Nace una industria en torno a recuerdos de Chávez
Eudis Carrillo está mal por la muerte de Chávez. Pero los negocios son los negocios y se consuela pensando que la mercancía del extinto líder que ofrece en un puesto callejero se venden como pan caliente. Lo mismo sucede con tatuajes alusivos a Chávez, aros, tazas y figuritas hablantes. Se puede comprar hasta ropa interior con la imagen de Chávez, cuyos partidarios están fomentando un culto a la personalidad que comenzó cuando el ex paracaidista estaba todavía vivo y se intensificó tras su muerte por un cáncer la semana pasada.
«Lamentablemente murió el presidente. Pero todo lo que es souvenir con la imagen del presidente se ha vendido», dijo Carrillo, de 42 años y quien lucía una gorra de béisbol con las imágenes de Chávez, del libertador Simón Bolívar y de otras luminarias de la izquierda. Asegura que está vendiendo cinco veces lo que vendía cuando Chávez estaba vivo.
«La mercancía se agota de un día para otro. Todo lo que es franelas, gorras sobre todo», señaló. «Todo se potenció, se multiplicó. Decíamos que no era como conveniente hacer dinero con la muerte de una persona, pero bueno, la gente lo pide, quiere llevarse algo como recuerdo, quiere ponerse una camisa, quiere ponerse una gorra, quiere ponerse una cinta, quiere llevarse una foto».
Algunos analistas dijeron que se está viendo la creación de un mito… y de una industria.
«Chávez murió en las condiciones perfectas para ser mitificado y comercializado», expresó Luis Vicente León, presidente de la respetada firma encuestadora Datanálisis, quien pronosticó que esta industria en torno a la figura de Chávez seguirá creciendo. «Era joven, murió en el poder y recientemente fue reelecto. Es como James Dean o Marilyn Monroe».
León dijo que cuando estaba vivo el propio Chávez promocionó su imagen, a diferencia de otras figuras históricas como el «Che» Guevara o Mao. Los productos alusivos a esas figuras comenzaron a venderse después de sus muertes y traicionando su firme ideología anticapitalista.
«El presidente Chávez estimuló el culto a su personalidad», sostuvo León. «Estaría totalmente de acuerdo».
Otros dudan que la imagen de Chávez llegue a todos los rincones del globo.
«No creo que haya niños en China con camisetas de Chávez. O que veamos la imagen de Chávez pintada en muros de Chiapas (México), como la del Che», dijo Trisha Ziff, cineasta que ha producido un documental y una exhibición de la iconografía del Che. «¿Aspirará la próxima generación a emular a Chávez, como aspiró a emular al Che? No creo».
De todos modos, en el negocio de tatuajes Soul Tattoo and Body Piercing de Sabana Grande ha subido enormemente la demanda de tatuajes de Chávez desde su muerte el 5 de marzo, indicó Juan Pablo González, de 27 años, el administrador del sitio.
«Vendimos algunos tatuajes de Chávez antes pero, honestamente, no eran tan populares. Ahora es totalmente distinto», declaró mientras se frotaba una oreja de la que colgaba un arete.
González dijo que cuatro de los 16 tatuajes que hizo en los tres días que trabajó desde que se reabrió el local tras la muerte de Chávez fueron copias de la firma del mandatario, en rojo, su color preferido. Cuestan 600 bolívares.
Pagando cuatro veces más se puede tatuar el rostro de Chávez en un brazo o en la espalda. González dijo que varias personas solicitaron ese tatuaje en días recientes, pero dieron marcha atrás al saber el precio.
En la congestionada Plaza Bolívar de Caracas, frecuentada por partidarios del presidente, la gente puede encontrar prácticamente cualquier producto que se le pueda ocurrir a su imaginación sobre Chávez, desde fotos de la familia hasta réplicas de la banda presidencial y hebillas para el cabello en rojo, azul y amarillo, los colores de la bandera venezolana.
Hay asimismo muñecos inflables de Chávez en atuendo militar verde que se vuelve a erguir si uno lo golpea, con la frase «intumbable».
Otro muñeco fabricado en China muestra a Chávez con una boina roja. Pedro Frailan dice que vende 60 al día, comparado con los 10 que vendía antes de la muerte de Chávez. Si uno aprieta un botón en la espalda del muñeco, se escucha uno de los largos discursos típicos de Chávez.
«Yo llegué aquí para hacer todo lo humanamente posible para ser útil al pueblo venezolano en su sueño, en su esperanza y en su empeño de ser libres e iguales», dice el muñeco una y otra vez. No hay botón para interrumpir el discurso.
Se pueden comprar además cuadros de Chávez con su boina roja, que Félix Rodríguez le vendería por 400 bolívares si le quedase alguno.
Dijo que lo que más le enorgullecía era un cuadro que estaba terminando y que no está a la venta: muestra a un Chávez que es elevado al cielo por los pobres del país, con el Che y Jesucristo a su lado.
«Estoy haciendo esto por amor», asegura. El cuadro lo expondrá en su puesto de venta.