Europa acelera sus planes para ser líder mundial en energías limpias
Europa tiene que ser más verde en materia energética. Esta frase puede resumir el ambicioso proyecto legislativo aprobado esta semana por la Comisión Europea para fomentar más la implantación de la energía renovable, reducir el consumo y las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera nada menos que en un 40% de aquí al año 2030.
El comisario europeo de Industria y de Acción por el Clima, Miguel Arias Cañete, aseguró el día de la presentación que «estas nuevas reglas pondrán a Europa en primera línea de la transición hacia una energía limpia. Tras el acuerdo de París, la Unión Europea continúa su plan de acción».
En octubre de 2014, Bruselas se fijó como objetivo que el 27% del consumo de energía tuviera origen renovable en relación a los niveles de 1990. En todo caso, la política proactiva de Europa en esta materia le permitirá posiblemente rebasar el mínimo del 20%que se había fijado en el año 2020.
Otra de las novedades es que Europa se ha planteado un objetivo de eficiencia energética, o lo que es lo mismo, un ahorro del 30%, de modo que disminuya la dependencia europea de la importación de energía. Esta medida podría suponer un ahorro de 70.000 millones de euros en la factura de la importación de energía de origen fósil.
Más energía renovable y menos consumo, entre las claves de la nueva norma, que tendrá que contar aún con el Parlamento y el Consejo
El Parlamento Europeo ha pedido en numerosas ocasiones que este ahorro de energía se fijara hasta en un 40%, iniciativa que contaba con el apoyo de los grandes grupos industriales del Viejo Continente como Philips, Schneider Electric, Siemens o Veolia, unidos en la Alianza Europea para el Ahorro de Energía (Euase).
Y como nunca llueve a gusto de todos, la principal patronal europea, Business Europe, ya ha asegurado que este objetivo obligatorio de reducción del consumo de energía es un modo de reducir el mercado europeo de derechos de emisión de carbono, en el que ellos han participado activamente en los últimos años comprando derechos para poder contaminar. Vender estos derechos tampoco es una opción, ya que el mercado está muy deteriorado por los bajos precios.
Lo que traen las renovables
Las energías limpias atrajeron en 2015 una inversión global superior a los 300.000 millones de euros y, según las previsiones, se movilizarán hasta 177.000 millones de euros de inversión pública y privada al año a partir de 2021, montante que puede generar un aumento extra del Producto Interior Bruto (PIB) europeo de hasta un 1% durante la próxima década y crear 900.000 empleos.
Según datos de la Agencia Internacional de la Energía, la electricidad de origen renovable rebasó ya en 2015 a la procedente del carbón. El plan es que en 2030 la mitad de la energía que se genere en Europa proceda de renovables y que en 2050 no haya ningún MW que tenga como origen el carbón.
El sector de las renovables da trabajo en Europa a algo más de un millón de personas y, concretamente, en el sector eólico ha multiplicado por cinco sus trabajadores entre 2005 y 2013.
El crecimiento en energías renovables ha sido posible en parte por la utilización de nuevas tecnologías que han permitido un considerable ahorro en emisiones de gas de efecto invernadero. Las inversiones previstas para este sector en todo el mundo entre 2014 y 2035 se elevan a 6.800 millones de euros, con un gran potencial de crecimiento fuera de Europa también. En los últimos años las inversiones en activos de generación de energía renovable han representado el 85% del total, sobre todo en los niveles bajos de voltaje.
Más seguridad jurídica
La idea de Bruselas es que la nueva Directiva de energía renovable, junto con las propuestas de diseño del nuevo mercado de la electricidad y de gobernanza, construirán un esquema regulatorio que dará seguridad a los inversores y pondrá en marcha unas reglas de juego para las diferentes tecnologías que no supondrá una amenaza para los objetivos europeos en materia de reducción de emisiones. Este alza de las renovables tendrá que venir acompañada, según la Comisión Europea, de cambios en los mercados mayoristas de energía, de tal modo que se adecúen más a las condiciones de la producción y permitan hacer intercambios a corto plazo.
El amplio paquete legislativo generará 900.000 empleos e inyectará 190.000 millones de euros a la economía
Otra de las patas de la reforma energética es la renovación de los edificios para reducir la pérdida de energía que se produce en muchos de ellos en los que, incluso, hay que abrir las ventanas en invierno ante la imposibilidad de regular la calefacción. Según las estimaciones de Bruselas, dos tercios de los edificios datan de antes de las normas de eficiencia con lo que son firmes candidatos a la renovación que, calcula, generará un negocio de entre 80.000 y 120.000 millones de euros para las pymes de aquí a 2030. Tres de cada cuatro casas en Europa se calientan, o refrigeran, con combustibles fósiles, lo que corresponde con el 68% de las importaciones de gas de la Unión Europea, lo que es un claro signo del lento crecimiento que está teniendo la energía limpia en un sector que supone la mitad de las necesidades europeas en materia de energía. La idea de Bruselas es que cada país aumente un punto porcentual anual su consumo de energía renovable de aquí a 2030.
Entre los puntos controvertidos de la reforma figura en lugar destacado el denominado «mecanismo de capacidad», que permite remunerar a los productores de electricidad que mantienen operativa su capacidad para atender los posibles picos de consumo pero que, como es lógico, no son necesariamente rentables. En la actualidad hay varios países, entre ellos Francia y Reino Unido, que tienen ya un mecanismo de estas características a nivel nacional pero que, en sí mismos, constituyen una anomalía ya que la idea es que el mecanismo tenga una estructura europea y que cada país pueda contar con la capacidad energética de su país vecino gracias a las interconexiones.
Arias Cañete explicó que Bruselas vigilará de cerca estas herramientas para que no se conviertan en subsidios indirectos de las energías fósiles, como temen las organizaciones ecologistas.
¿Y los consumidores?
Pues según Bruselas van a estar entre los beneficiados por esta reforma, ya que los precios de la tecnología solar y eólica han bajado en un 80 y un 30-40% respectivamente entre 2009 y 2015, lo que ha animado a muchos ciudadanos a producir su propia energía.
Además, según la CE, los consumidores europeos tendrán mejor elección de proveedores, acceso a compradores de precios energéticos fiables y la posibilidad de introducir su propia energía.
Los precios de la solar y la eólica han bajado en un 80 y un 30-40% respectivamente entre 2009 y 2015
La novedad será que quienes produzcan anualmente hasta 10 MWh, en el caso de los hogares, y hasta 500 MWh, en el de las empresas, no se considerarán productores de energía y por tanto tendrán un trato diferenciado, de forma que algunos países tendrán que modificar su legislación, como el caso de España con el llamado «impuesto al sol».
En relación a las mencionadas interconexiones, una de las asignaturas pendientes de este sector, vuelve a haber otra iniciativa por parte de Bruselas para que el 15% de la energía de la Unión Europea pueda ser transportada a otros Estados miembros. A más interconexión habrá más convergencia en el precio de la electricidad a nivel comunitario y no se producirán las grandes diferencias actuales. Como se aprecia en uno de los gráficos de esta página, España es el sexto país europea con la electricidad más cara para los hogares, según datos de la Comisión Europea…