¿El mundo está peor o mejor que en el pasado?
¿Avanzamos por el camino correcto o no? ¿La vida mejora o empeora?
Preguntas fáciles con respuestas difíciles. Muchos datos históricos y estadísticos muestran que la vida antes era más corta y peligrosa, había más enfermedades, la gente era más pobre y había menos libertad.
Y sin embargo mucha gente tiene cálidos recuerdos de los años pasados y se pregunta si los registros de las calamidades no serán exagerados. Otros admiten que la vida solía ser peor en algunos aspectos, pero se preguntan si no era mejor en otros. Si no era más simple, más previsible, más espiritual.
Evaluar el estado en que está el mundo no es fácil. En casi toda la reciente liberatura que analiza el mundo en que vivimos se repite la constante de una caída con respecto al pasado. Pero para todos los que piensan que el mundo se cae a pedazos, Steve Pinker aspira a volverlos a la realidad recordando, en un libro de reciente aparición, que la gente ahora vive más, tiene más salud, más libertad y vive vidas más felices. Sin bien los problemas son inmensos, las soluciones están en el ideal de usar la razón y la ciencia.
Es bastante común apreciar la modernidad mientras simultáneamente se teme su potencial destructivo. (La expectativa de vida es más alta hoy, pero será más corta luego de un apocalipsis nuclear, climático o generado por armas biológicas). Si estar vivos no se siente especialmente bien, tal vez vivir en el pasado podría no haber sido especialmente malo. Tal vez la existencia en la mayoría de los lugares y momentos sea algo así como una canasta con diversas cosas dentro.
En su libro Enlightenment Now: The Case for Reason, Science, Humanism and Progress el científico cognitivo Steven Pinker analiza estudios recientes y descubre que las grandes mayorías en 14 países –Australia, Dinamarca, Finlandia, Francia, Alemania, Gran Bretaña, Hong Kong, Malasia, Noruega, Singapur, Suecia, Tailandia, la Unión de Emiratos Árabes y Estados Unidos– creen que el mundo va cada vez peor y no mejor. China es el único país grande en el que la mayoría expresa optimismo. «Esta sombría evaluación del estado del mundo está equivocada,» escribe Pinker, y no algo equivocada sino muy equivocada»…