Tecnología es clave para resucitar a Latinoamérica
La tecnología tiene un papel clave para sacar a Latinoamérica de la peor crisis económica de su historia provocada por el COVID-19, pero también puede ahondar la fragmentación y las diferencias entre los más ricos y los más pobres, de acuerdo con un informe difundido el jueves por la CEPAL y varias organizaciones internacionales.
El informe “Transformación digital para una mejor reconstrucción”, conocido también como LEO, estima que unas 2,7 millones de microempresas cerrarán al término de este año dejando sin empleo a unos 8,5 millones de personas. Indica asimismo que al entrar en esta crisis, el 40% de los trabajadores de la región no tenían ningún tipo de acceso a protección social y cerca del 60% trabajaba en el sector informal.
“La digitalización podría ser una herramienta poderosa para superar los desafíos estructurales de la región”, aseguró Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) en la presentación virtual del informe. Pero advirtió: “Sólo si se considera como una vía integral para impulsar un cambio estructural progresivo”.
El reporte sobre las perspectivas económicas de Latinoamérica, que se publicó por primera vez en 2007, compara el desempeño de la región con otras áreas del mundo, analiza los principales desafíos para el desarrollo y ofrece recomendaciones de políticas a seguir.
En esta oportunidad se focaliza en el rol de la transformación digital para fortalecer el desarrollo latinoamericano en tiempos del COVID-19. Fue realizado de manera conjunta por la CEPAL, el Banco de Desarrollo de América Latina (conocido como CAF), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), y la Comisión Europea. En su presentación, estuvieron el presidente colombiano Iván Duque, su colega costarricense Carlos Alvarado Quesada, Bárcena y otros funcionarios.
Para el cierre de este año la CEPAL proyecta que la contracción económica en Latinoamérica podría ser de al menos 9,1%, la más profunda del último siglo. Prevé asimismo que el nivel del PIB per cápita al término sería similar al de 2010, lo que representa un retroceso de una década. La pobreza, en tanto, alcanzaría a 230 millones de personas y el desempleo a 44 millones.
La pandemia llegó a la región en momentos en que ya enfrentaba problemas.
Latinoamérica atraviesa una desaceleración económica desde 2012 que se profundizó con una contracción en 2015 y 2016 y terminó con una economía estancada en 2019. La pandemia la hundió más.
“La crisis ha creado las oportunidades para avanzar en las reformas necesarias que puedan ayudar a difundir los beneficios de la transformación digital para logar un crecimiento incluyente y sostenible”, dijo Ángel Urgía, secretario general de la OCDE. “También destaca la enorme necesidad de cerrar las brechas digitales entre territorios, familias, estudiantes, trabajadores y empresas”, expresó.
De acuerdo con el informe, la transformación digital puede ayudar a las economías latinoamericanas estimulando la innovación empresarial y transformando los sistemas de producción. Pero también puede exacerbar las disparidades.
En Latinoamérica sólo el 68% de la población tenía acceso a internet en 2018, muy por debajo del 84% de los países desarrollados de la OCDE. Además, mientras el 75% de la población más rica de la región accede a internet, sólo el 37% de la más pobre puede hacerlo.
Unos 40 millones de hogares de la región no tienen acceso a internet. El 46% de los niños de entre cinco y 12 años -unos 32 millones- vive en esos hogares y por lo tanto no ha podido tomar clases remotas durante la pandemia. Asimismo, debido a la gran informalidad de la economía regional, sólo el 21% de las personas pueden trabajar a distancia o capacitarse por internet.
A esto se suma el costo del acceso a internet, equivalente al 14% del ingreso de una familia latinoamericana, cuando en Europa es del 3%.
“Las tecnologías digitales han probado ser esenciales en la gestión de la pandemia”, dijo Bárcena. “Pero la brecha de acceso a las tecnologías digitales puede ser un nuevo rostro de la desigualdad”, advirtió.