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Cinco mitos y verdades del trabajo freelance

Los mitos y verdades que rodean a quienes tomaron la iniciativa de trabajar como freelancer no pasan desapercibidos en una sociedad que anhela con el sólo hecho de ser sus propios jefes. Sin embargo, muchos no se atreven a dar el paso por diversos «cuestionamientos» sociales que inhiben sus ganas de ser independientes.

A raíz de esto, Sebastián Siseles, director para América Latina y España de de Freelancer.com, plataforma digital especializada en el mercado de freelancing, subcontratación y crowdsourcing- comparte aquellas visiones que el común de la sociedad tiene -muchas veces erróneas- del trabajo independiente.

1. «El trabajo freelance no es un trabajo de verdad»

Soseles explica que «El trabajo independiente es un trabajo como cualquier otro. Hay que desmitificar esa creencia de que «no es un trabajo». Trabajar desde lugares alternativos a una oficina no es algo que desvalorice las tareas, sino que al contrario, es una tendencia que llegó para instalarse y crece a pasos agigantados día a día». Además, el experto dice que si bien no tiene ese «glamour» que muchas personas valoran de ir a la oficina en una zona determinada, la realidad es que el acceso casi gratuito a herramientas tecnológicas, una búsqueda cada vez mayor del equilibro profesional-personal, hacen del trabajo freelance una opción cada día más atractiva.

2. «Los freelancers son aquellos que no pueden encontrar un trabajo»

Si bien es cierto que muchos trabajadores «tradicionales» empezaron a trabajar como freelancers por obligación más que por elección, y más en países que han sufrido crisis económicas y de empleo, no quiere decir que los freelancers sean personas que estén excluidas del mercado laboral, o que todos o una mayoría de los freelancers sean independientes por obligación. Muchos trabajadores independientes, sin importar si se hicieron freelancers por obligación o por elección, encuentran que optar por esta forma de trabajo les brinda una mayor autonomía, encuentran el equilibro profesional-personal, y terminan muchas veces creando su propia pequeña y mediana empresa con el crecimiento de su cartera de clientes y negocios.

3. «Ser un freelancer te permite trabajar en pijama todo el día desde tu casa»

Para algunos puede ser una opción bastante cómoda la de andar todo el día en pijamas por la casa, y muchos deben creer que esa es la forma de trabajar de un freelancer. Quién piense eso, o quien pretenda ser un freelancer y estar así todo el día, le tengo una mala noticia. No es real. La mayoría de los trabajadores independientes si bien trabajan desde la casa, aún así tienen que salir a reunirse con clientes, asistir semanalmente a eventos de networking, o simplemente ir al bar de la esquina para trabajar desde allí y despejarse un poco. La opción «todo el día de pijamas» no solo no es común, sino que debería ser considerada como muy negativa por cualquier que pretenda utilizarla.

4. «Los freelancers ganan (menos / más) que un trabajo tradicional»

Este es uno de los grandes mitos existentes y mayores errores que se realizan al momento de evaluar a un freelancer. Si bien es verdad que un trabajo bajo la relación de dependencia trae una cierta estabilidad mensual en cuanto a los ingresos –y digo estabilidad y no seguridad, pues a cualquiera nos pueden despedir de un día para el otro-, la realidad es que tanto en un empleo tradicional como uno freelance el nivel de ingresos va a estar dado por la dedicación, contracción al trabajo, la calidad del trabajo y toda otra serie de factores que van mucho más allá de si una persona está empleada o trabaja en forma independiente.

Siseles explica que «hay personas en Freelancer.com que facturan anualmente más de 1 millón de dólares, otros que facturan la mitad, otros 30 mil, y otros muy poco. Claro está que el nivel de ingresos dependerá del tiempo que se le dedica, el profesionalismo, la búsqueda constante de nuevos clientes y la calidad, entre otras variables». 

5. «Si eres un freelancer no socializas»

Este puede que sea uno de los puntos más controversiales. Es cierto que al trabajar en otros lugares, tiempos y formas, en comparación con «la mayoría» de las personas, conlleva cierto aislamiento, aunque dicho aislamiento puede ser mitigado. Al manejar los propios tiempos, la persona puede elegir trabajar en espacios de co-working, con grupos de pertenencia que estén en la misma situación, realizar actividades físicas en horarios más tranquilos y relacionarse con las personas que concurren también en esos horarios. En definitiva, el ser humano va buscando y asociando con otras personas o grupos afines a sus formas, modos e intereses.

Según relata Sebastián Siseles, «casualmente tuve una conversación con una persona conocida que me preguntaba por el aislamiento. Yo le pedí que imagine un mundo sin oficinas, dónde te podes juntar con tus amigos o amigas a las 3pm a tomar algo y luego seguir trabajando, o despertarte, contestar emails, y luego salir a desayunar a un bar y leer el periódico (recordemos las horas que ganamos al no tener que ir hasta la oficina) para luego regresar a trabajar o hacerlo desde el mismo bar».

Entonces, es conveniente imaginar, nuevamente, un mundo donde cada uno decide, en forma personal y responsable, cuándo, cómo y desde dónde trabajamos. ¿No sería eso una mejor vida?…



  • Ver original en America Economia
  • Publicado el sábado noviembre 22, 2014


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