Neurodidáctica: definición y claves
El aprendizaje es un proceso permanente y, aunque desde el siglo XVIII ya existen evidencias del desarrollo de teorías educativas, no pueden compararse con el avance que supone la neurodidáctica.
Esta disciplina busca alentar y apoyar la gestión y el proceso de aprendizaje, en un contexto de confiable y libre de estrés, que debería ayudar a los maestros a comprender y explicar las experiencias y comportamientos de sus alumnos, siempre relacionados con las funciones cerebrales y físicas del individuo.
¿Qué es la neurodidáctica?
Neurodidáctica, neurociencia y neuroeducación comprenden estrategias basadas en cómo el cerebro aprende y qué factores lo estimulan. El objetivo de esta disciplina es aprovechar al máximo el funcionamiento de la mente, en especial cuando se trata de adquirir nuevos conceptos.
La emoción, la curiosidad y la atención son las bases de este proceso, a través del uso de aulas inclusivas. La gamificación, o el uso de juegos en el aula, también entran en juego. El modelo prioriza el respeto y el esfuerzo dentro del entorno de aprendizaje.
Cuando los educadores llegan a comprender cómo el cerebro aprende, procesa y almacena información, pueden:
Adaptar sus estilos de enseñanza en consecuencia.
Estructurar sus clases, palabras, actitudes y emociones.
De esta manera, son capaces de influir en el desarrollo del cerebro de sus estudiantes y la forma en que aprenden. Pero nada de esto sería posible sin abrirse a esta nueva forma de enseñar que combina educación y neurología y que alienta a los maestros a buscar estrategias que optimicen el funcionamiento neuronal de los alumnos. Algunas de estas estrategias consisten en aprovechar sus percepciones sensoriales, trabajar con la memoria o capturar la atención y el estímulo de sus alumnos.
¿Cuáles son las claves de la neurodidáctica?
La capacidad de adaptación del cerebro, definida como plasticidad cerebral, es un factor importante en la neurodidáctica, ejemplos de ella son:
Con la estimulación correcta, el cerebro puede crear permanentemente nuevas neuronas.
Los estímulos a la mente también hacen posible aumentar las conexiones entre ellas.
Por otro lado, las neuronas espejo son vitales para las estrategias neuroeducativas, ya que son células que se activan cuando hacemos algo y cuando observamos la misma acción realizada por otros. Esto también ocurre como resultado del estímulo emocional.
El vínculo entre las emociones y el aprendizaje es un hecho comprobado. Si las personas aprenden a tomar el control de sus emociones y comportamientos negativos, es más fácil para ellas aprender. Además, un entorno de aprendizaje libre de estrés y ansiedad es esencial, solo asegurando este ambiente se puede alcanzar un estado denominado “aprendizaje significativo”, un proceso que involucra nuestras emociones, diferenciándose del aprendizaje común por presentar una mayor calidad y durar más.
Esto significa que, cuando los docentes ayudan a los estudiantes a comprender el valor y el propósito de lo que están aprendiendo, tienen más éxito. Una forma de hacerlo es aplicar sus conocimientos al mundo real a través de experimentos y analogías, entre otros.
Por último, además de los elementos mencionados anteriormente, la enseñanza a través del razonamiento, la mejora y el fortalecimiento de la memoria y el tratamiento de los problemas de aprendizaje son parte de la neurodidáctica en el aula. Estas habilidades también ayudan a determinar las causas neurológicas relacionadas con los fracasos académicos.
¿Tendrás en cuenta estos aspectos a la hora de elegir un máster? ¿Alguna vez habías considerado que disfrutar de un ambiente positivo en el aula beneficia tu aprendizaje?