En busca de la Competitividad
Cuando pensamos en el principal objetivo o resultado que pretenden alcanzar las organizaciones de cualquier índole, sean públicas o privadas, grandes, medianas, pequeñas o micro; con o sin fines de lucro, lo primero que se nos viene a la mente es el concepto de productividad, entendida como la capacidad de generar bienes o servicios con un mínimo de errores o desechos crónicos -como los llamó J. Juran- y maximizando los beneficios de todo tipo que se puedan obtener.
De acuerdo con lo anterior debemos decir que, para que una Organización obtenga el nivel de productividad deseado requerirá cumplir con dos importantes características: ser eficiente y eficaz a la vez. La eficiencia la obtendrá utilizando de manera racional los recursos a su disposición, mientras que la eficacia la logrará cumpliendo con los objetivos y metas que le hayan planteado los diferentes grupos humanos que en ella confluyen (propietarios, directivos, personal, clientes, proveedores y público en general). De tal manera, sus resultados de una empresa siempre se juzgarán en términos del nivel de satisfacción de todos aquellos que se vean afectados de forma directa o indirecta con su actuación.
Ahora bien, la pregunta que se hacen muchos propietarios y directivos de empresa, así como funcionarios de instituciones sin fines de lucro es ¿Qué se requiere para que mi Organización logre ser, cada día, más productiva?. La respuesta se ha tratado de encontrar a lo largo de muchos años, reflejándose en distintas formas o corrientes del pensamiento administrativo.
En los siglos XIX y XX, la mayoría de los estudios clásicos se centraron en encontrar El Método que ayudara a alcanzar la máxima eficiencia en empresas manufactureras principalmente, generando la mayor cantidad de bienes en el menor tiempo y costo posible, desentendiéndose, en cierta forma, de profundizar en trabajos de identificación de los requerimientos particulares de los diferentes tipos de clientes o usuarios. Un claro ejemplo de lo anterior se desprende de la famosa frase de Henri Ford que sirvió de publicidad para su afamado automóvil Ford, \»Modelo T\» -\»usted puede pedirlo del color que sea, siempre que lo quiera negro\»- .
En los estudios desarrollados por F. Taylor y que posteriormente se identificaron bajo la corriente llamada de \»La Administración Científica\», se observa el interés del autor en resaltar la necesidad de que empresas manufactureras promuevan dentro de sus instalaciones la realización de estudios encaminados a identificar y perfeccionar el tipo y número de movimientos necesarios para completar cada operación de sus procesos productivos, con el propósito de reducir sus tiempos de realización y por consecuencia, su costo. El énfasis se centra en una atención especial a la especialización, tanto de los trabajadores, como de las funciones que debían desarrollar los departamentos de personal y control de calidad.
También a finales del siglo XIX y principios del XX, surgió otra corriente basada en un enfoque eminentemente cuantitativo, que se derivó de los conocimientos que surgían de nuevas disciplinas como la probabilidad y estadística. Es interesante notar que aunque los primeros estudios de este tipo dirigidos a las empresas fueron desarrollados durante los primeros veinte años del siglo XX, su mayor auge en países desarrollados y en vías de desarrollo se dió durante las décadas de los años ochentas y noventas. A esta corriente administrativa se le conoce con el nombre de \»control estadístico de los procesos\».
Una corriente más, llamada \»humano-relacionista\» surgió como resultado de los estudios realizados por Elton Mayo durante los años 1920\’s en la empresa Western Electric Co., en Hawthorne Ills. Sus estudios sirvieron para mostrar el nivel de impacto que tienen ciertos factores de tipo sicológico y ambiental que rodean al trabajador en sus niveles de productividad y el papel de definitiva importancia que juega el aspecto humano en las organizaciones.
¿Cómo hacer más competitiva a mi empresa?
Actualmente la mayoría de los estudios señalan que la empresa para ser competitiva, necesita establecer, desarrollar y perfeccionar sistemas propios de Planeación, Organización, Dirección y Control dirigidos a lograr altos niveles de satisfacción entre los individuos que en ella confluyen, cimentados en un eficaz sistema de información interna y externa que le permita anticipar y profundizar en los cambios que se vienen dando en su medio ambiente. ¿Qué demandan nuestros usuarios?,¿Cómo estamos respondiendo nosotros y nuestra competencia a las nuevas necesidades?. Estas son algunas de las muchas preguntas que la empresa deberá ser capaz de contestar. De poco o nada serviría generar productos o servicios a un bajo costo, si éstos no pueden ser colocados en el mercado debido a que no satisfacen alguna necesidad particular de la población a la se pretenden dirigir.
Resumiendo, diremos que la productividad de una Organización se logra concentrando sus esfuerzos por elevar sus niveles de eficiencia y eficacia. La eficiencia se logrará haciendo un uso racional de los recursos con la menor cantidad de desperdicios o desechos crónicos, mientras que la eficacia la podremos alcanzar elevando el nivel de satisfacción de todos los individuos que intervienen directa e indirectamente en ella.