Trabajar en un ambiente organizacional tóxico convierte a la gente en personas negativas y miserables que además desparraman por toda la organización su negativismo y su miseria.
Las empresas ayudan a los empleados a encontrar la felicidad en su trabajo cuando les dan las circunstancias procesos, recursos y retroalimentación- adecuadas para comprometerse en alinear su talento, sus conocimientos y sus habilidades con la misión de la empresa. Cuando los empleados realmente conocen el cómo, el dónde, el por qué, y el para quién, dan su mejor valor agregado y su propio trabajo adquiere un mayor significado y aportan mucho más para lograr los objetivos de la organización.
En la práctica, la gran mayoría de las empresas no incluyen en las evaluaciones del personal si es que las hacen- medidas de elementos emocionales como la felicidad y la diversión en el trabajo; todavía son muy pocas las que miden el grado de satisfacción personal del trabajador en el desempeño de sus propias tareas.
La medición de la felicidad de los empleados en su trabajo se puede ligar a la medición de resultados en el trabajo. Quizá algún día existirá en todas las empresas el Índice de Felicidad Organizacional como parte de la medición del valor total de las empresas. Vale la pena considerar si la empresa está contribuyendo a lograr la felicidad que buscan los empleados, la propia felicidad de los ejecutivos y la del personal en general.