Los verdaderos riesgos de la IA
La investigación en IA es uno de los campos más interesantes y potentes en la actualidad, tanto en lo científico, como en lo tecnológico e incluso filosófico. Pero dada su naturaleza corre con el peligro de ser sujeto de relatos que mucho más tienen que ver con ciencia ficción disfrazada de periodismo que con la empresa más digna de la comunicación pública de la ciencia. Toda tecnología novedosa suscita este tipo de cobertura acrítica y apasionada.
Después de todo, la posibilidad con la que se coquetea es la de recrear aquella mítica capacidad que distingue a los humanos del resto de la naturaleza. Pero desviar la atención de este modo implica el peligro de ocultar los verdaderos riesgos de la IA. Una máquina no necesita ser ni remotamente inteligente como un humano para tener un impacto profundo y duradero en el futuro de la humanidad. Si bien el concepto de IA tiene más de 60 años, fue durante la última década que realmente vimos su explosión.
Mejores algoritmos, mejor capacidad de cómputo y mayor capacidad de almacenamiento a bajo costo se tradujeron en la rápida implementación de soluciones que involucran IA no solo en aquellos campos relativamente obvios –asistentes digitales, sistemas de recomendación de películas, libros, música, etc. – sino también en áreas como finanzas, política pública, asuntos legales e incluso en entornos laborales. En estos otros espacios las recomendaciones hechas por un algoritmo pueden tener importantes consecuencias…