El emprendedor tardío
Sucede cada día con más frecuencia. Altos ejecutivos de empresas del siglo XX están hasta el gorro de que les cueste levantarse cada día e ir a trabajar. Han perdido el entusiasmo y consideran que su trabajo -sobre todo reducir costes- no va a mejorar en años. Muchos, los más ágiles, empiezan a ver que tienen que cambiar de negocio y usar sus conocimientos de gestión en entornos del siglo XXI.
Para los que se deciden a dar el salto, hay un mar de oportunidades, pero pasan por que se conviertan en emprendedores tardíos. Como proyecto propio o enganchándose al proyecto de otro que necesite complementar su equipo con un buen gestor.
¿Cuál es la gran diferencia entre emprendedor y empleado? La responsabilidad total de la empresa. El emprendedor tiene que estar al mando y saber que, desde el pago de las nóminas a fin de mes hasta las relaciones con los inversores y con los clientes, todo termina con él/ella. Si no lo resuelves tú, no lo resuelve nadie, los demás son empleados que buscan que les pagues a final de mes y, cuando no lo consigues, tienes que tenerlo previsto y poder dar fechas claras de cuándo lo vas a hacer. No es sencillo, que nadie crea que ser emprendedor lo es.
Sin embargo, para aquellos que dan el salto, existen oportunidades crecientes de crear una gran empresa en la que ser el número uno o dos y apoyar al emprendedor inicial a completar su sueño. Las start-ups deben ser empresas de bajo coste y por lo tanto nunca el sueldo puede ser el objetivo. Su objetivo debe ser crear una empresa que llegue a valer mucho dinero y que les produzca, a ellos y al emprendedor inicial, una gran satisfacción y una compensación económica por encima de cualquier sueldo que hubieran podido ganar en ese período.
La migración de los modelos de negocio al siglo XXI es ya una realidad. No perdáis el tiempo…