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Los retos tecnológicos de Latinoamérica en la era inteligente

A finales de la década de los 80, Gabriel Contesse era uno de los pocos latinoamericanos que se movía con un celular en su bolsillo. El chileno, que recién se había radicado en Santiago, necesitaba el aparato unicamente para comunicarse con sus padres que vivían en otra región del país, sin saber que con ello se estaba convirtiendo en unos de los primeros early adopter de la región.

Casi 25 años más tarde, Contesse es el gerente General en Chile de Motorola Solutions y aún es un fanático de la tecnología. Asegura que haber conocido tempranamente dispositivos como el celular y el viper, le ayudó no sólo a mantener contacto con sus seres queridos, sino que también en términos profesionales. «Tener celular en esos años era un signo de estatus para algunos, pero para mi era una forma rápida de comunicarme y terminó transformándose en una de las razones por las que fui contratado en mi actual trabajo», dice el ejecutivo.

Y es que la masificación en los años 90 de estos dispositivos, junto con la paulatina penetración de computadores e internet, hicieron que toda una generación de usuarios comenzara a familiarizarse y a adoptar cada vez más rápido la tecnología en su vida cotidiana y procesos productivos, tendencia que ya había tomado forma en otras regiones del planeta. Junto a ello, la proliferación de inversiones en empresas de telecomunicaciones, haciendo cada vez más potentes y expansivas las redes, logró que gran parte de Latinoamérica se conectara con el mundo e impulsara los primeros desarrollos regionales en esta industria.

De hecho, según datos de la Red Iberoamericana de Indicadores de Ciencia y Tecnología (Ricyt), en 1990 el gasto en ciencia y tecnología de América Latina fue de US$12.092 millones; en 1999, de US$24.874; mientras que a finales de la década del 2000 llegaba a los US$62.311 millones, explicada fundamentalmente por Brasil, que lidera la región con US$29.542 millones. El crecimiento progresivo del gasto en esta materia, implicó también un aumento en el consumo tecnológico de los latinoamericanos, y una complejización en el desarrollo y uso de los dispositivos y sus respectivas aplicaciones.

Pero pese a estos avances en inversión, los retos para el desarrollo tecnológico de la región siguen siendo grandes. «El desafío para el futuro es que la red pueda crear un planeta conectado, uno que libere una inmensurable cantidad de posibilidades, innovaciones, y descubrimientos», dice Michael Frannea, director de Marketing para Latinoamérica y el Caribe de Juniper Networks. En efecto, pues las esperanzas y proyecciones de los desarrolladores mundiales y locales están puestas precisamente en la capacidad que tenga la industria tecnológica para hacer «ciudades inteligentes» y usuarios con acceso a dispositivos portables y con gran capacidad de cómputo.

La encrucijada. Los próximos 25 años en el ámbito tecnológico regional estarán marcados por una nueva encrucijada de desarrollo económico, que pondrá a prueba a Latinoamérica y su capacidad productiva en esta industria. Sin embargo, asistir a este proceso sin considerar a la innovación y a las exigentes nuevas generaciones de consumidores como un elemento central, puede provocar que la región se quede abajo de la era informática tal como sucedió con la industrialización. Por lo mismo, Enrique Plá, vicepresidente de Ventas Citrix para Latinoamérica y el Caribe, cree que hoy es imprescindible trabajar de la mano de los nuevos consumidores, pues en ellos está el «corp» de los desarrollos innovadores en esta materia. «Los denominados Generación Y, o Echo boomers, vienen a imponer una nueva forma de acceder a la tecnología, donde lo fundamental es: rapidez, simplicidad y movilidad que se logra desde cualquier lugar y aparato», dice el ejecutivo.

Estos dispositivos, sin embargo, deben ser alimentados por ecosistemas de aplicaciones igualmente eficientes, mercado donde la región tiene mucho espacio para crecer e innovar. «Acá hay mucha creatividad, Latinoamérica es tan buena como cualquier otra región, pero le falta un poco de tradición», dice Jere Erko, representante en Sudamérica de Rovio, la desarrolladora finlandesa del popular juego Angry Birds. «Hay que intentar probar algo nuevo, tomar riesgos, olvidar las reglas, porque la verdad es que no hay reglas».

Y en efecto, pues las innvenciones tecnológicas de las próximas dos décadas están mucho más allá del alcance de lo que nuestros ojos pueden ver, y se basan principalmente en ideas que están fuera de los parámetros de lo que indica el sentido común. ¿Un telefono móvil conversado con un afiche que promociona un producto? Sí, será posible de la mano de tecnologías como la Near Field Communication (NFC), con la que bastará con acercar un celular a otro para que se comuniquen e interactúen. «Lo mismo pasará entre un afiche de un Starbucks y un celular, bastará con eso para descargar y enviar información. Eso es algo que tiene mucho futuro, porque se pueden poner ofertas y diferentes mensajes que tendrán utilidad tanto para los videojuegos como para el comercio», dice Jere Erko.

Pero incluso, las ideas que probablemente revolucionarán esta industria aspiran a ir mucho más lejos. Por ejemplo, la computación cuántica en base a fotones (óptica) y no a electrones, como es actualmente, puede convertirse en realidad en el mediano plazo y mejorar el desempeño de los dispositivos en varias veces su poder de cómputo. «Esto significa que la computación óptica podría aumentar el poder del computador en gran magnitud, posiblemente de mil a un millón de veces», dice William Halal, profesor emérito de Admnistración, Tecnología e Innovación de la Universidad George Washington y autor del libro ‘La promesa de la tecnología: Conocimientos expertos en la futura transformación de la sociedad’.

Halal cree que a partir de 2018 podremos comenzar a ver los primeros computadores con ese poder de procesamiento, aunque aquello quedará en manos de la industria y la disposición económica de los consumidores, según estima Gabriela Gallardo, gerente de Negocios, Gobierno y Educación de Intel en el Cono Sur. «Nosotros ya estamos trabajando con fotones y haces de luz, pero la tecnología se hace masiva cuando se logran estándares y aparece la demanda que lo permita. Ponerlo en le mercado hoy, sería muy caro», dice la ejecutiva.

Bernardo Miretzky, especialista en Tecnología de AMD, también cree que «hay mucho campo para desarrollar en la computación cuántica», aunque considera que un avance más concreto para los próximos años está en la mejora constante del rendimiento de los procesadores. «Esto beneficiará a la gente porque comenzará a encontrar equipos cada vez más económicos y con una performance de recursos energéticos, como la duración de la batería, mucho más conveniente», dice el ejecutivo.

En ese sentido, las apuestas de los desarrolladores para el corto plazo estarán en otorgar de mobilidad y portabilidad a todos los dispositivos, la expansión en términos geográficos y de potencia de las redes inalámbricas, y en la integración definitiva de la infraestructura de las ciudades, aprovechándo toda la información digitalizada que se ha acumulado en el último siglo y que no está centralizada ni es posible operar. «La infructura que usamos hoy día junto con los aparatos que están dentro de nuestras casas, han estado desconectadas desde siempre, pero ya existe la tecnología para hacerlas hablar entre sí, lo que nos cambiará la vida como ciudadanos», dice Claudio Vergara, gerente de Tecnologías de IBM.

Lo descrito por Vergara es la denominada «internet de las cosas», tendencia que hasta la fecha tiene sustento teórico, pero escaso aprovechamiento práctico. Y quizás ahí está la oportunidad de Latinoamérica, un subcontinente que aún está en construcción de su infraestructura.



  • Ver original en America Economia
  • Publicado el domingo junio 12, 2011


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