¿Se creen los inversores una futura independencia de Cataluña?
El conflicto territorial catalán ha despertado durante los últimos años multitud de tensiones a nivel político con argumentos a favor y en contra de la secesión del territorio. En la actualidad, el gobierno catalán está firmemente comprometido con una «hoja de ruta» hacia la constitución de un nuevo Estado con una duración estimada de 18 meses (aunque se ha matizado mucho esta cifra) para formar el Estado catalán.
En este camino se darían las estructuras de Estado correspondientes como una hacienda propia, seguridad social, transitoriedad legal, acción exterior, transición de infraestructuras energéticas, servicios sociales y de salud, aprovisionamiento energético, seguridad, etc.
¿Los inversores contemplan el escenario de independencia?
Debido a que parece que los motores ya están en marcha para que se produzca la secesión territorial cabe preguntarse ¿Se creen los inversores la futura independencia de Cataluña? Para responder a esta pregunta basta con observar la evolución del diferencial (spread) entre el bono español a diez años y un bono sustituible en la cartera de los inversores como puede ser el bono italiano.
Imaginemos que los inversores se creyeran la posibilidad de secesión de la autonomía catalana del resto del estado, una economía que supone cerca del 19% del PIB español y el 25,6% de las exportaciones de toda España. Obviamente, ante tal escenario el riesgo país se dispararía, porque la capacidad del gobierno español para hacer frente a los vencimientos de deuda pública quedaría seriamente dañada.
Ante este entorno, los inversores venderían los bonos españoles y seguidamente comprarían otros substituibles como pudieran ser los bonos italianos. Consecuentemente, la venta de los bonos españoles dispararía la rentabilidad de estos activos frente a una bajada, por substitución, de la rentabilidad de los bonos italianos, dando lugar a una apertura del spread de estos bonos.
Sin embargo, como podemos apreciar en el gráfico de Bloomberg, ésto no es lo que ha sucedido en los últimos años… Si analizamos desde el 27 de septiembre de 2012, fecha en el que el Parlamento de Cataluña aprobó una resolución pidiendo celebrar el referéndum de autodeterminación de Cataluña hasta la actualidad, observamos que el spread del bono español y el italiano se ha mantenido prácticamente plano. Los diferenciales ni tan siquiera han llegado a suponer 50 puntos básicos, es decir, una diferencia de 0,50% entre estos bonos.
Asimismo, en la actualidad vemos que el bono español a diez años cotiza con una TIR del 1,50%, mientras que el bono italiano cotiza a 1,36%, es decir, que apenas existe un diferencial de 14 puntos básicos entre las cotizaciones respectivas. Por lo que no… los inversores en la actualidad no padecen ningún miedo de una eventual secesión de Cataluña.
¿Por qué los inversores no están temerosos ante el conflicto catalán?
Es curioso que ante el riesgo de que España pudiera perder una parte tan importante de su economía, no hay miedo alguno por parte de los inversores. Es más, 2015 el año en el que se celebraron en Cataluña las nombradas «elecciones plebiscitarias», la economía española creció un 3,2% y en Cataluña la inversión extranjera avanzó un 57,8%, sumando 4.783 millones de euros.
La respuesta a por qué los inversores no están temerosos ante el riesgo de secesión lo podemos encontrar en los informes de las Agencias de Rating como Ficth, S&P y Moody»s y al apoyo que ha recibido externamente el movimiento independentista por parte de los líderes políticos.
Las agencias de rating no están vaticinando en ningún caso un escenario secesión, aunque sí de tensiones entre gobierno central y el gobierno autonómico, que como escenario más probable se resolvería con mayores competencias y en última instancia, con la aplicación del artículo 155 de la Constitución Española:
Fitch: «El gobierno central tiene amplios poderes para intervenir en los asuntos del gobierno catalán. Incluye la retención de ambos fondos ordinarios, apoyo a la liquidez extraordinaria, y la suspensión de la autonomía regional en virtud del artículo 155 de la Constitución Española y el control directo del gobierno central.»
S&P: «No se espera que una secesión de Cataluña. A pesar de una mayoría a favor de la independencia de los escaños en el Parlamento catalán, anticipamos que la región seguirá siendo parte de España sobre su horizonte de proyección a 2017. La falta de una mayoría de votos en las elecciones de 27 de septiembre, en nuestra opinión, debilita la pretensión de los partidos pro-secesión que ha ganado un mandato por la independencia.»
Moodyââ¬â¢s: «El escenario que contemplamos continúa asignando una baja probabilidad a que la región se convierta finalmente en independiente del resto de España. En el medio a largo plazo el escenario «bastante más probable» es que se produzca una mayor devolución de competencias al Gobierno de Cataluña.»
Externamente, cabe recordar que no hay un apoyo al proceso por parte de los líderes europeos, un efecto tranquilizador para la comunidad inversora. Angela Merkel comentó que «todos tienen que respetar, garantizan la soberanía nacional y la integridad territorial de los Estados», François Hollande comentó que «Cataluña es una región de España, por tanto, este es un tema interno de España. Es competencia de su soberanía en exclusiva. No tengo nada más que comentar al respecto» y David Cameron sobre el proceso de insistió en que debe hacerse «conforme al imperio de la ley».
El principal riesgo: La gestión de la deuda catalana
A pesar que no hay miedos en materia de independencias, sí se aprecian tensiones claras en la gestión de la deuda por la situación política. Recientemente, se ha publicado que el BCE no incorporaría en sus compras mensuales los bonos catalanes porque están calificados de bonos basura. Y en efecto, a día de hoy las Agencias de Calificación tienen la siguiente calificación sobre el emisor: Moody»s en Ba2 con perspectiva negativa, S&P en B+ con perspectiva negativa y Fitch en BB con perspectiva negativa.
Cataluña desde 2012 se financia a través de un fondo de liquidez autonómico, conocido como el FLA, dirigido y controlado por el Gobierno Central. Como podemos apreciar en el siguiente gráfico correspondiente al bono Gencat 4,801 con vencimiento al 07/31/20, los inversores han mejorado claramente su confianza desde 2012. De hecho el bono llegó a ofrecer un TIR del 14,14% a finales de julio del 2012.
Sin embargo, el FLA está despertando tensiones entre el ejecutivo español y el catalán. Por un lado el Gobierno del Estado quiere controles estrictos para que ese dinero no se dirija para «estructuras de Estado» o fomentar la independencia. Por otro lado, desde el Gobierno de Cataluña tiene en una baza de chantaje, si la Generalitat no pagase a los acreedores veríamos contagio al bono español. Todas estas tensiones se están notando.. De hecho, el 11/03/2015 el bono marcó mínimos (TIR de 1,94%), pero la tensión del «procés» han permitido llevar el bono hasta casi el 4% en la actualidad…