Qué puede pasar con el crudo y cómo afectará a la economía – deGerencia.com
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Qué puede pasar con el crudo y cómo afectará a la economía

Desde principios de año, el precio del barril de petróleo se ha hundido desde los 70 dólares hasta una horquilla entre los 20-30, niveles desconocidos desde los años 2002 y 2003, aunque desde mediados de semana, se ha producido un pequeño rebote.

Evidentemente, la principal razón de este desplome es la caída de la actividad económica que se está produciendo en todo el mundo. Menos transporte aéreo, menos transporte público y menos personas desplazándose en sus vehículos a trabajar significa mucho menos consumo de derivados del petróleo. Diversas estimaciones cifrarían esa disminución durante el mes de marzo en un rango que oscilaría entre los 4 y 10 millones de barriles diarios (bb/dd), sobre un consumo que ronda próximo a los 100 millones de bb/dd.

Por tanto, el mercado se enfrenta a una caída de la demanda sin precedentes en magnitud y en rapidez, que, además aún no ha tocado fondo. Aunque en China ya se está reactivando una parte importante de la economía, las medidas de confinamiento y las restricciones a la movilidad se extienden cada día por más ciudades y más países. Sin ir más lejos, India, el tercer consumidor mundial de crudo, acaba de anunciar el confinamiento de sus más de 1.300 millones de habitantes.

Pero los precios del crudo no sólo se desploman por la disminución de la demanda. También por hacen por el aumento de la oferta. A principios de marzo, Rusia rehusó sumarse la propuesta saudí de que la OPEP redujese su producción en 1,5 millones de bb/dd, para, precisamente, intentar frenar la caída de precios que ya se venía produciendo, debido a la paralización de la actividad económica en China. La respuesta saudí, fue un órdago en toda regla: aumentar su producción en 2,5 millones bb/dd, para inundar el mercado de crudo y provocar un desplome de precios sin precedentes. La misma estrategia que usó a partir del verano de 2014, pero ahora, de manera más acelerada. ¿Y por qué hace eso?

Las razones no están del todo claras, pero podrían ser varias. Por un lado, para demostrar a sus hasta ahora socios rusos, que deberían rectificar en su postura. La fuerte disminución de los precios, pondrá a la economía rusa en una situación comprometida, puesto que le generará un importante agujero presupuestario. Además, con esta medida, el reino saudí se asegura mantener o incluso incrementar su cuota de mercado y no perder clientes.

Por último, parece haber un interés en volver a poner contra las cuerdas a los productores americanos de shale oil, el crudo conocido popularmente como fracking. Aunque l os costes de producción de un barril de fracking se han se han reducido mucho desde 2015, todavía son superiores a los precios a los que cotiza actualmente el petróleo. Esto llevará, inevitablemente, a una disminución de la producción norteamericana en las próximas semanas y a colocar a muchas de las empresas que operan en el sector en una situación financiera muy delicada. Es decir, una guerra de precios para eliminar competidores No hay que olvidar que, gracias a la explotación del fracking, Estados Unidos ha triplicado en poco más de una década su producción, hasta el entorno de los 13 millones de bb/dd. Lo que le ha convertido en el mayor productor mundial y, además, le ha permitido empezar a exportar crudo, aunque todavía es un importador neto.

¿Qué consecuencias tendrán estos niveles de precios? Los países productores verán reducirse sus ingresos fiscales y sus exportaciones. Lo primero, les provocará un importante descuadre en sus cuentas públicas, pues su equilibrio presupuestario está calculado con niveles de precios mucho más elevados. Y la caída de las exportaciones, deteriorará sus balanzas por cuenta corriente. Además, los menores precios del crudo, provoca que sus monedas se deprecien de forma muy acusada, salvo en el caso de aquellos países que están utilizando sus reservas de divisas para mantener su tipo de cambio estable. En suma, menos crecimiento e importantes desequilibrios internos y externos, un escenario nada deseable ante la crisis sanitaria y la recesión mundial que se avecinan.

En cambio, los países importadores como España, se beneficiarán de la disminución del precio del petróleo, y más, en estos momentos tan complicados, pues verán notablemente reducido el coste de las importaciones energéticas. Pero, por otro lado, menos ventas de gasolinas o gasóleos por el confinamiento y por los ceses de actividad, junto con menores precios de los carburantes, suponen menos ingresos fiscales para Hacienda, justo cuando éstos son más necesarios para hacer frente al gigantesco aumento del gasto público que habrá que hacer para enfrentarnos a la crisis. Y eso, por no hablar del impacto negativo que están sufriendo las petroleras y otros agentes del sector.

Que el petróleo se mantenga en el entorno de los 20- 30 dólares, se recupere o incluso baje más, dependerá de si la apuesta de las autoridades saudíes es un farol o no. Lo que está claro, es que la demanda seguirá reduciéndose en las próximas semanas, por lo que, si no rectifican y disminuyen la producción, veremos niveles de precios mucho más bajos que los actuales, a pesar de que pueda haber rebotes puntuales en algún momento.



  • Ver original en Cinco Dias
  • Publicado el viernes marzo 27, 2020


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