Las familias tiran de ahorro y crédito para consumir por los bajos salarios
La fuerte reducción del desempleo ha permitido que España abandone la recesión no solo por el tirón de las exportaciones, sino sobre todo gracias al consumo privado. Ahora bien, ante el estancamiento de los salarios, los hogares están financiando ese mayor gasto con el ahorro acumulado y endeudándose con los bancos. Una situación que se antoja insostenible: a menos que se produzca una recuperación de la remuneración por asalariado, el consumo de las familias se desacelerará.
De hecho, este año ya se estaría registrando cierta ralentización del gasto de los hogares. En lo que va de año el consumo de los particulares ha crecido al 2,4%, por debajo del 3% registrado tanto en 2016 como en 2015. Se trata de todo caso de un ritmo de crecimiento muy superior al de los salarios. La remuneración por asalariado, según los datos del Instituto de Estadística Nacional (INE), ha aumentado en lo que va de año un raquítico 0,1%.
Es decir, el consumo de las familias está creciendo mucho más que sus ingresos. Así que, para sostener ese nivel de gasto, los hogares están recurriendo en primer lugar al ahorro. Al estallar la crisis, el aumento del paro y las malas expectativas llevaron a los particulares a ahorrar como una medida preventiva. Eso propició que esa hucha alcanzase el 13,4% de la renta bruta disponible en 2009. Sin embargo, desde entonces se ha ido reduciendo paulatinamente y a día de hoy está en el 6,5%, su nivel más bajo desde 2007, último año de la burbuja inmobiliaria y crediticia.
Este dato ha encendido todas las alarmas. Cierto es que la reducción de la tasa de ahorro se debe, en parte, a que la mayor confianza de los consumidores y las menores incertidumbres laborales y económicas han llevado a las familias a reducir el ahorro por motivos de precaución. A que el entorno de bajos tipos de interés desincentiva el ahorro -los depósitos apenas remuneran el dinero- e invita a consumir más. Y a que el proceso de desendeudamiento, aunque aún no ha terminado, ya no es tan exigente para las familias y no necesitan ahorrar tanto.
Sin embargo, ese nivel de ahorro de los hogares españoles está muy por debajo del de otros países de la Eurozona, como Alemania (17%) y Francia (14%) lo que, según recuerdan los analistas de Funcas, «sitúa a las familias españolas en una situación más vulnerable de cara a una futura normalización de la política monetaria». Y uno de los motivos es la debilidad del crecimiento de la renta de las familias, que obliga a tirar del ahorro para consumir.
Mayor endeudamiento
Por si fuese poco, ese mayor consumo no se financia solo con el ahorro disponible sino también endeudándose más. Prueba de ello es que la nueva facturación de crédito al consumo creció el año pasado al 28,4% y en lo que va de mantiene un ritmo similar, del 28%. «La mejora en las condiciones financiersas habría incentivado el consumo de los hogares a través tanto de los bajos niveles de coste del crédito como de la mejora en las condiciones de acceso a él», explica el Banco de España en un reciente artículo analítico sobre la recuperación del consumo privado en nuestro país.
Ese mayor recurso al crédito al consumo ha propiciado que el saldo vivo de financiación para este fin concedida por los bancos, aunque aún no ha alcanzado los niveles previos a la crisis, haya crecido de nuevo tras varios años a la baja. Y que ello sea compatible con que las familias sigan amortizando su gran deuda pendiente: la hipoteca.
Es más, la carga financiera por crédito al consumo de los hogares, tras ocho años de descensos fruto del necsario desendeudamiento de las familias, ha comenzado a repuntar poco a poco y acumula ya tres ejercicios al alza. Después de tocar fondo en 2014, a junio de este ejercicio se situaba ya por encima del 6% de la renta bruta disponible.
Todo esto hace pensar a los analistas que el crecimiento del consumo privado está llegando al límite de sus sotenibilidad. «En la actualidad el crecimiento del consumo supera al de la renta y aunque en el corto plazo puede haber desviaciones en este sentido, en el medio plazo el consumo debería volver a alinearse con el de los ingresos de los hogares», apuntan Diana Posada y Daniel Fuentes, de Analistas Financieros Internacionales (AFI), en una artículo al respecto publicado en los Cuadernos de Información Económica de Funcas.
Rentas familiares
«Será necesario que se mantenga la mejora de los determinantes del consumo para garantizar la sostenibilidad de crecimiento, lo que pasa, entre otros factores, por un incremento de los salarios que apoye la renta de las familias, especialemente en la medida en que la holgura en el mercado de trabajo vaya agotándose», apuntan.
O lo que es lo mismo, aunque el consumo está aún lejos de frenarse en seco porque todavía se están ejecutando y se van a ejecutar decisiones de compra que se pospusieron a raíz de la crisis, los analistas apuntan a que si no se produce una mejora de los salarios, en los próximos trimestres el consumo podría sufrir una desaceleración, con el consecuente impacto en el crecimiento de la economía española.