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Hábitos, vuelven a casa por Navidad

“Las personas no deciden su futuro, deciden sus hábitos y sus hábitos deciden sus futuros” decía F.M

Todos los años por Navidad, hay 3 cosas características que están en todas las familias:

.- EL anuncio del Turrón de Suchard.

.- La frase antes de las campanadas: “Voy a ir al baño por ultima vez en el año“.

.- Y los propósitos de fin de año.

Aunque este año, muchos siguen repitiendo por los propósitos que querían para el año pasado. Otros han hecho un acto de fe y se han propuesto cambiar hábitos para el año entrante. Pero otros han decidido que ya no quieren más propósitos, sino que fluirán con el año.

Aún así, queramos o no, los medios de comunicación, el 31 de diciembre, siempre hablan de cómo comernos perfectamente las Uvas y de los propósitos de año nuevo.

Y para conseguir unos propósitos, tenemos que tener unos hábitos.

Como podrás saber por propia experiencia, los hábitos juegan a nuestro favor, como también a nuestra contra.

Hay tres motivos por lo que no conseguimos los propósitos del año:

.- Porqué no tenemos paciencia.

Queremos tener el vientre plano para finales de enero, queremos tener ya pareja para San Valentín y queremos ser “influencer” para marzo para que nos inventen a los festivales de forma vip. Y las cosas no van así. Todo lleva su tiempo, quieras o no.

.- Porqué siempre nos fijamos en lo que queremos conseguir. Y no, en lo que realmente importa, que es en la persona que nos queremos convertir.

Si realmente nos preguntáramos antes, en el tipo de personas que nos queremos convertir y no hiciéramos caso, a los “propósitos que están de moda o que nos recomiendan” los demás, la cosa iría mucho mejor. ¿Por qué? Porque nuestros propósitos los haríamos nuestros, siendo los hábitos para alcanzarlos mucho más fácil de integrarlos en nuestra vida. Y todo porque es lo que REALMENTE QUEREMOS NOSOTROS, no por modas ni “por el qué dirán”.

.- Nos movemos por la Ley del mínimo esfuerzo.

Ya de pensar que tenemos que ir al gimnasio, ponemos de excusa el frio o que llueve. Ya de pensar que tenemos que dejar de comer esa palmera de chocolate si queremos perder peso, teniéndola en nuestras manos.. Mandamos por ahí a los propósitos y todo porque nos movemos por la ley del mínimo esfuerzo

Lo que suponga mucho esfuerzo para nosotros, tiene poco futuro en nuestra vida.

A día hoy, ¿Quién eres?

No eres el titulo que pone en tu tarjeta de presentación. NO eres desempleado porque no tengas trabajo. NO eres experto en algo, porque tú mismo te hayas puesto dicho título.

ERES TUS HÁBITOS.

Estás con algún kilo de más, porque tienes el hábito de comer entre horas y comida basura. No tienes a nadie que te llame para tomar un café o hacer algo, porque tienes el hábito de cuando tienes pareja dejas a todo el mundo de lado.

Somos nuestros hábitos, nos guste o no.

Y si realmente queremos cambiar, tenemos que empezar por cambiar nuestras creencias.

Nuestros hábitos son respuestas a deseos ancestrales.

No es la primera vez que veras en alguna entrevista o alguien te dice: “Si es que yo estoy así, porque cuando me pongo nervioso me da por comer..” Lo que te está diciendo es que cuando siente incertidumbre, nerviosismo, sus conducta es comer , porque le hace sentirse tranquilo y seguro. ¿O es que los alcohólicos, no suelen utilizar la bebida para olvidarse de la realidad que tienen?

Los hábitos son una conducta, que de tanto repetirla, se han convertido en algo automático en nuestra vida, ante un estímulo.

Por lo tanto, si queremos cambiar nuestros hábitos, no nos debemos fijarnos en la meta, sino en la forma en la que se construyen dichos hábitos.

