Directorios, una estructura de diseño medieval
Cualquiera sea el remedio, esta idea de un grupo de personas que se reúnen unas pocas veces al año y son elegidas justamente porque ignoran el funcionamiento de la compañía, debe cambiar. Gobernar una empresa en estos tiempos, tal como fue concebido con las actuales reglas, es altamente ineficiente.
El patrón es conocido: una compañía atraviesa una crisis, de cualquier índole, y se responsabiliza al directorio.
O se le adjudica negligencia o complicidad. Se le está pidiendo a personas, casi todas sin ninguna otra conexión con la compañía y que casi siempre tienen otro empleo full time en otra parte, que vigilen algo tan ambiguo como la cultura de una organización, que además fijen la estrategia de largo plazo de la empresa, que se aseguren del cumplimiento de toda una serie de aspectos, que evalúen el riesgo de las decisiones gerenciales, que entiendan la complejidad de las nuevas tecnologías, que fijen el sueldo del CEO y que estén listas para responder inmediatamente a cualquier escándalo.
Legisladores, reguladores y accionistas han pasado los últimos 20 años intensificando las responsabilidades del directorio y modificando su composición. Pero esos esfuerzos no lograron detener los problemas y hasta podría decirse que los empeoraron. Tal vez sea hora de preguntarse si algo está mal en la esencia de ese cuerpo.,,