El mito del “narco benefactor” y los oscuros intereses detrás de la repartición de ayuda a la población
“Un narco no es un benefactor, es un vendedor de veneno”
“Ándale, que le vaya bien”, con esas palabras un presunto integrante del Cártel Jalisco Nueva Generación reparte despensas a damnificados en Jalisco luego del paso de la tormenta Priscilla. Así lo muestra un video que se difundió con rapidez por redes sociales.
La dádiva lleva inscrito el sello de “El Mencho”, el sanguinario líder de la organización que ha sumido al estado en la peor estela de violencia en la historia reciente. Al igual que “El Chapo” Guzmán, el capo del CJNG pretende congraciarse con la población a la que irónicamente azota por sus actividades criminales.
La fórmula no es nueva, en los albores del narcotráfico a gran escala en México, los habitantes hacían fila para recibir el aguinaldo a fin de año cortesía de las células criminales. Ahora los líderes del Cártel de Sinaloa o Jalisco Nueva Generación tienen gestos con la sociedad financiando la construcción de una iglesia, un viaje de estudios o una operación quirúrgica. Detrás están las peores intenciones.
La ayuda que reparten los cárteles se diluye en comparación con la destrucción que causan. Se trata de una guerra propagandística en redes sociales. Lo mismo filtran un video repartiendo ayuda, que descabezando a un rival.
El mito de los narcos “benefactores del pueblo” ha logrado propagarse entre zonas de influencia de los cárteles. En Sinaloa, por ejemplo, se han registrado hasta cuatro manifestaciones en favor de Joaquín “El Chapo” Guzmán, considerado el peor narcotraficante del México moderno.
En 2015, cuando José y sus tres hermanos se enteraron de que el Chapo había escapado de prisión saltaron de su asiento y gritaron de alegría.
“El Chapo se escapó ¡Es el mejor!», celebró José, de 18 años, y admirador del capo de las drogas, cuyo nombre real es Joaquín Guzmán Loera.
José, un comerciante, estaba tan emocionado que para celebrar asistió a una marcha por las calles de Culiacán, capital del estado natal de Guzmán Loera. Llevaba una pancarta que decía “Chapo, gracias por cuidarnos de secuestros, robos y cuotas. Te apoyamos».
Aunque hay pocas dudas sobre los daños que causó Guzmán, para muchos mexicanos él es una insólita combinación de Robin Hood y magnate, motivo de júbilo, objeto de respeto e incluso de reverencia, dada su inagotable capacidad de superar en ingenio al gobierno de México…