«Una disrupción de largo alcance en el comercio mundial»
«El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció a principios de marzo que quería aplicar un arancel adicional del 25% al acero y del 10% al aluminio importados. Los aranceles, autorizados por la sección 232 del Trade Expansion Act de 1962, se impondrán sobre la base de la defensa de la seguridad nacional contra otros países, excepto Canadá y México, que están negociando ahora con Estados Unidos el tratado Nafta «por un período largo de tiempo». Lamentablemente la Unión Europea, un aliado estratégico de Estados Unidos, no ha quedado exento de la decisión. Las nuevas medidas entrarán en vigor dentro de 15 días después de su anuncio y deberíamos hacer todo lo que estuviera en nuestra mano durante ese periodo para conseguir que la Unión Europea sea también excluida por motivos de seguridad. Si finalmente la Unión Europea no queda exenta de pagar los aranceles esta tendrá que reaccionar de manera apropiada.
BusinessEurope, la principal voz del mundo de los negocios en Europa y que representa a 20 millones de empresas en todo el continente, está extremadamente preocupada porque estos aranceles adicionales puedan poner al mundo al borde de una guerra comercial. Estas medidas pueden crear una disrupción de largo de alcance en el comercio mundial con consecuencias en las cadenas de aprovisionamiento de diferentes sectores industriales que dependen del acero y del alumnia, y también en los consumidores.
Las repercusiones de los aranceles adicionales serán percibidas al mismo tiempo por empresas europeas y norteamericanas. Inevitablemente activarán unas medidas de defensa que corren el riesgo de tener un impacto muy negativo en el crecimiento económico global y en el mundo de los negocios. Los anuncios y las duras reacciones en varios miembros de la Orgnización Mundial del Comercio (OMC), incluidos la Unión Europea, Japón y China, siguieron el ejemplo.
La Unión Europea y Estados Unidos tienen una relación estrecha y desde hace mucho tiempo basada en la inversión.Las empresas europeas establecidas en Estados Unidos venden por importe de 2,4 billones de dólares en 2016, más de tres veces las importaciones norteamericanas desde Europa en ese año. La economía trasatlántica representa alrededor del 56,1% del stock de inversión extranjera directa interna y el 64,3% de la externa.
Estas cifras muestran la dimensión y la importancia de nuestras relaciones y como las empresas y las economías de ambos lados están interconectados. Cualquier disrupción tendrá con seguridad un enorme impacto negativo que irá más allá de los sectores directamente afectados, como son el acero y el aluminio.
Si bien compartimos las preocupaciones de Estados Unidos de que hay algunos productores mundiales que repetidamente no atienden a las llamadas para reducir su sobrecapacidad y reducir los desequilibrios del mercado, creemos que las acciones unilaterales harán más mal que bien. Medidas como las anunciadas no van a resolver el origen del problema que se sufre de la misma manera en Estados Unidos y en Europa, como son la sobrecapacidad de algunos sectores, el robo de la propiedad intelectual y las transferencias forzadasde tecnología.
En particular, lamentamos que con su decisión el presidente Trump está haciendo caso omiso a la importancia de los socios estratégicos de EE.UU:, como es la Unión Europea, ya que ha anunciado medidas que fundamentalmente dañarán a aliados de ese país, que se han comprometido en iniciativas conjuntas para luchar por unas reglas comunes de juego. Las empresas europeas han advertido con ahínco contra cualquier disrrupción en el comercio mundial, por lo que esperamos que la decisión sea reconsiderada.