El hábito más importante del emprendedor
Si quieres posicionarte como una persona confiable y seria para hacer negocios debes tener el hábito de la puntualidad.
Estoy seguro de que hay excepciones, pero hasta ahora, en los más de 35 años que lo he observado, todas las personas que he conocido y que son exitosas, son aquellas que se adhieren a su rutina; mientras que los que ignora su disciplina, fracasan. ¿Acaso es posible que una disciplina por sí misma sea tan poderosa como para determinar el éxito y el fracaso?
La disciplina a la que me refiero es la puntualidad –estar en donde debes estar, como prometiste, sin excepción ni excusa, siempre, todas las veces. No te puedo decir lo importante que creo que esto es. Pero sí te diré algunas de las razones por las que pienso es de gran relevancia.
Antes que nada, ser puntual te da el derecho de esperar y pedir a los demás que traten tu tiempo con respeto. No puedes esperar razonablemente que los demás traten a tu tiempo con respecto si tú demuestras poco o nulo respeto por el suyo. Así que si no eres puntual, no tienes la autoridad moral para exigírselo a los demás. Y una persona puntual tiene una ventaja sobre su equipo, asociados, proveedores, clientes… todos.
Estoy convencido de que una persona que no puede mantener sus reuniones a tiempo, no puede tener compromisos ni fijarse un horario. Hay una conexión entre el respeto al tiempo ajeno y el respeto a sus opiniones, propiedades, derechos y contratos. Como regla general, lo uso como un medio para determinar si hacer o no negocios con alguien.
Déjame darte un ejemplo. Hace muchos años, una persona que quería hacer negocios conmigo agendó una cita en el aeropuerto, mientras tenía un vuelo de conexión. Nos pusimos de acuerdo y confirmamos por fax dónde sería. Cuando llegué, el individuo no estaba ahí. Diez minutos después, recibí un mensaje de que se le había hecho tarde y que cambiaba el lugar donde nos veríamos. Caminé por todo el aeropuerto para llegar a la cita; todo esto para reunirme con una persona tan irrespetuosa que no le importó un compromiso ni pudo organizarse para llegar a tiempo. ¿Y si no es de fiar en algo tan sencillo, por qué hacerlo en asuntos de importancia?
Aun así, violando mi propia regla, lo acepté como cliente. Y fue terrible. Mintió, engañó, era desorganizado y disfuncional. Absorbió buena parte de mi tiempo y me costó mucho dinero.
Ahora, te comparto un “secreto de éxito”: No soy la única persona que ha encontrado esta conexión entre puntualidad e integridad. No soy tan inteligente. He tropezado con algo que muchas otras personas exitosas e influyentes ya sabían y que secretamente utilizan para determinar a quién comprar, con quién hacer negocios, a quién ayudar y en quién confiar. Si no eres una persona puntual, lo más seguro es que los demás te juzguen negativamente.
Si piensas que las personas exitosas (aquellas con las que quieres hacer negocios) no tienen sus propios “sistemas” para juzgar a las personas, entonces eres muy ingenuo. No solamente tienen un sistema, sino que muchos de ellos tienen un “criterio de rechazo instantáneo” para ahorrarse tiempo en determinar con quién quieren hacer negocios y con quién no.
Uno de mis primeros mentores decía que había sólo dos buenas razones para llegar tarde a una reunión: uno, estás muerto, y dos, quieres estarlo.
Así que tomando prestada una cita de Dale Carnegie: si quieres ganar amigos e influenciar a las personas, sé puntual. Y si quieres salvarte de mucho tiempo perdido y problemas, empieza a usarlo como una manera de juzgar a las otras personas que quieren hacer negocios contigo…