Las estrategias para escapar del desempleo juvenil

Sólo el 19% de los jóvenes menores de 30 años ha logrado emanciparse. Y cada año son menos los que lo hacen, una tendencia que también está afectando a los que tienen entre 30 y 34 años, ya que cada día se topan con más dificultades para marcharse del hogar paterno. Claro que este bajo porcentaje de jóvenes que inicia su propio proyecto de vida no es de extrañar a la vista del escenario que dibuja el Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España: más de uno de cada tres está en riesgo de pobreza; y entre los que trabaja, el 23% sufre pobreza laboral.

Cuesta llegar, y mucho, a final de mes. El salario medio de los jóvenes no llega a 900 euros al mes. Los alquileres se han disparado de tal forma que necesitan el 85% de su salario para emanciparse. Y la precariedad es la cruz de su día: el 47,7% de los menores de 30 años asalariados con estudios superiores se encuentran sobrecualificadas; el 92% de los contratos a este colectivo son temporales…

El sistema productivo
La incertidumbre es el pan nuestro de cada día. La educación es la llave para acceder al empleo, está claro, pero antes hay que hacer los deberes como explica el profesor Francisco Javier Velázquez, profesor de Economía Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid. En su opinión, el fallo está en el sistema productivo. «Tenemos —cuenta— una estructura productiva de baja cualificación, que no se corresponde con el nivel de desarrollo avanzado de nuestra economía. El sistema no absorbe el capital humano que formamos. El empleo está en el comercio y el turismo, también hay nicho en los departamentos de comercio exterior de las empresas, y la construcción está absorbiendo parte de jóvenes no cualificados. Pero eso no absorbe a todos los jóvenes que están más formados».

En concreto, Velázquez se muestra favorable a impulsar procesos de inserción en la empresa ya que «un gran porcentaje de estudiantes consigue su primer trabajo en la empresa donde ha hecho las prácticas. Habría que articular convenios con las compañías, bien regulados para que no se cometan abusos».

«Un gran porcentaje de estudiantes consigue su primer trabajo en la empresa donde ha hecho las prácticas»

El impulso a la Formación Profesional y a modelos de inserción laboral en la empresa son las fórmulas más concretas que defienden los expertos para hacer crecer el empleo de los jóvenes. «No debemos pensar que todo deben ser grandes carreras y máster. La Formación Profesional con itinerancia y con un verdadero aprendizaje en las empresas, bien regulado puede servir y es absolutamente necesaria para personas con menor cualificación», propone Eduardo Magaldi, responsable de Juventud de UGT.

«Teniendo en cuenta que el desempleo es mucho menor entre los universitarios, cabe pensar que si se desarrolla un buen plan para la Formación Profesional ayudaría a muchos jóvenes a encontrar empleo, como ocurre en otros países», sostiene Luis Pérez, responsable de Relaciones Institucionales de Randstad.

Pero el empleo tiene que ir acompañado de mejores condiciones laborales. «Si aumentas los salarios y no aumentar la productividad el resultado es el desempleo. Hay que conseguir que el incremento de salario vaya ligado a un incremento de la productividad. Y esto se logra a través del desarrollo tecnológico y a través de la formación de las personas. No podemos caer en aumentar los salarios ligándolo al aumento de precios. Eso puede generar inflación. Por eso, se necesitan remodelar los sistemas de formación en el empleo», explica Luis Pérez.

La temporalidad es otro caballo de batalla para muchos. Luis Pérez no lo ve así. «Es necesaria y positiva», afirma. «Muchas personas cogen así más experiencia. Lo que debe hacerse es gestionar de forma legal la temporalidad y eliminar los abusos que se cometen», asegura. En una época en que soplan vientos favorables para la economía, quizá sea el momento de acometer la vieja asignatura pendiente del desempleo juvenil, porque al final «los jóvenes quieren ver que sirven para esta sociedad, quieren participar en ella e independizarse», dice Magaldi.