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Emprendedores: no es tiempo de desaliento

El desaliento nunca debe formar parte del espíritu emprendedor. Hoy más que nunca, Covid-19 mediante, vale recordar que para emprender está permitido caer y prohibido no levantarse.

Emprender no es soplar y hacer botellas. No alcanza con tener una idea buena; hay que implementar, gestionar, invertir, contratar, vender, cobrar, pagar, consolidar… y además tener la cuota de suerte necesaria que puede hacer la diferencia a favor.

Cada emprendedor es un diamante en bruto e iniciar un negocio es un proceso de pulido de la personalidad constante. Después de ser extraído de la mina, el diamante es sometido a una serie de pulidos profundos e incesantes y solo después de este proceso brilla en su máximo esplendor y vale una fortuna.

En forma similar, hacer realidad el sueño de la empresa propia te somete a varias etapas donde el ego, la soberbia, la falsa humildad y los preconceptos, se pulen. Este proceso suele tener momentos de dolor intenso, golpes y caídas, por eso hay emprendedores que quedan en el camino. Si bien es cierto que no todos pueden emprender, también es real que muchos abandonan sin darse la oportunidad de pulirse, templarse y brillar.

En tiempos de pandemia es necesario agregar valor, escuchando y observando a los otros; es tiempo de iniciar emprendimientos que mejoren la vida de las personas; es tiempo de co-crear y compartir. Es tiempo de ser y hacer antes que decir; es tiempo de inspirar y no de mandar.

Más que nunca hay que decirle NO al desaliento y no darle espacio para que entre en nosotros ni otros. No es un lujo que nos podemos dar ni un hábito que debemos cultivar.

El desánimo es un arma cargada por el diablo y si no me creen, lean el siguiente cuento:

“Cierta vez corrió la voz de que el diablo se retiraba de sus negocios y que vendía todas sus herramientas al mejor postor. La noche de la venta estaban todas las herramientas dispuestas deforma que llamaran la atención. Por cierto, era un lote siniestro: odio, celos, envidia, malicia, traición, además de todos los otros elementos del mal.

Aparte del lote había un instrumento que parecía inofensivo en forma de cuña, muy gastado y cuyo precio era mucho más alto que todos los otros. Alguien preguntó al diablo que como se llamaba ese instrumento.

– Desaliento —fue la respuesta.

– Y ¿Por qué su precio es tan alto? —le preguntaron.

– Porque ese instrumento me es más útil que cualquier otro, con él puedo entrar en la conciencia de un ser humano cuando todos los demás me fallan y una vez dentro, por medio del desaliento, puedo hacer de esa persona lo que se me antoja. Está muy gastado porque lo uso con casi todo el mundo y como muy pocas personas saben que me pertenece lo puedo usar continuamente para lograr mis propósitos.

Y como el precio del desaliento es tan, pero tan alto, aún hoy sigue siendo propiedad del Diablo”

Feliz semana, felices emprendimientos, feliz vida para todos.

Marcelo Berenstein



  • Ver original en EmprendedoresNews
  • Publicado el martes abril 14, 2020


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