Reingeniería nacional: atrevernos a llegar a donde nunca antes los uruguayos habiamos llegado
Estimados lectores que como yo, ya peinan canas. ¿No les suenan familiares estas palabras: \»Estos son los viajes de la nave USS Enterprise; su misión durante los próximos 5 años será descubrir extraños nuevos mundos … deberá llegar donde nunca antes ningún ser humano ha llegado\»? Si no me falla la memoria, más o menos así comenzaba cada nuevo capítulo de la serie Viaje a las Estrellas que me atraía, como un imán al hierro, ante el televisor semana a semana en mi época liceal. Y aún hoy, de vez en cuando, me llama nuevamente la atención junto con mis hijos, para hacer volar la imaginación viendo los remozados capítulos de la Nueva Generación.
De cierta manera, los proyectos de reingeniería deberían llevarnos, como la nave Enterprise, en cada capítulo de la serie, a \»descubrir nuevos mundos\» que pueden abrirse en el futuro de las instituciones, cualquiera que estas sean. Con cada emprendimiento de este tipo posiblemente podamos \»llegar donde nunca antes ningún ser humano ha llegado\». Pero con una diferencia – no por cierto menor – en el mundo real no podemos garantizar hacia el final de cada capítulo, que todo habrá salido bien como generalmente ocurría en la serie. En el mundo real hay que tomar ciertos riesgos, que los actores no experimentan.
Los creadores de Viaje a las estrellas propusieron una nueva forma de hacer ciencia-ficción, por cierto cargada de valores que se presentaban con inteligencia. La serie representó una especie de cambio radical respecto de todo lo que se veía entonces. Viaje a las estrellas realizó, seguramente sin ponerle el nombre – que se inventaría recién unos años después – una verdadera reingeniería de los objetivos y de los contenidos de las series de ciencia-ficción, pegando un gran salto cualitativo hace más de 25 años. Fue necesario entonces una explosión de pensamiento creativo que después seguramente se encauzará a través de un proyecto de reingeniería.
El reto ante este tipo de situaciones de cambio radical, no es saber resolver los problemas ya planteados, sino descubrir problemas que todavía no han sido planteados, y que igual nos afectan. Lo que precisamente nos está pasando actualmente en el Uruguay es que seguimos discutiendo de viejos problemas, que incluso si lográramos resolverlos, realmente poco cambiaría.
Hasta hace poco los uruguayos discutíamos acaloradamente sobre si convenía privatizar ANCAP o no privatizarla. Una ANCAP que podía tomarse su tiempo para decidir, porque no tenía competidores. Hoy nos enfrentamos a situaciones de cambio en el sector energético local y regional que ocurrirán, cualquiera sea la posición que ANCAP tome. También discutíamos sobre cómo el BROU podía atenuar el impacto del endeudamiento del sector agropecuario rescatando a los productores de una situación comprometida. Hoy el BROU ya no tiene una alcancía repleta para atender las demandas de los productores, aún incluso las más justas.
Son problemas muy diferentes los que debemos enfrentar hoy en día los uruguayos. Problemas que requieren una explosión de pensamiento creativo en el marco de una visión compartida.
¿Cómo nos decimos unos a otros entre todos los uruguayos, que no podemos vivir gastando más de lo que producimos? Porque hoy finalmente sabemos que alguien paga estos desatinos. Tal vez no enteramente nosotros, pero seguramente nuestros hijos y nuestros nietos. ¿Cómo encarar proyectos nacionales de cambio en los que nuestros partidos políticos – todos los partidos – muestren un acuerdo para hacer viables ciertas transformaciones? No sólo para rescatar bancos al borde del desastre – lo que ya es un principio – sino para acordar procesos de reactivación industrial que creen opciones para exportar, que es la forma con la que generamos riqueza. Por otra parte, quién va a venir a establecerse e invertir en Uruguay, si no construimos certezas en el marco de un proyecto nacional que tenga futuro.
Como en la presentación de cada capítulo de Viaje a las estrellas, los uruguayos debemos cambiar y procurar \»llegar donde nunca antes ningún ser humano ha llegado\», o por lo menos, mas modestamente, hasta donde ningún uruguayo ha llegado hasta ahora. Y esto es precisamente relevante porque hoy nuestro país necesita una reingeniería que cambie funciones y estructuras, no pequeñas mejoras por aquí y por allá. Un cambio radical, para poder hacer frente a nuestros compromisos y solucionar los grandes problemas que tenemos. Esto hay que hacerlo, no para tener un futuro venturoso a muy largo plazo, sino para asegurarnos a todos los uruguayos y también a quienes quieran compartir nuestro destino instalándose en el país, que vivir e invertir aquí es una oportunidad y no una amenaza.