El banco más antiguo del mundo no levanta cabeza
Aunque la economía italiana mejora – el PIB creció 1,4 % en el 2017, el mejor dato en siete años – la banca sigue con problemas por sus créditos deteriorados, lo que reduce su capacidad para dar préstamos, dificultando así que el país tenga más crecimiento y pueda abandonar el vagón de cola de la Unión Europea. Sobre todo, llueve sobre mojado en el Monte dei Paschi di Siena (MPS), famoso por ser el banco más antiguo del mundo (fundado en 1472), en la actualidad el 4º grupo bancario italiano por el número de filiales. El MPS, que fue salvado de la bancarrota por el Estado el pasado año, cerró el 2017 con una pérdida de 3.502 millones de euros; de ellos, solo en el cuarto trimestre 502 millones. Se trata de unas cifras superiores a las que esperaban los analistas, que calculaban unas pérdidas de 3.200 millones, superiores a los 3.240 millones en rojo en el 2016. Además, la exposición neta en términos de créditos deteriorados del grupo se ha situado en 14.800 millones de euros, mientras el total del monto bruto de los créditos deteriorados asciende a 45.100 millones de euros. En definitiva, el Monte dei Paschi di Siena, después de ser nacionalizado, no ve mejoras sustanciales ni en sus cuentas ni en su cotización en bolsa: El resultado operativo neto del grupo en el 2017 fue negativo en 3.977 millones de euros, frente a un valor también negativo de 2.840 millones en el año precedente. Los ingresos totales fueron de 4.026 millones de euros, lo que representa un 6% menos que en el año precedente. Así, pues, casi la única cifra que crece en MPS es la de las pérdidas, que subieron un 8 % (3.502 millones), una mala señal, según los analistas. Mientras, la cotización se situaba el viernes en 3,46 euros.
Todavía se recuerda hoy cuando en enero del 2016 el entonces primer ministro Matteo Renzi invitaba a los italianos a invertir en el Monte dei Paschi: «Es un banco que ha pasado por vicisitudes de locura, contra él se ha desatado la especulación, pero ahora está completamente saneado; invertir en él es un negocio redondo. Debe encontrar un socio y quizás el proceso dure algún mes», pregonaba Matteo Renzi a los cuatro vientos. Desde aquella entrevista la acción cayó en picado y cientos de miles de italianos perdieron los ahorros de toda una vida, no solo con la debacle del Monte dei Paschi sino con la crisis de dos bancos vénetos, Banca Popolare di Vicenza y Veneto Banca, además de otros cuatro que fueron salvados en noviembre 2015: Banca Marche, Carige, Carichieti y Etruria. El 22 de diciembre del 2016 la cotización del MPS tuvo que suspenderse, con una capitalización de 442 millones de euros, y casi un año después, en octubre, volvía a cotizar tras la intervención del Estado con una capitalización superior a los 5.000 millones de euros.
Después del baño de sangre sufrido por el Monte dei Paschi, la pregunta que muchos se hacen es qué vida le espera al banco de Siena. Teniendo en cuenta que el accionista es el Estado, la vida puede ser alargarse indefinidamente, pero las dudas son muchas, porque se trata de un banco debilitado que ha perdido la confianza de inversores y cuentacorrentistas. Desde luego, MPS no puede ya caer en bancarrota, pero tanto para el banco de Siena como para todo el sistema italiano se prospecta en el horizonte un proceso de fusiones. Por una simple razón: La banca italiana en su conjunto sufre de enanismo en relación con Europa. Por ejemplo, el Banco Popolare, nacido de la fusión de Bpm y Banca Popolare, el tercer grupo bancario italiano, se clasifica en el 25º puesto en Europa.
En definitiva, el sector bancario italiano es hoy más estable que hace un par de años, gracias al mayor crecimiento económico, las presiones del Banco Central Europeo y algunas reformas. El clima del sistema bancario ha mejorado también por la reducción de los créditos deteriorados y el aumento de capital en los principales bancos del país. De todas formas, la banca italiana sigue teniendo en sus cuentas el mayor porcentaje de los créditos deteriorados de la Unión Europea. Así, pues, tras las elecciones generales del 4 de marzo se mantendrá abierto un gran desafío para la banca italiana en tres frentes: Reducción de créditos deteriorados, aumento de capital en los bancos más débiles y operaciones de fusión entre bancos. Cuando llegue el tiempo de las fusiones, el Monte dei Paschi di Siena puede ser el primer candidato al matrimonio.