Se ha escrito mucho sobre los hábitos, pero recientemente leí “Hábitos atómicos. Cambios pequeños. Resultados extraordinarios“, en los que habla de un método para la implementación de nuevos hábitos en nuestra vida, que he probado y da resultado.

¿Qué recomienda?

HACERLO DE FORMA OBVIA.

Todo hábito se inicia con una señal.

La señal que crees sentirte triste, hará que vayas en búsqueda y captura de chocolate o de chucherías. La señal de que tu pareja ha dado un portazo, hará que sepas que ha pasado mal día y que no vienen con un buen humor.

La señales provocan las ganas de satisfacer esas necesidades ancestrales que te he comentado anteriormente. Pero si además estás en un ambiente, en el que las señales te golpean sin parar.

Así que si realmente quieres cambiar de hábitos, tienes que cambiar de contexto en el que te mueves. No lo olvides.

¿Cómo hacer algo de forma obvia?

Si tienes un “socio” que te controle durante tu revolución, genial. Ese control te ayudará y motivará mucho más. Pero si no tienes a nadie. proponte que a tal hora después de salir de trabajar o de tomar café con la Paqui , me iré al parque a darme una vuelta.

Eso hacer una cosa de forma obvia. Ponerle fecha, hora y lugar.

Pero si después de ir a pasear por el parque, pones que cenarás una ensalada, o que beberás dos litros de agua tras ir a correr por el monte, hace que la suma de nuevos hábitos y que tú relacionas con pensamientos positivos, se refuercen cada vez que los realizas.

HACERLO MÁS ATRACTIVO.

Cuando vemos ese plato de judías verdes que nos toca para cenar, se nos cae el alma al suelo. Lo vemos desangelado, triste y no motiva nada. ¿Y no ponemos figuritas, símbolos, hacemos el avioncito para que se coman la verdura nuestros hijos y sobrinos?

Pues si queremos introducir algo nuevo en nuestra vida, démosle un toque que nos atraiga, porque sino estaremos dándole la oportunidad a la ley del mínimo esfuerzo que haga acto de presencia, y nos gane la partida.

Cuánto más atractivo es lo que queremos realizar, más fácil será que se produzca.

Y recuerda, cuantas menos tentaciones tengas para que no se produzca lo que deseas hacer, más fácil será que se realice.

HACERLO SIMPLE

Nos encanta complicarnos la vida. Y como he dicho ya muchas veces, todo es muy simple. Queremos los datos , las experiencias que viviremos, cuando conseguiremos los sueños que tenemos y cómo nos sentiremos. Antes de empezar, ya estamos pensando en la meta, cuando en realidad nos tenemos que centrar en el sistema que lo integra.

Deja de planificar, deja de pensar, deja de imaginar qué pasará, que no pasará… Y PONTE EN MARCHA. Cuánto más planifiques, más ganará la Ley del Mínimo esfuerzo, recuerda.

Y una cosa quería decirte, déjate de hacer “pajas mentales” con eso que en 21 días ya estará integrado el hábito en tu vida. No se trata de los días que repites el nuevo hábitos, sino de las VECES que repites el nuevo hábito.

HACERLO SATISFACTORIO.

Si cuando has hecho tu hábito no te sientes satisfecho, que has alcanzado un hito hasta ahora imposible para ti. ¿Qué has hecho? NADA.

Seamos claros, esto es como el sexo, lo repetimos porque nos resulta satisfactorio. Cuando comemos algo y no nos gusta, pasamos de ellos. Pues con tus hábitos igual.

Solo repetimos aquello que nos hace sentir bien, recuérdalo.

Pero sobre todo recuerda, no se trata de qué quieres conseguir, sino en qué tipo de persona te quieres convertir. Eso es la punta de lanza en toda transformación.

¿Qué hábitos te has propuesto cambiar este año?



  • Ver original en Principios de un Comienzo
  • Publicado el viernes enero 8, 2021


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