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Consecuencias de la globalización conocidas y post COVID-19

Consecuencias de la globalización como el populismo, el proteccionismo y el cambio climático han desafiado a la economía. La pandemia de COVID-19 presenta el último desafío de la era, sometiendo a una gran presión a la realidad que conocemos, la de las fronteras abiertas y las cadenas de valor mundiales.

¿Ha dado el coronavirus el golpe de gracia al modelo económico vigente? En las siguientes líneas repasaremos las consecuencias de la globalización y el posible impacto potencial a largo plazo de la pandemia.

Consecuencias de la globalización que conocíamos

El comercio internacional aumentó rápidamente después de la década de los 90, impulsado por el crecimiento de una compleja red de cadenas de valor mundiales. Estas representan el proceso de especialización cada vez más fina y fragmentación geográfica de la producción. El comercio internacional y la integración de los países en desarrollo en la economía mundial hicieron que la pobreza se redujera. Fue una de las consecuencias de la globalización más positivas.

En los últimos años, este modelo de crecimiento ha sido desafiado. Mucho antes del COVID-19, los grupos ambientalistas, los sindicatos y los populistas criticaron el libre comercio y la globalización por diferentes razones.

Además, la presión sobre la globalización aumentó a medida que aumentaban las medidas proteccionistas en todo el mundo.

Recientemente, la guerra comercial entre Estados Unidos y China ha sacudido los cimientos del comercio mundial. La rivalidad entre ambas superpotencias condujo a un proceso de desacoplamiento económico, que obligó a muchas empresas estadounidenses y chinas a trasladar sus cadenas de suministro a otros lugares.

¿La pandemia del COVID-19 acabará con la globalización?

Dado que el libre comercio y la globalización están cada vez más bajo presión, es cuestionable si la globalización económica como la conocemos sobrevivirá a otro golpe. El COVID-19 está llevando la globalización económica al borde del colapso y podría cambiar fundamentalmente la forma en que se gestionan las cadenas de suministro internacionales.

La llegada del coronavirus revela una de las consecuencias de la globalización que más tratábamos de negarnos: la dependencia de los proveedores chinos, y expone la vulnerabilidad de las complejas cadenas de suministro internacionales.

A corto plazo, es muy probable que la pandemia de COVID-19 conduzca a un período de recesión económica. Por lo tanto, la pregunta es si COVID-19 transformará estructuralmente la globalización o si volveremos a la normalidad una vez que termine la pandemia.

Pero, para analizar el efecto a largo plazo de COVID-19 sobre la globalización económica, debemos descomponer los diversos elementos de la globalización. La globalización económica incluye una variedad de elementos tales como:

Flujos comerciales transfronterizos.
Flujos de capital.
Flujos de datos.
Intercambios de personas.

Si tratamos de pronosticar cuál será el impacto en las cadenas de suministro globales podemos pensar que se producirá una localización en lugar de globalización. Esto ocurriría si la pandemia condujese al colapso de las cadenas de valor globales a medida que los gobiernos nacionales adopten políticas proteccionistas y obliguen a las empresas a trasladar las instalaciones de producción más cerca de casa para evitar la dependencia de proveedores extranjeros.

Otra posibilidad es que se produzca la regionalización en lugar de globalización. En este escenario, la pandemia provocaría un mayor impacto en las complejas cadenas de valor interregionales y un menor impacto en las intrarregionales. El brote de coronavirus no conduciría al fin de la globalización económica, sino a un fuerte proceso de regionalización, impulsando impulsa a las empresas a reestructurar y acortar sus cadenas de suministro.

En Europa, el brote de coronavirus puede reforzar la búsqueda de la UE de autonomía estratégica y soberanía económica. El resultado sería la búsqueda de la manera de reducir su dependencia de terceros países, especialmente en sectores vitales para la salud pública, la seguridad y el orden público.

Por último, puede suceder que se produzca una continuación de la globalización. Esto solo lo veríamos si se recuperase el modelo económico una vez finalizada la recesión, algo que no podría darse hasta que los mercados financieros no se hubieran repuesto del impacto del coronavirus.

En todo caso, la única certeza es que nada es seguro. Conocemos las consecuencias de la globalización, pero no sabemos cómo evolucionará ese modelo económico, como tampoco podemos predecir con exactitud cómo se desarrollarán los eventos en relación al COVID-19.

Aún no está claro si las cadenas de valor globales solo se reorganizarán o si se reducirán. Si estarán localizadas o regionalizadas, o si veremos una continuación de la globalización. También podría darse el caso de que veamos una combinación de los tres escenarios, o un escenario alternativo. Lo que está claro es que quienes mejor puedan adaptarse a los escenarios futuros y más preparados estén para el cambio, tendrán mayores probabilidades de sobrevivir.



  • Ver original en Retos Directivos
  • Publicado el sábado octubre 31, 2020


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