Por qué la publicidad desleal no te interesa
La publicidad desleal no debería ser una opción. De hecho, el uso de algún tipo de engaño en la publicidad en un intento de ganar clientes no augura nada bueno para el éxito final de cualquier empresa.
El motivo es que, cuando el beneficio es el único objetivo y se opta por la publicidad desleal, el marketing priva a los consumidores de la información veraz necesaria para tomar decisiones informadas. Es solo la punta del iceberg. A partir de ahí, la cascada de efectos dañinos a lo largo de la cadena de negocios es imparable.
Efectos negativos de la publicidad desleal sobre los consumidores
El primer y más notable efecto negativo de la publicidad desleal y engañosa es que lleva a los consumidores a tomar decisiones desinformadas. Si a los consumidores no se les dice toda la verdad o se les muestran imágenes que contradicen o eclipsan los rasgos reales de un producto o servicio, es poco probable que tomen las mejores decisiones por sí mismos.
Eso les llevará a desperdiciar su dinero en un producto o servicio que no puede proporcionarles lo que buscan, o en un artículo que entraña dificultades que desconocen y a las que deberán enfrentarse tras la compra.
Los anuncios dañinos y engañosos pueden implicar garantías aparentes que se contradicen en letra pequeña, garantías falsas, costes ocultos o riesgos graves para la salud, con el objetivo de menospreciar a la competencia tratando de resaltar las virtudes del propio producto o servicio.
Consecuencias de la publicidad desleal para la empresa que aplica este tipo de tácticas
A primera vista, podría parecer que la publicidad engañosa perjudica a los consumidores y termina beneficiando a las empresas que emplean esta práctica. Pero la publicidad desleal y engañosa a menudo causa un daño significativo, incluso fatal, a las empresas que la utilizan. Los motivos tienen que ver con:
Represalias por parte del público objetivo. A los consumidores no les gusta ser estafados y, a menudo, tomarán represalias contra las empresas que los engañan. La mayoría de la gente no caerá en el mismo truco más de una vez. Además, un cliente enojado y decepcionado a menudo ofrecerá un boca a boca negativo, que puede implicar ataques en las redes sociales y, en ocasiones, demandas.
Desmotivación en los empleados. Los empleados de empresas que utilizan publicidad desleal pueden acabar soportando las consecuencias, al quedar atrapados entre el cliente y la publicidad. Por lo general, los empleados no redactan los anuncios ni los respaldan, pero cuando los consumidores sienten frustración tienen que tratar con ellos. Los clientes pueden dirigir su ira a los empleados que no pueden estar a la altura de las expectativas poco realistas generadas por anuncios engañosos. Incluso se les puede culpar directamente por un producto defectuoso. Cuando los empleados están sujetos a este tipo de condiciones desagradables, es probable que se vayan o que no trabajen tan duro, lo que genera más problemas para la empresa.
El efecto sobre la competencia podría ser uno de los peores resultados de la publicidad desleal. La competencia entre empresas debería beneficiar al consumidor al ofrecer mejores productos a menor coste y, además, es ventajosa para la industria entera, al fomentar la innovación y la exploración. La competencia obliga a las empresas a ser creativas y a gastar dinero en investigar y desarrollar nuevos y mejores servicios y productos.
La línea divisoria entre publicidad ética y no ética a menudo no está clara. Pero está claro que la publicidad desleal resulta contraproducente, haciendo que los consumidores se vuelvan en contra de la empresa y frustrando el propósito de la campaña de marketing, en primer lugar, y desencadenando también consecuencias a mayor escala, como las comentadas.