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Las 3 grandes crisis que han marcado a México

Con la eventual desaparición de los Baby Bommers, este planeta podría estar habitado casi exclusivamente por seres que no tienen un referente de prosperidad económica prolongada, sino de periodos recurrentes de crisis.

A pesar de que la mayoría de los mexicanos en edad adulta hemos vivido la mayor parte de nuestra existencia en un país con crisis económicas constantes, en realidad son tres grandes crisis las que nos han marcado. Algunos las hemos vivido todas, otros solamente la más reciente al menos ya con plena conciencia, pero estos periodos de crisis nos han dejado huella a todos ya que sus efectos determinaron en gran medida el tipo de país que hoy tenemos.

Aunque finalmente el impacto es similar para los ciudadanos comunes, con efectos como el desempleo y en general el deterioro de la economía personal, familiar y del país, también existen algunas diferencias en estas crisis, dos de ellas nos dejaron lecciones que bien podrían servirnos en la crisis actual, la que vivimos hoy y de la que todavía falta mucho por escribir.

1995: crisis interna, México en quiebra

Muchas veces se ha escrito que México está en quiebra a causa de las crisis. Lo anterior nunca fue tan cierto como en 1995, un problema económico totalmente interno que llevó a, literalmente, la quiebra de México. En esta crisis el colapso del peso, con todo y su gravedad, pudo haber sido menos relevante de no ser por los efectos devastadores que provocó: deudas privadas impagables, salida abrupta de capitales de los mercados nacionales, quiebra de miles de empresas y desconfianza en la economía mexicana. La quiebra del país en su máxima expresión.

Esta crisis nos dejó la lección de que las políticas económicas y el manejo de variables tan relevantes como el tipo de cambio se deben hacer desde instancias especializadas, técnicas, no políticas ni mucho menos ideológicas.

La quiebra de México fue tan evidente que el entonces presidente estadounidense William Clinton tuvo que acudir en auxilio del país y hacer un préstamo de emergencia de 20 mil millones de dólares para que se pudieran liquidar los compromisos internacionales y México evitara la moratoria de pagos que, dice la historia, estuvo a unos minutos de declarar el presidente Ernesto Zedillo. El gran “salvavidas” para México fue el entonces recién firmado acuerdo comercial con Estados Unidos, que activó la máquina exportadora del país y sacó a México de la crisis en un plazo de 2 años.

El rescate del sistema bancario es la gran “cicatriz económica” que hasta la fecha no cierra por completo, pero la opción era declarar la moratoria interna y provocar una implosión de la que el país seguramente todavía no se recuperaría. Esta crisis marcó a los jóvenes de aquel entonces, también acabó con los sueños de una parte importante de la clase media y provocó que muchos de los ancianos terminaran sus días con un país muy diferente al que ellos disfrutaron en sus años mozos.

Hablar de una recuperación plena no es posible, México vive en crisis económicas constantes, pero esa, la de 1995, fue un parteaguas para el país, un antes y un después en el rumbo de la economía.

2008, la crisis de EU que cimbró a México

En 2008 el colapso del sector hipotecario en Estados Unidos cimbró a la economía mexicana, y también a todo el mundo. Esta crisis proveniente del exterior agarró a México en una situación menos compleja respecto a la de 1995. El régimen de tipo de cambio libre era una absoluta realidad y funcionaba ya con eficiencia, además los mercados contaban con mecanismos de ajuste que, si bien provocaron problemas en un inicio, posteriormente fueron fuente de compensación.

Imposible olvidar las acciones de los bancos centrales, que lograron evitar un colapso mayor en la economía del planeta. Esta crisis determinó el nacimiento de las políticas de inyección monetaria en los mercados, con cifras muy elevadas en un inicio hasta la falta de límite como sucede ahora, tanto dinero como sea necesario.

Posiblemente, dicho factor impulsó la recuperación y permitió que luego de un año (2009 ya que la crisis estalló a finales de 2008), la economía de México y el mundo se recuperara, no sin periodos de volatilidad financiera que dieron muchos sobresaltos al mundo.

Esta fue la primera gran crisis que vivió en carne propia los entonces muy jóvenes Millennials, muchos de ellos apenas con algunos años en el mercado laboral, y otros en la escuela, muy cerca del final de su preparación académica. El pesimismo dio paso al optimismo gracias a un pujante sector tecnológico que para entonces ya mostraba signos de su renacimiento después del colapso registrado 8 años antes. El repunte o recuperación iniciada a finales de 2009 y principios de 2010 dio inicio al periodo más largo de expansión económica registrado en Estados Unidos, pero no fue gratuito, el bajo crecimiento fue el precio que se pagó, desde entonces las economías del mundo están atrapadas en la llamada “trampa del crecimiento”, que impide un repunte significativo del PIB. Como resultado, grandes capitales se amasan al amparo de los mercados, pero la desigualdad económica es el signo de nuestros tiempos.

2020, ¿qué sucederá?

La pregunta es, desde luego, una gran incógnita porque son muchos los factores que convergen, eso más otros elementos hacen de esta crisis la más profunda y peligrosa en al menos nueve décadas.

Por un lado, está la profundidad de la crisis causada por el confinamiento: el desplome del PIB en gran parte del mundo no se ha observado en muchos años, desde la Gran Depresión de 1929, es el primer factor a tomar en consideración porque incluso las expectativas del Fondo Monetario Internacional (FMI) no anticipan una recuperación importante antes de 2022; otro elemento es el proceso electoral en Estados Unidos, un factor de incertidumbre natural que ahora se profundiza con la debilidad del actual presidente en las encuestas. Otro elemento es el hecho de que esta crisis económica derivó en una crisis sanitaria, algo inédito también en muchas décadas. Aunque cada día crecen más las expectativas en torno a una vacuna para finales de año, los riesgos se mantienen.

Si observamos, los bancos centrales del mundo no solamente han inyectado fuertes cantidades de dinero a los circuitos económicos y financieros del planeta, sino que la consigna es que no hay límites. Pero eso no evitará que muchos países reporten cifras negativas de PIB no vistas en caso 100 años; tampoco son pocos los países que han adoptado esquemas de estímulo económico a su planta productiva, con todo eso el futuro es incierto.

En lo que ya coinciden plenamente los analistas es en el hecho de que una segunda fase de confinamiento, no lo aguantaría ninguna economía del mundo. Pero eso significa a la vez la permanencia del riesgo sanitario y su impacto social.

Como vemos, al menos desde la última década del siglo pasado y los tiempos actuales, se han registrado fuertes crisis económicas en un promedio de 12 años, mientras que la recuperación de las dos crisis previas se observa entre 1 y 2 años posteriores al gran colapso. No sabemos lo que sucederá en este 2020, algunas proyecciones hablan de que la recuperación no será menor a 2 años en gran parte del mundo, y de entre 3 a 5 años en el caso de México.

La generación de los Baby Boomers desaparece lentamente, por fortuna los adelantos en la ciencia médica les han permitido extender su longevidad, pero nada es para siempre. En unos años prácticamente este planeta será habitado por seres que no conoceremos un referente de prosperidad económica prolongada, sino más bien un largo periodo de crisis recurrentes.



  • Ver original en Alto Nivel
  • Publicado el viernes agosto 21, 2020
  • Noticia local de México


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