El día después del COVID-19, ¿qué oportunidades habrá? – deGerencia.com
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El día después del COVID-19, ¿qué oportunidades habrá?

Sin tener mucha idea de las consecuencias en términos de la salud, ni de los miles o millones de contagiados ni, peor aún, del número de personas que morirán por el COVID-19, puedo dar por cierto que se viene una recesión económica global.

El virus surgido en China –dizque por comer una sopa de murciélago– nos ha dejando muchas enseñanzas, difíciles de resumir en un espacio tan limitado como este. Pero quiero destacar las que, a mi juicio, son fundamentales.

Lo que ocurre dentro de un modelo globalizado tarde o temprano impacta en el mundo entero, sin importar la lejanía geográfica donde se presente, llámese crisis financiera, acontecimientos bélicos, impacto en materias primas y en energéticos o, como en esta ocasión, un mugroso virus a miles de kilómetros de distancia. Una segunda enseñanza es que los gobiernos de decenas de países no están preparados para responder ni a la velocidad requerida, ni con programas preestablecidos para resolver contingencias de tal magnitud. De poco sirven las múltiples reuniones globales de los líderes de los países, si a la hora de la verdad cada uno ve por sus intereses: cierre de fronteras, disposiciones unilaterales, adopción de medidas extremas o, simplemente, tomar las cosas a la ligera.

Por último, hemos aprendido que las acciones bursátiles y la riqueza de las personas físicas y morales pueden cambiar de manos con una velocidad insuperable. El mundo que conocíamos antes del primero de diciembre de 2019, cuando inició la epidemia de coronavirus en Wuhan, no lo volveremos a ver.

Recesión en puerta

Muchos países, si no es que todos, experimentarán durante este 2020 una fuerte contracción en su crecimiento económico y una recesión de consecuencias desconocidas al momento de escribir estas líneas.

Con ese mismo sentimiento de egoísmo como actuaron muchas naciones, incluso con sus propios connacionales, a los que dejaron a su suerte en naciones distintas a la propia, haré lo mismo y me ocupare tan solo por lo que vendrá para México.

Inicio por lo más lamentable. En 2019, cuando las economías del mundo crecieron, sobre todo la de nuestro vecino del norte, la mexicana retrocedió 0.1%. Este menoscabo para muchos mexicanos no fue obra de ningún factor externo, sino de malas decisiones y acciones domésticas.

A esta situación habrá que adicionarle la pérdida por la inactividad de múltiples sectores de la economía mientras dure el aislamiento, o la falta de actividad de un sinfín de organizaciones. Vale la pena recordar que durante 2008 la aparición del virus AH1N1 propició un ajuste al PIB de 0.7%.

Imaginarnos lo que se contraerá el PIB de México para este 2020 resulta complejo, pero ya existen predicciones que será del 8%. Nadie me lo preguntó, pero para mí esa cifra es optimista, pues hay que añadir la baja en el precio del petróleo y la falta de confianza del consumidor.

Desempleo alarmante

Una caída en el PIB de esta magnitud llevará a muchas empresas al cierre de operaciones; a otras más al despido de parte de su fuerza laboral. Solo algunas podrán mantener su actual plantilla de colaboradores. ¿Pensar en nuevas contrataciones? Ni de broma. No soy pitonisa, ni pretendo serlo; solo es cuestión de recurrir a la historia para validar mis consideraciones.

De hecho, muchas empresas tardarán años para poder volar nuevamente. Y hablando de surcar los aires, las aerolíneas nacionales e internacionales van a pasar problemas financieros enormes. En 2010, después de la crisis económica mundial y del AH1N1, Mexicana de Aviación se declaró en bancarrota y dejó de operar.

La hotelería tendrá que actuar con mucha cautela para sobrevivir y hacer frente a una nueva condición de mercado, en donde la oferta rebasará por mucho la demanda. Y si para estas dos actividades económicas el panorama es muy complicado, imaginemos lo que les vendrá a las grandes navieras.

Será difícil que los clientes borren de sus mentes esos enormes cruceros atrancados en los puertos sin que pudieran desembarcar o estuvieran dando vueltas por los océanos sin que ningún país les permitiera siquiera acercarse. Es una escena tan dramática como los tiempos que les espera.

Y así podría seguir enlistando lo que a muchas actividades económicas les depararán los próximos meses, una vez que el coronavirus haya dejado de ser el centro de atracción.

Nuevas oportunidades
Como en todas las crisis, esta nos dejará magníficas oportunidades. Aquellas empresas y líderes visionarios se convertirán en las grandes marcas del futuro. Lo que resulte negativo para unas empresas e industrias se convertirá en inmejorables oportunidades para otras tantas.

China podría colocarse como el mayor comprador de carne de cerdo de origen mexicano a partir de 2021, debido a la caída de la producción de carne de cerdo china.

Las exportaciones mexicanas de porcino a China reportaron un crecimiento superior a 900% tan solo durante el mes de enero, al sumar 4,100 toneladas de carne, contra las 396 toneladas de igual mes de 2019.

Muchas aplicaciones digitales tuvieron crecimientos a raíz del aislamiento de miles de personas en distintas partes del mundo. Las aplicaciones financieras están mostrando sus grandes beneficios, los cuales se intensificarán, sin duda, en los próximos meses. Y como estas, habrá decenas de oportunidades. Lo importante es no doblarse y ver hacia el futuro con optimismo…



  • Ver original en Alto Nivel
  • Publicado el jueves abril 9, 2020
  • Noticia local de México


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