¿De dónde sacamos $1,000?
¿Le duele una muela?¿Se rompió el carro?¿Tiene que pagar una multa por aparcar mal? Lo imprevisto pasa mucho más frecuentemente de lo que quisiéramos creer. Y lo imprevisto deja agujeros en las cuentas que se tapan como se puede. En ocasiones con la tarjeta de crédito (16%), pidiendo prestado a un familiar (14%) o incluso con un préstamo personal (7%).
Es lo que los consumidores han dicho en una encuesta de Bankrate que revela que solo el 41% de los adultos en EEUU podrían hacerse cargo de un costo imprevisto de esta cantidad. Con salarios que no han subido con la fuerza esperada, dada la baja tasa de desempleo, muchas personas tienen que recurrir al crédito de una manera u otra para unos gastos que no están previstos pero no son excepcionales.
Según Bankrate el costo mediano inesperado (el que está justo en la mitad entre el más elevado y el más bajo) es mucho mayor y llega a los $1,750. El 28% de los adultos (o su familia inmediata) tuvo que hacer un pago de esta naturaleza el año pasado. Cuando los ingresos medios del hogar están por debajo de los $50,000 anuales solo el 28% de los hogares tienen capacidad para hacerle frente con los ahorros.
Greg McBride, analista jefe de finanzas de esta firma, explica que pagar con una tarjeta de crédito es una de las alternativas que puede salir más cara ya que si se arrastra el balance de mes a mes el gasto llevará un 17% de tasa de interés. La mejor alternativa es ahorrar para estas contingencias. Sale más barato.
La sugerencia de McBride es que se haga “un depósito directo cuando reciba el cheque de pago a una cuenta dedicada a emergencias. Incluso $20 a la semana suma y puede llegar a tener $1,000 a final del año”. Esta aproximación al ahorro es la que se usa en los planes de jubilación. Al eliminarse la cantidad que llega al paycheck porque va directamente al 401k, apenas duele no tener ese dinero porque nunca se ha disfrutado.
Alicia Rodríguez, líder de banca comunitaria y salud financiera en Chase, explica que lo importante es “establecer un hábito de ahorro” y para ello “hemos encontrado que ayuda pensar en pequeñas cantidades y pequeños incrementos, de cheque a cheque”. Esa rutina se crea más fácilmente si se tiene un objetivo, apunta esta experta. “Es importante saber para qué estamos ahorrando, ayuda mucho escribirlo, tenerlo en un papel”. Un viaje, un cambio de casa, un nuevo sofá, etcétera.
Chase es una de las entidades bancarias que está haciendo uso de la tecnología en las apps para ayudar con una de las claves del ahorro: la constancia. El hábito se crea con la repetición. La aplicación del banco abre la posibilidad del autoahorro (autosave) con el que se mueve digitalmente el dinero a una cuenta de ahorros con la periodicidad y en las cantidades con las que cada uno esté cómodo. Solo hay que programarlo.
“Se puede ahorrar un mínimo de $1 al día”, explica Rodríguez, al detallar qué rutinas se pueden establecer para avanzar paso a paso. Si temporalmente no se puede seguir se puede pausar esa rutina.
En el caso de Chase la aplicación permite establecer parámetros como por ejemplo, ahorrar $10 a la semana si se tienen más de $200 en la cuenta de cheques, ahorrar cuando se cobra el cheque, en el momento del mes que se quiera o diariamente. También se puede comprobar el avance que se hace y comprobar cuánto se necesita para, por ejemplo, el viaje planeado o la red de seguridad.
Rodríguez dice que en un año esta herramienta ha permitido que un millón de personas ahorren una cantidad total de más de $1,000 millones.
El primer paso
Antes de decidir la cantidad que es realista que se pueda ahorrar y para no caer en el desaliento en caso de reveses, es importante crear un presupuesto.
El objetivo es saber el detalle de lo que se ingresa y se gasta y determinar qué se puede ahorrar. Es importante recordar que no hay que ahorrar lo que sobra sino que el ahorro ha de ser parte del presupuesto. Rodríguez explica que hay que tomar en cuenta que los ingresos y gastos varían de mes a mes y hay que ser flexibles.