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El país que deja Macri: la economía cuatro años después

En tres de los cuatro años del gobierno de Macri el tamaño de su economía se contrajo. Esto quiere decir que los argentinos, en promedio, son menos ricos hoy que en 2015 cuando se inició su mandato. Quiere decir que una primera conclusión de la gestión económica de Cambiemos es que no logró quebrar la inercia que la macroeconomía arrastraba del kirchnerismo. El producto bruto por habitante acumulará una caída de 10% en una década. Además, con Macri la volatilidad y la inflación continuaron (la último de hecho aumentó).

“No hay muchos países que hayan registrado caídas de esa magnitud sin conflictos bélicos o desastres naturales, es raro”, dice Federico Moll, economista de Ecolatina y autor de un trabajo sobre la evolución del PBI por habitante.

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La mayoría del resto de las variables macroeconómicas acusaron el impacto de la caída general en el período. Bajar el desequilibrio fiscal en recesión mostró ser una estrategia con límites; el superávit comercial se recuperó, pero más por la retracción de las importaciones que la suba de exportaciones; el mercado de capitales cierra el año atravesado por un cepo y un reperfilamiento en las letras del Tesoro; y el salto de la inflación arrastró consigo la tasa de pobreza a niveles que para algunos se acercaría al 40% a fin de año.

El país que dejó Macri

“Es difícil que un mercado registre un comportamiento satisfactorio cuando la macroeconomía no lo hizo”, resume a modo de balance Martín Montané, economista del CEPE de la Universidad Di Tella. “Un ejemplo es lo que ocurrió con el mercado de trabajo: el balance fue malo porque la macroeconomía anduvo mal, no necesariamente por la política laboral del período”.

Al quitar la lupa de la macro, dentro de cada sector, se observan realidades diferentes. El empleo de servicios aumentó más que el industrial. Las producciones de carne y energía, que respondieron a medidas puntuales del Gobierno en términos de apertura de mercados y cambio de precios relativos, crecieron más que las producciones dependientes de la demanda de Brasil (por ejemplo autos).

Pero como dice Montané, la macroeconomía contabiliza el promedio de las actividades de la economía y el registro es elocuente: el PBI, los ingresos de los argentinos y los de sus empresas, se achicaron en cuatro años.

A continuación, cinco claves a la hora de trazar un balance.

Los números de la macroeconomía: antes y después

– El nivel de actividad económica es 4,9% inferior al de 2015 (según el último dato disponible del Indec).

– La tasa de inflación será la más elevada desde 1991 (56,5% estima el REM para este año versus 84% de 1991).

– La pobreza aumentó de 30,1% en el primer semestre de 2015 (dato estimado por el CEDLAS) a 35,4% en el primer semestre de este año según el Indec.

– Se incorporaron 1.800.000 personas en cuatro años al mercado de trabajo y se crearon 1.250.000 puestos. La tasa de desempleo pasó de cerca de 8% (estimaciones privadas) a 10,6% en el segundo trimestre de este año.

– La cantidad de puestos de trabajo del sector privado aumentó 4,5% entre el primer semestre de 2016 (primer dato disponible de la EPH) y el primer semestre de este año. “El gran perdedor ha sido el sector industrial que en tres años aumentó puestos de trabajo por 0,3% mientras el total fue por 4,5%”, dice Montané. El empleo cuentapropista (monotributista) creció significativamente en estos cuatro años: antes era 23,9% del total y ahora 25%. También el informal.

– La contracara del aumento de puestos de trabajo mientras la economía se achicaba, fue el deterioro de los salarios. La capacidad de compra de salarios y las jubilaciones promedio acumulará a fin de año caídas de 22% y 21% respectivamente desde fines de 2015 y los salarios y jubilaciones en dólares acumulan caídas del 47%. Si se compara con la salida de la convertibilidad, y descontando la inflación americana, los salarios en dólares serían 29% más altos y las jubilaciones prácticamente el doble. Los cálculos son del estudio Eco Go.

– El superávit comercial (la diferencia entre las exportaciones e importaciones) es el más alto desde 2009. El déficit de cuenta corriente (incluye además comercio de servicios y movimientos de la cuenta capital) pasó de 2,5% del PBI en 2015 a prácticamente equilibrarse (- 1%). “Fue clave la reversión del déficit energético, que en 2015 orillaba los US$ 5.000 Millones”, dice Hernán Lacunza, ministro de Hacienda. Por supuesto que en el medio ocurrió una crisis severa: aquel déficit de 2,5% de 2015 se duplicó en 2017 y, a juicio de muchos, derivó en la crisis de balance de pagos de 2018…



  • Ver original en El Clarin
  • Publicado el lunes diciembre 2, 2019
  • Noticia local de Argentina


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