IA, la manzana de la discordia
En 2016 un sistema de inteligencia artificial llamado AlphaGo derrotó al campeón mundial de Go en Seúl. Aparecía con AlphaGo una forma de inteligencia artificial llamada «machine learning» o máquinas con capacidad de aprender.
En Estados Unidos aplaudieron porque lo consideraban un paso adelante que daba la tecnología. En China, donde vieron el partido 280 millones de personas, lo que más importó era que una máquina propiedad de una compañía californiana, Alphabet, había conquistado un juego inventado hace 2.500 años en Asia. Después de ese shock, China decidió lanzarse a la conquista de la inteligencia artificial. Lanzarse a lo grande.
En mayo 2017, dos meses después de un segundo triunfo de AlphaGo frente a un campeón chino de Go, China presentó su Next Generation Artificial Intelligence Development Plan, un documento que trazaba la estrategia del país para convertirse en líder global en IA para 2030.
Todas las grandes tecnológicas chinas se enlistaron en el proyecto. A Alibaba se le pidió que desarrollara un «City Brain», para registrar los datos recolectados por los miles de cámaras callejeras y usarlos para controlar los semáforos.
Xi Jinping anunció ese año que Inteligencia artificial, biga data y las tecnologías centrales de Internet serán los instrumentos para la transformación de China en una economía industrial avanzada en las próximas décadas.
Mientras China aceleraba por ese camino, Estados Unidos aplicaba el freno. Con la asunción de Trump al poder, todos los informes sobre inteligencia artificial de la era Obama fueron descuidados. La IA no estaba en el radar de la administración.
Recién ahora, a instancias del Pentágono, la administración Trump ha comenzado a financiar iniciativas nacionales de IA, relatan Nicholas Thompson e Ian Bremmer en Wired.
Si bien la crisis de la democracia tiene muchas causas, la irrupción de las redes sociales tiene mucho que ver. Han demostrado en los últimos años que, lejos de difundirla, la corroen…