Una organización vale tanto como su peor empleado
Sé perfectamente que la afirmación que hago en el título de este artículo resulta como mínimo atrevida, si la tomamos en sentido literal y no le damos un poco de contexto bibliográfico, analítico y casuístico. Por tanto, dedicaré el texto a contextualizarla, fundamentarla y ejemplificarla para ti, en la esperanza de que al final, si no podemos coincidir, al menos logre de tu parte una apreciación clara – ya sea favorable, neutra o desfavorable – sobre las razones que me han llevado a efectuar, sustentar y defender el planteamiento. Y espero lograrlo, especialmente si tú eres un directivo organizacional con desempeños o aspiraciones de liderazgo, o pretendes serlo en el futuro; porque en ese caso, eres el principal destinatario de estas reflexiones (aunque no el único, por supuesto). Amén…