Michael Keough y la pujante industria del headhunting en Colombia
Aunque ciertos sectores de Colombia, como el comercio exterior por ejemplo, han visto decaer el ritmo de su actividad a consecuencia de la dura y persistente crisis que afecta al mundo desarrollado, el país cafetero goza de una economía bastante saludable. Prueba de ello es que, entre 2002 y 2011, su Producto Interno Bruto (PIB) creció en torno a 4,5%, idéntico guarismo que se prevé para este año y el que acaba de terminar, según ha pronosticado el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Por otro lado, el ministro de Minas y Energía, Federico Renjifo, informó recientemente que la inversión extranjera en esas áreas alcanzó el récord de US$12.500 millones en 2012.
No es todo. El estable terreno político se ha fortalecido con el diálogo entre el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FARC), con el que se pretende poner fin a décadas de violencia.
Con tal escenario y los favorables resultados económicos, el mercado laboral tiene un presente dinámico. De hecho, la tasa de desempleo se redujo de 12,5% a 9,2% entre enero y noviembre del año pasado, de acuerdo a lo reportado por el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE).
Así las cosas, el panorama es y se anticipa muy auspicioso para la industria del headhunting en la nación andina. En efecto, se ha transformado en un pujante sector que ha atraído a importantes actores globales, relata Michael Keough en entrevista con AméricaEconomía. Ãl es general manager de Downing Teal en Colombia, firma que, con presencia en Australia, Canadá, Chile, Estados Unidos, Perú y Sudáfrica, se ha especializado en el reclutamiento de talentos para minería, energía e infraestructura, que son precisamente los rubros mejor aspectados en Colombia.
Michael, hasta hace algunos años Colombia era percibido como inseguro para los individuos y las inversiones. ¿Cómo ha variado eso?
Yo trabajé acá entre 1985 y 1990 (él es estadounidense). Volví hace un año y la diferencia es increíble. La situación ha mejorado. Aunque no es perfecta, claro, pues aún hay crimen y violencia, pero a niveles menores que hace diez o veinticinco años…