Plataformas móviles, gran negocio, ¿a costa del autoempleo?
Las plataformas móviles se han insertado en la economía mexicana y de Latinoamérica como una de las grandes opciones de negocio. Desarrollan un papel fundamental en las nuevas generaciones y, por si fuera poco, generan fuentes de empleo, o autoempleo, con las ventajas y desventajas que esto representa.
En realidad, las aplicaciones móviles son ya una llave de escape para las presiones laborales de todo el continente y, en especial, de economías tan grandes como la de México. Son un paliativo al gran problema; sin embargo, estos empleos que se generan tienen varias particularidades y una cosa en común: no son empleos que aporten a la seguridad social.
Empecemos por dimensionar el tamaño del negocio de las aplicaciones móviles como Uber, Rappi, Didi, Cornershop, Beat, etc.
Por ejemplo, hasta mediados del año pasado, se calculaba que Rappi utilizaba alrededor de 10,000 autoempleados en el país, Uber tendría el doble ya en las ciudades en las que presta sus servicios. Cornershop andaría también ya cerca de los 10 mil autoempleados, más lo que se acumule en las diferentes plataformas.
Los trabajadores que laboran en este tipo de empleos también tienen otra cosa en común, no cuentan seguridad social de ningún tipo. En algunos países de Latinoamérica, como Chile, estos trabajadores se han unido y lograron que las empresas fueran obligadas a proporcionar ciertos niveles de seguridad social, todavía no es el caso de México.
Tan sólo Rappi superó el año pasado los 100 mil trabajadores en los diferentes países en los que tiene operaciones en la región, y en la mayoría de ellos no aporta nada para la seguridad social de quienes colaboran con la compañía. Esta cifra muestra el tamaño de negocio y del ahorro en costos que tienen las empresas. Rappi ha dejado de comprar 100 mil motocicletas, o 100 mil automóviles, o muchos miles de camiones o miles de bicicleta, los ahorros son evidentes por un lado, y también por el lado del no otorgamiento de seguridad social a los miles de trabajadores que impulsan sus operaciones todos los días, aunque cabe aclarar que el IMSS permite la incorporación voluntaria de trabajadores independientes, con la desventaja de que tienen que pagar por tener derecho a servicio médico.
Sin seguridad social, ni pensión
La otra cara de la moneda es la de los trabajadores de este tipo de aplicaciones móviles, que forman parte ya de un auténtico ejército de repartidores con una característica común, todos deben contar con un vehículo automotor propio para llevar a cabo su trabajo, o cuando menos con una bicicleta. Asimismo, ellos cubren todos los costos asociados del automotor en cuestión, desde el combustible hasta el mantenimiento debido al uso. La ventaja es que estas personas pueden laborar el tiempo que quieran, los días que así lo decida y sin ninguna sanción más allá de que ganará según lo que trabaje.
Pero al no ser un trabajo fijo, con ingresos variables y que no está dado de alta en el IMSS y, por lo tanto, no contribuyen a la cuenta de ahorro para el retiro. El destino para muchas personas será no contar con una pensión y, los pocos ‘afortunados’ que la tengan, será inclusive mucho menor que la de un trabajador asalariado.
Si el panorama del retiro para las personas asalariadas en México es desolador, para quienes trabajan por su propia cuenta aterra. Si estas tienen una cuenta de ahorro para el retiro y aportan durante toda su carrera laboral, obtendrán solamente una quinta parte (21%) de la pensión que tendría empleado, de acuerdo con la información publicada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en su informe “Las Pensiones de un vistazo 2019”.
Es un hecho que las aplicaciones móviles son un negocio muy importante y que generan mucho dinero, aunque no se conocen las cifras oficiales de la mayoría de las empresas que compiten en los diversos mercados. No obstante, basta ver el crecimiento que tienen desde hace por lo menos 5 años, para saber de lo que se habla. Y son negocios muy atractivos, sobre todo para los inversionistas porque, si bien sus inversiones son importantes, la mayoría de las aplicaciones móviles, por no decir que todas, han creado ecosistemas económicos diferentes a los que predominaron hasta finales de la primera década de este siglo, eso les ha evitado, entre otras cosas, tener gastos operativos que, de otro modo, serían determinantes en el rumbo del negocio.
Así, Uber es una compañía de transporte de personas, de movilidad, que no tiene un solo coche para su negocio, el vehículo lo aportan quienes se afilian a la compañía para prestar el servicio de transporte. Cornershop y Didi Food, por ejemplo, no tienen siquiera una sola bicicleta para repartir la despensa o la comida que llevan a sus clientes, todos lo vehículo son propiedad de los afiliados, shoppers o como se les llame, que trabajan prestando esos servicios…