Consejos de los expertos a la hora de transmitir una empresa familiar
En España la carga fiscal aplicable a las empresas familiares en el momento de su transmisión se sitúa en la media de los países más desarrollados y es similar a la de diversas economías de nuestro entorno. Pese a ello los expertos resaltan los importantes beneficios globales de las empresas familiares en términos de generación de riqueza y, sobre todo, de generación de empleo, según Juan José Cano, socio responsable de Empresa Familiar de KPMG en España.
Del informe se desprende que la carga fiscal varía enormemente dependiendo de cada país. Así, mientras algunas economías no imponen cargas fiscales en las sucesiones de las empresas familiares, otras aplican tributos de más de 4,5 millones de euros. En el caso de una donación, las diferencias oscilan entre la exención total e impuestos de más de 5 millones. Todos estos análisis se han hecho sobre un mismo supuesto, de una empresa familiar valorada en 10 millones de euros.
En este sentido, la aplicación de tipos fiscales reducidos a las transmisiones de empresas a la siguiente generación, ya sea por donación o sucesión, o la existencia de mecanismos que permiten el pago de la deuda a plazos o su diferimiento, indica que los Gobiernos pretenden fomentar que los miembros de la familia mantengan sus activos y el negocio a lo largo de las generaciones y que impulsen el crecimiento y el desarrollo.
De los datos del informe se observa que, cuando se trata de una herencia y en el supuesto de una empresa familiar valorada en 10 millones de euros, en 25 de los 42 países analizados se aplica un impuesto inferior a un millón de euros (en 14 de ellos no existe carga fiscal). Por su parte, cuando se trata de una donación, son 21 los países donde se aplica un impuesto inferior a un millón de euros y 10 aquellos en los que no existe carga fiscal.
Riesgos de deslocalización
El hecho de que varios países de elevada y de baja tributación sean geográficamente colindantes plantea un dilema interesante a los propietarios de las empresas en relación con el posible traslado de la empresa.
«Con carácter general en España este fenómeno de territorios con alta y baja tributación en el ámbito de la transmisión de la empresa familiar no se produce, siendo bastante similar la tributación en las distintas comunidades autónomas», señala Jose Luis Fernandez-Picazo, también de KPMG.
A pesar del hecho de que las empresas familiares suelen estar muy arraigadas en una zona geográfica y tienden a estar comprometidas con sus comunidades locales, a nivel global los Gobiernos deberían considerar que las políticas fiscales no favorables pueden influir en la decisión de una determinada empresa de cambiar de sede social, según los expertos. En todo caso los propietarios de empresas familiares deben sopesar esta posibilidad teniendo en cuenta otra multitud de factores (por ejemplo, la disponibilidad de profesionales debidamente cualificados o el tratamiento de los activos no empresariales de la familia).
De los datos del informe se concluye además que la carga fiscal puede variar drásticamente al aplicarse las exenciones y desgravaciones. Así, en el caso de una empresa valorada en 10 millones de euros, en una transmisión hereditaria después de aplicar las exenciones, hay ocho países donde no se produce tributación (que se unen a los 14 donde no existía carga fiscal por no gravarse la transmisión mortis causa), siendo la mayor reducción superior a los 4 millones de euros. En caso de donación son nueve los países que no aplican cargas, además de aquellos donde no existe tributación después de aplicar las exenciones.
Condiciones a cambio de exenciones
Las exenciones y desgravaciones suelen exigir una estructuración inicial compleja y el cumplimiento de determinadas normas. Así, en varios países, como por ejemplo en España, es preciso cumplir condiciones para poder aplicar los diferentes beneficios fiscales, incluido, normalmente, un periodo de tiempo mínimo durante el que el donante debe mantener las participaciones antes de la donación y otro durante el que debe continuar el negocio después de la transmisión.
«Las familias deberían reflexionar sobre su enfoque y el momento de la transición del negocio con mucha antelación. Las familias deben asegurarse de que comprenden y, en su caso cumplen las condiciones para aplicar todas las exenciones y desgravaciones disponibles. Si no estudia cuidadosamente este tema, el coste puede ser considerable o incluso podría ponerse en peligro mantener la titularidad de la empresa», señala Juan José Cano,
La diferencia del tratamiento fiscal entre transmisiones inter vivos o mortis causa puede afectar notablemente a la actitud de la familia y a las decisiones de los propietarios sobre el momento en el que deben transmitir el negocio familiar.
De este modo, en la mayoría de los países analizados (30), después de tener en cuenta las exenciones, la diferencia en la carga fiscal en el momento de la donación o en el momento de la adquisición hereditaria es mínima (menos de 5.000 euros). Cuando los impuestos son más elevados en caso de sucesión (tres países únicamente), debe considerarse minuciosamente la planificación por anticipado de la sucesión.
Por el contrario, 10 países aplican impuestos más elevados en la transmisión de una empresa familiar por donación que en el caso de adquisición hereditaria. Como resultado, estos países parecen preferir que los activos continúen en manos de la generación mayor durante todo el tiempo posible. En España esa diferencia de trato no existe, siendo la fiscalidad prácticamente idéntica en un caso u en otro después de aplicar las exenciones.
«Aunque las consideraciones fiscales no deben condicionar la decisión sobre cuándo es el momento idóneo para traspasar la empresa, para muchos es uno de los aspectos clave que hay que tener en cuenta», señala Jose Luis Fernandez-Picazo,
«Si bien desde una perspectiva fiscal puede resultar más ventajoso transmitir la empresa a la familia como herencia en lugar de en vida del propietario, esto puede generar frustración entre los miembros de la generación más joven, que pueden tener la sensación de que no son dueños de la empresa en la que trabajan para contribuir a que crezca e incluso actuar como obstáculo para un proceso de sucesión ordenado y el crecimiento de la empresa. Equilibrar la necesidad de que la generación mayor mantenga la titularidad y dejar a la vez que la generación más joven dirija la empresa puede exigir tacto y compromiso por ambas partes», concluye Juan José Cano