«La revolución tecnológica no destruye empleos, los transforma» – deGerencia.com
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«La revolución tecnológica no destruye empleos, los transforma»

El internet de las cosas, los dispositivos móviles, la nube inteligente… Casi como de puntillas, la llamada revolución silenciosa ha llegado a nuestras vidas. Ya no nos relacionamos como antes, ni consumimos de la misma forma, ni las empresas de más éxito siguen la receta de unos años atrás. El mundo se ha transformado sin apenas tiempo para darnos cuenta. «Y esto es solo el principio». Recién nombrado presidente para Iberoamérica de Microsoft, César Cernuda es el español que más alto ha llegado en el gigante tecnológico. Pocas voces como la suya pueden explicar la profundidad de los cambios que «tenemos la suerte de vivir».

—¿Hacia dónde nos lleva la revolución digital?

—Hasta ahora solo hemos dado los primeros pasos, pero estamos en el camino para convertirnos en un mundo completamente digital. Soy muy optimista. Estoy convencido de que nos va a llevar a un mundo mejor, en el que vivamos con más comodidades, aprendamos más y aprovechemos mejor nuestro tiempo. El sentido de la vida no es otro que ser felices y yo creo que la tecnología puede ser una herramienta muy eficaz para ayudarnos a conquistar esta meta.

—¿Está la sociedad preparada para el cambio? ¿Ha llegado la revolución también a las mentalidades?

—Es cierto que hay personas que no han cambiado porque, en realidad, no quieren hacerlo. Pero también hay personas que han abrazado con ilusión los nuevos tiempos y están muy contentas con ello. Pero es que lo que estamos viviendo es imparable, es algo que está pasando. La clave está en mirarlo desde otra perspectiva: si pensamos en la juventud, el cambio ya se ha hecho.

—¿Cómo se puede explicar lo que está pasando a alguien ajeno a las tecnologías?

—Para entender lo que está pasando es fundamental comprender dos conceptos: la movilidad y la nube. Hoy más que nunca necesitamos ser capaces de acceder a datos e información desde cualquier lugar. Eso es la movilidad, no solo los teléfonos móviles. Ahora bien, para poder acceder a estos datos, antes deben estar almacenados en algún sitio. Y ese sitio es la nube. Lo que te permite consultar desde cualquier sitio tus fotos, tus archivos, tus contactos… Lo que te permite trabajar desde casa como si estuvieras en la oficina. Si estos dos conceptos han vuelto del revés las relaciones sociales, imaginemos lo que pueden hacer en el mundo de las empresas. El potencial es infinito en términos de productividad.

—Precisamente este es uno de los argumentos de los enemigos de esta revolución: alegan que producirá una enorme destrucción de empleo.

—Esto no es lo que está ocurriendo. No se están destruyendo puestos de trabajo, lo que pasa es que se están transformando. Solo hay que pensar en cuánto dinero se ha generado con la creación del mercado de las aplicaciones y las «startups». De hecho, todas las empresas actualmente se están convirtiendo ya en una «startup» porque están invirtiendo muchísimo en tecnología para digitalizarse. Esto está generando mucho empleo y, además, mucho más cualificado. Así que en el fondo lo que estamos viendo es una enorme transformación en la demanda de empleo.

—También Microsoft ha tenido que reinventarse.

—Por su puesto. Estamos en una industria que cambia muchísimo. Yo llevo 16 años en la compañía y cada año toca cambiar. Antes vendíamos licencias, «softwares», y ahora lo que consumen nuestros clientes son los servicios en la nube mediante el pago de una suscripción. Ni el modelo de negocio es el mismo, ni el tipo de servicio que ofrecemos, ni si quiera los clientes. Es un gran reto, sin duda, pero también es un momento muy bonito, muy refrescante.

—¿Cuál es ahora su estrategia?

—La misión de nuestra compañía es crear un mundo mejor donde las empresas y las personas puedan hacer más. Y esto se basa en tres grandes pilares: crear una informática mucho más personal, mejorar la productividad en los procesos empresariales y lograr una nube inteligente. Estos son los retos que afronta Microsoft para crear el mundo mejor del que hablábamos.

—¿Qué es la nube inteligente?

—Para entender el concepto de nube inteligente hay que imaginar un sitio donde no solo se almacenen datos, sino donde además se pueda acceder a ellos y analizarlos. Lo que ocurre es que actualmente los datos ya no son solo los que encontramos en una base de datos tradicional, lo que llamamos «datos estructurados». La explosión de internet y las redes sociales ha inundado la red de información no estructurada. Por ello, tener una tecnología inteligente, que sea capaz de leer ambos, marca la diferencia. Solo hay que pensar por un momento en la banca. Las entidades tienen muchísimos datos de sus clientes, pero no disponen de estos «datos no estructurados», aunque es una información pública, que está ahí, al alcance de la mano. El hecho es que si consiguen cruzarlos probablemente serán capaces de tomar mejores decisiones, dar créditos con menos riesgos, conocer mejor a sus clientes y ofrecer un servicio de mayor calidad. Otro ejemplo lo encontramos en la Fórmula 1, en la que Microsoft ha hecho fuertes inversiones. Los coches llevan unos sensores que mandan datos en cada vuelta para ayudar a los ingenieros a decidir si es el momento de cambiar una rueda o hacer ajustes para que el coche vaya más rápido. Es apasionante. Por eso el punto de inflexión de toda esta revolución industrial está en la nube. Esto es el internet de las cosas: un dispositivo cualquiera que sea capaz de captar información y transmitirla de una forma inteligente. Y nosotros lo hemos hecho con una tecnología llamada Azure.

