No es lo mismo El valor del entusiasmo
Hace unos días comencé a leer Inteligencia Comercial, un libro escrito por Luis Bassat. Me llamó la atención un fragmento que trata sobre el valor del entusiasmo en la actividad comercial.
El autor explicaba cómo decidió escribir ese libro y cómo el editor le convenció para hacerlo.
Inicialmente, no tenía intención de comprometerse a escribir un nuevo libro hasta el siguiente año. Tampoco tenía intención de cambiar de editorial, sin embargo, después de escuchar al editor se comprometió a entregarle el nuevo libro en menos de un año. ¿Por qué? Luis Bassat explica que el editor no utilizó ninguna palabra mágica, dijo lo que tenía que decir pero lo hizo con una dosis de entusiasmo tal que el Sr. Bassat se contagió de ese entusiasmo y dijo ¡sí! ¡adelante!
Mi reflexión: todo el mundo sabe a nivel mental que el entusiasmo es importante, pero muy pocos lo valoran de verdad. Cuando vemos a una persona entusiasta nuestra reacción es variopinta: nos gusta, nos sentimos atraídos, podemos incluso sonreír Otra posible reacción puede ser cierto rechazo porque ver a una persona entusiasta y sonriente dentro del marco actual de crisis y lamento, nos extraña y podemos pensar ¿Y a este qué le pasa? ¿Por qué no se queja como todo el mundo? ¿Es qué le ha tocado la lotería?
Tengo ya varios años de experiencia en el campo de la venta y los negocios. Os diré que el entusiasmo, la alegría, la espontaneidad acompañados de otros valores humanos y, por supuesto, de un producto o servicio de calidad, puede suponer la diferencia entre que recuerden (y además positivamente) a la empresa que representas o te dejen en el olvido como un proveedor más puede incluso suponer la diferencia entre que decidan adquirir el producto o no.
Si un empresario tan prestigioso y experimentado como Luis Bassat nos dice que fue el entusiasmo del editor lo que le hizo pasar del no inicial al sí final, creo que es importante replantearnos la importancia de valorar esta cualidad como aderezo clave y fundamental en nuestro negocio. Además, me parece digno de admiración la humildad del Sr. Bassat al reconocer que se dejó contagiar por el entusiasmo del editor. De esta manera reconoce y valora la labor del editor en un intangible que muy pocos valoran y que influye directamente en los resultados tangibles, aunque la mayoría de las veces no se asocie el entusiasmo con el logro. Además, no es lo mismo un logro desde el sufrimiento y el agotamiento que un logro desde la alegría y el entusiasmo. No es lo mismo
Y cuando hablo de alegría y entusiasmo no me refiero a un entusiasmo sucedáneo-ficticio-forzado sino a un entusiasmo real-natural-espontáneo que solo sale cuando de verdad te gusta lo que haces y lo que vendes a pesar de los obstáculos y las críticas que puedas encontrar.
Porque realmente, no es lo mismo