¿Por qué no cierra la Bolsa cuando se paraliza todo lo demás? – deGerencia.com
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¿Por qué no cierra la Bolsa cuando se paraliza todo lo demás?

Confinar y cerrar se han vuelto los verbos más conjugados en las últimas tres semanas por culpa de la epidemia del coronavirus y su efecto en la economía. Colegios, restaurantes, tiendas… todo, salvo supermercados, farmacias y estancos han entrado en modo pausa hasta que se ponga fin al Estado de alarma que se prolongará hasta el 11 de abril. También la Bolsa y el resto de mercados financieros han escapado al confinamiento forzoso. En el mundo, únicamente la Bolsa de Filipinas echó el cierre, mientras los supervisores de los mercados desarrollados se comprometen a mantener abierta la negociación de acciones, bonos, materias primas, derivados, divisas…¿Es tan vital la Bolsa para las economías y sus ciudadanos que merezcan este trato especial que no han conseguido otras actividades?

Hay puntos de vista y argumentos para defender tanto el cierre como el seguir operando. La opción segunda es la que ha triunfado, pese a que el desplome del mercado estadounidense ha sido el más rápido conocido, solo comparable con el de 1933. Nunca Wall Street había caído tanto en una sesión y en tan pocas semanas había acumulado una pérdida tan abultada. En el caso de nuestro modesto Ibex 35, marcó un hito con el desplome del 14,08% en la sesión del pasado día 12 de marzo. El índice Dow Jones tuvo su peor día el 16 de marzo con una corrección nunca vista del 12,93%. Fechas y caídas para la estadística histórica.

Entre los partidarios de cerrar las Bolsas pesa esa visión de que el precio de la acción no se fija con ningún criterio durante una situación de pánico y de ventas generalizadas muchas veces forzadas por operaciones robotizadas. En el lado contrario, la liquidez, la posibilidad de convertir acciones en dinero contante y sonante es la idea que prima. Todo lo que sea no poder vender es un verdadero desastre.

Eso sí, tradicionalmente, los mercados de acciones han sido muy reacios a cerrar sus puertas. En la Bolsa española solo la Guerra Civil consiguió detener aquellos corros de negociación entre 1936 y 1940. En Estados Unidos, el fatídico 11 de septiembre dejó cuatro días inoperativo el mercado con consecuencias mundiales tanto por la paralización de las acciones como por la imposibilidad de valorar los fondos de inversión que tuvieran títulos estadounidenses: no se podían comprar ni vender.

Pero entre la apertura en momentos de pánico y el cierre total, en la década de los ochenta imperaba una fórmula intermedia aplicada en el crash de 1987. Cuando los valores llegaban a caer el 15%, se paraba la cotización y hasta el día siguiente no había manera de comprar o vender en el mercado. Unas horas para la reflexión, que se ofrecía como una alternativa frente a decisiones más extremas…



  • Ver original en Cinco Dias
  • Publicado el domingo marzo 29, 2020


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