La financiación a startups con monedas virtuales hincha otra burbuja
Las monedas virtuales están en plena efervescencia. El precio del bitcóin roza los 18.000 dólares y el ethereum, la segunda criptodivisa más popular de las 1.358 que se han creado ya, tocó esta semana su máximo histórico (720 dólares). La euforia por las divisas digitales podría estar inflando otra burbuja aún mayor en las rondas de financiación de proyectos empresariales con esas monedas. Los «títulos» que reciben los inversores a cambio de su dinero se están revalorizando en el mercado secundario, sin regular, en un 100, 200 o 300% en cuestión de 24 horas.
Esta forma de financiación empresarial, llamada oferta inicial de moneda (ICO, por sus siglas en inglés), se asemeja a fuentes tradicionales como ampliaciones de capital y, sobre todo, al «crowdfunding». La empresa, casi siempre una startup especializada en la tecnología de cadena de bloques («blockchain»), en lugar de lanzar al mercado acciones o bonos, entrega unos derechos denominados «tokens».
El inversor paga por ellos con una moneda digital como el bitcóin. Ese «token» da derecho normalmente a acceder a los productos o servicios futuros que desarrolle la empresa, pero también puede llegar a ofrecer determinada rentabilidad o dividendo.
«Boom» de dinero
La financiación acumulada en las ICO suma 3.775 millones de dólares, y la capitalización del mercado secundario de los «tokens» emitidos supera los 22.530 millones de dólares. En medio año el mercado ha crecido en torno a un 4.000%. Si hasta el pasado abril esta financiación era casi marginal en comparación con el capital riesgo destinado a startups de «blockchain», hoy, con 1.327 millones captados entre julio y septiembre, quintuplica la inversión de fondos convencionales.
El apetito es voraz: Aragon, una startup española, captó 25 millones entre más de 2.000 inversores en 15 minutos. Otras firmas han llegado a levantar casi 200 millones de un plumazo. «A diferencia de una ronda de financiación clásica en la que la empresa solo accede a uno o dos firmas de capital riesgo, con las ICO puede levantar capital de forma muy ágil y entre muchos inversores porque permite crear una comunidad muy amplia», explica el consejero delegado y cofundador de Icofunding, Alejandro Gómez de la Cruz, plataforma web española para crear y gestionar emisiones de este tipo.
Lo que más preocupa es la alta volatilidad de este mercado. Valga de ejemplo la emisión ICO lanzada por Etherereum Movie Venture para financiar una película. Sus «token» dan acceso a ver el film. Pues bien, en la última semana, esos títulos llegaron a revalorizarse en un día un 526,3% y en otro a caer un 82,2%. Buena parte de las emisiones, según los registros de «Coinmarketcap», están registrando variaciones de tres dígitos en cuestión de horas o pocos días.
Especulación y refugio
Esa volatilidad es fruto en buena parte de la irrupción en el mercado secundario de inversores que buscan ganancias rápidas. Además, las criptodivisas se están convirtiendo en un valor refugio para, por ejemplo, inversores de Venezuela afectados por la hiperinflación.
«Al principio los inversores solían ser personas que confiaban en los proyectos empresariales y querían garantizarse acceso a sus servicios futuros. Ahora hay también un componente meramente especulativo», apunta el responsable de regulación digital de BBVA Research, Javier Sebastián.
Según explican a este diario fuentes conocedoras de ese mercado, hay incluso fondos tradicionales de capital riesgo adquiriendo «token» con descuento en una fase de preventa para luego revenderlos en el secundario a precios más altos. Para ello se aprovechan de que estas startups no suelen fijar periodos que les impidan desprenderse de sus títulos (plazo de «lock up») al momento, como sucede con frecuencia en el mercado de capitales.
Campañas con Paris Hilton y Messi
La meta de esas ventas previas es recaudar la mayor cantidad de dinero posible de las llamadas «ballenas», que son personas o grupos que acumulan grandes sumas de bitcoin. En esa línea, algunos emisores están recurriendo a campañas en redes sociales con famosos para aprovechar su tirón y captar más inversores.
La heredera Paris Hilton anunció en su cuenta en Twitter su inversión en Lydiancoin. Recientemente, el futbolista Lionel Messi hizo lo mismo en Instagram patrocinando la ICO de Sirin Labs, empresa que prevé desarrollar un móvil ultraseguro y un ordenador todo en uno y que cuenta como asesores con el expresidente del F. C. Barcelona Joan Laporta y el ex director de tecnología de Sony Takeshi Ito.
«Hay proyectos empresariales con una buena base, pero otros con mucho continente y marketing pero poco contenido», dice el profesor de Finanzas en ICADE Business School Luis Garvía, quien alerta incluso de posibles estrategias de «pump and dump», que consiste en hacer promociones de este tipo para inflar las ICO y los precios y atraer a compradores externos obnubilados por esa publicidad y el miedo a dejar pasar la oportunidad. Luego descubren que detrás no hay nada o casi nada. El 10% de las ICO gestionadas en Ethereum, plataforma líder de «blockchain», han dado lugar a fraudes como esquemas Ponzi y de suplantación de identidad.
Advertencias de los reguladores
Toda esa euforia y volatilidad ha puesto en alerta a los supervisores de todo el mundo, desde la SEC de EE.UU. hasta la ESMA europea. La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) española, en coordinación con ESMA, lanzó el pasado noviembre un comunicado en el que advertía a los consumidores
«del elevado riesgo de perder el capital invertido en este tipo de ofertas, al tratarse generalmente de inversiones muy especulativas y de elevado riesgo sobre las que se proporciona una información en muchos casos inadecuada».
Los expertos critican que la propia denominación, ICO, lleva a confundir estas emisiones con las ampliaciones de capital (IPO, en inglés). «Se empiezan a asimilar como si fuesen lo mismo, y no lo son. Las ICO como mucho reportan un derecho de acceso o ni eso», dice Garvía, quien apunta que la ausencia de regulación y supervisión es relevante de cara a posibles episodios de pánico: si se produce un gran descalabro en una empresa cotizada, el supervisor puede frenar su cotización; en este mercado por ahora no hay ningún salvavidas ni botón rojo.
Transparencia
«Ni siquiera existe la certeza de que la empresa y el proyecto existan», avisa Sebastián, quien recuerda que la inversión en este tipo de emisiones se hace entre pares y sin intermediarios. «Es un mercado muy nuevo e inmaduro, y por ahora nadie ha reclamado una regulación porque nadie ha perdido grandes sumas de dinero», explica Gómez de la Cruz, quien admite que «se está sobreinvirtiendo en las ICO».
En este sentido, Icofunding revisa a fondo cada empresa y proyecto que lanza una ICO en esta plataforma, y la firma está desarrollando un sistema de gobernanza por el cual se exige a las empresas rendir cuentas ante los inversores. De hecho, su cofundador asegura que la costumbre de presentar auditorías y «due dilligences» por parte de las empresas emisoras irá a más.
Con esta fórmula quizá se limite lo que sucede ahora en el mercado: la falta de transparencia lleva a los inversores a decidir dónde ponen su dinero en base a promesas (y la expectativa de ganancias rápidas) y no en función de métricas financieras clásicas como ingresos, ebitda y rentabilidad. «El mercado se va a desinflar y luego empezará a crecer de forma más sostenible», augura Gómez. En este sentido, los analistas consideran que en el momento en que se regule, este tipo de financiación será una verdadera alternativa de financiación empresarial por ser rápida y no necesita intermediación.