—¿Le preocupa la gestión de la privacidad de los datos?

—La privacidad y la seguridad me preocupan y mucho. Pero me preocupan en la medida en que las personas no sepan utilizar bien la tecnología. Por eso uno de los mayores retos que tenemos por delante es ayudar a la juventud a entender y manejar su privacidad.

—¿Es más seguro para una empresa guardar sus datos o depositarlos en la nube?

—Microsoft invierte más de 1.000 millones de dólares al año en seguridad. Así que puedo decir que es difícil encontrar un sitio donde los datos vayan a estar más seguros. El mejor ejemplo es que, en estos momentos, Microsoft está en juicio contra el Gobierno americano porque nos está solicitando los datos de un cliente en Irlanda y consideramos que no les pertenecen. Así que no se los hemos dado y les hemos denunciado. Los datos no son nuestros, sino de nuestros clientes. El éxito de internet, del mundo de la nube y, en definitiva, de esta nueva revolución pasa por que la sociedad tenga la confianza para utilizar lo que ofrecemos.

—¿Qué fortalezas y debilidades tiene España para competir en este nuevo mundo digital?

—Tiene un gran talento y la suerte de ser un país en el que se vive muy bien. Estos últimos años la emigración ha crecido bastante y eso es bueno. Me gusta que el talento tenga experiencias internacionales para luego volver a España. Aunque aquí se encuentra también el que quizás sea nuestro punto débil. En demasiadas ocasiones creamos empresas con una visión local, pensando solo en el mercado español. Y para expandirse y escalar, la nube puede ser un factor fundamental porque democratiza el acceso a la tecnología. Tenemos grandes empresas en España y también grandes pymes. Solo falta que se animen a salir a comerse el mundo.

—¿Hasta dónde va a llegar la tecnología?

— Durante años hemos estado utilizando la informática de una manera muy lineal. Nos acostumbramos a usar un teclado, un ratón, una gran pantalla… Pero ahora hemos cambiado nuestros hábitos, hemos logrado que la informática sea más personal. Para nosotros, este mundo acaba de empezar y va a cambiarnos la vida. Por ejemplo, en el campo de la holografía, que va más allá de la realidad virtual. Va a ser determinante en el mundo de los juegos, sí, pero también en la construcción, la robótica, la medicina… En la frontera de Corea del Norte y Corea del Sur tenemos una tecnología que detecta los movimientos y es capaz de diferenciar si son animales o personas. O simplemente Windows 10 reconoce los ojos del usuario al abrir el ordenador y directamente abre su sesión. Todavía nos queda mucha magia por ver. No somos conscientes de hasta dónde pueden llegar las cosas.

—¿Se puede competir contra Adroid y iOS?

—En la parte de sistema operativo y movilidad nosotros hemos optado por cambiar de estrategia y vamos a centrarnos en menos países y en menos dispositivos, además de enfocarnos en la parte de productividad en las empresas. Es cierto que hemos estado invirtiendo en dispositivos propios y en terceros, pero realmente nuestra visión y nuestra estrategia se basa en ser capaces de dar soporte a los servicios independientemente del sistema operativo que tenga el dispositivo móvil. Por ejemplo, una de las aplicaciones que más se utiliza en iPhone es Windows 365. Nosotros hemos querido abrirnos para que todos nuestros productos que permiten a las empresas ganar productividad puedan utilizarse independientemente del sistema operativo.

—¿Cómo pueden mejorar las empresas su productividad con el uso de la tecnología?

—Durante muchísimos años, la productividad se midió como una relación entre los productos obtenidos y las horas de trabajo. Pero ese concepto es antiguo. Hoy, la productividad se basa principalmente en el trabajo en equipo. Por eso uno de los grandes retos de Microsoft es facilitar el intercambio de información. Así es como se consiguen equipos mucho más ricos. La otra clave para aumentar la productividad es que esta información compartida pueda ser accesible desde cualquier sitio y en cualquier momento. Nosotros hemos invertido en una tecnología que llamamos Office 365 con la que ofrecemos diferentes herramientas de gestión de portales, documentos, etc… Todas ellas orientadas a aumentar la productividad de las empresas…



  • Ver original en Diario ABC
  • Publicado el domingo agosto 28, 2016


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