Estos son los retos para emprender en México
El espíritu emprendedor en México es palpable. Iniciar una empresa bien constituida ya no es producto de la suerte ni de unos cuantos; está al alcance de aquellos que están dispuestos a impulsar su idea y arriesgar para buscar un futuro más promisorio. De acuerdo a estadísticas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), junto con Eslovaquia, Sudáfrica, e Italia, somos uno de los países en donde se cuenta con una proporción mayor de jóvenes que inician sus propios proyectos empresariales. Sin embargo, emprender exitosamente es complejo pues requiere mucho más que talento.
Primero, pasar del sueño a la acción. Desde este punto, grandes ideas se quedan en el papel. Según la OCDE, la realidad contrasta con las encuestas. Cuando se pregunta a alumnos de preparatoria por el deseo de emprender más del 60% responden afirmativamente; el número decrece durante la Universidad al 43%, y en realidad, menos del 5% de jóvenes menores a 25 años inician sus empresas. Pareciera que con los años las ilusiones por emprender se apagan y emplearse es la opción; en otras palabras, más vale malo por conocido que bueno por conocer.
Segundo, es fundamental contar con un ambiente propicio para emprender como lo sería un ecosistema de emprendimiento. Aun cuando el mexicano promedio tiene una cultura emprendedora clase mundial, es en otros países, con jóvenes quizá menos entusiastas, en donde se logran emprendimientos con mayor impacto.
Durante una visita a Boston, un emprendedor mexicano radicado ahí expuso los elementos con los que cuenta dicho ecosistema líder en el mundo: emprendedores, educación universitaria profunda en emprendimiento, recursos de educación especializados, explosión de espacios de coworking, recursos por parte de las empresas, fondos de capital semilla para distintas etapas de emprendimiento, aceleradoras, eventos masivos y continuos, medios de comunicación especializados en este rubro, y estrategias gubernamentales para impulsar y crecer el ecosistema.
Injusto sería decir que en México no avanzamos, pero requerimos mayor coordinación y estrategias nacionales. Por ello, gran dolor causó cuando el gobierno canceló el INADEM, institución con una clara vocación para apoyar al ecosistema emprendedor. No consolidar un ambiente óptimo no impedirá tener emprendimientos, pero la probabilidad de que dichas organizaciones se queden pequeñas será alta, lo que incide negativamente al crecimiento económico y al bienestar social, una de las prioridades del nuevo gobierno.
En número de empresas, México supera a países como Francia, Alemania, Reino Unido y Japón, pero queda debajo de todas ellas con respecto al PIB generado. Más del 95% de nuestras empresas se conforman por 1 a 9 empleados y somos el país de la OCDE en donde comparativamente se aporta menor valor agregado a la economía de parte de este segmento de empresas.
Un directivo de Uber, uno de los grandes emprendimientos en épocas recientes, citó una estadística de la Asociación de Inversiones de Capital Privado en Latinoamérica (LAVCA), haciendo referencia a un fenómeno similar que sucede en todo Latinoamérica. En el 2018, la inversión a proyectos de emprendimiento en la India fue de 37,000 millones de dólares (mdd), contra solo 2,000,000 millones para toda la región de Latinoamérica. La preocupación se profundiza si consideramos que el Producto Interno Bruto (PIB) de la India representa sólo la mitad del de Latinoamérica. Apostar al bienestar social implica crear mecanismos que sumen al crecimiento de las empresas. Construir un ambiente emprendedor más propicio para los años venideros, ayudará a la generación de riqueza y a la creación de empleos. Más relevante aún, un ecosistema de emprendimiento fortalecido permitirá una cultura de competitividad y de innovación en el ambiente de los negocios.