Ignacio Isusi, el coach de moda entre las personas de éxito – deGerencia.com
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Ignacio Isusi, el coach de moda entre las personas de éxito

Experto en gestión del éxito, es el Coach más buscado por empresarios, artistas y deportistas exitosos

Ignacio Isusi (Bilbao, España, 1972) se define como un enamorado de su familia, de sus amigos, de la vida y del ser humano. Su objetivo en la vida: ser feliz y acompañar, como coach profesional, a personas que desean vivir procesos de transformación, cambio y crecimiento personal y profesional. Reside desde hace años con su familia en Key Biscayne, una isla conectada a Miami por un puente, donde viven algunos de sus clientes. Es un lugar idóneo desde el que viaja a otros países de Latinoamérica, España y ciudades de Estados Unidos.

Isusi es “coach ontológico empresarial”, aunque a él le gusta describirse como una persona normal que ayuda a gestionar el éxito de quienes llaman a su puerta. Directivos de empresas, deportistas y personas exitosas acuden a Ignacio en todo el mundo. Es el coach preferido de personajes que vemos en los periódicos, las revistas, el cine o la televisión. En su trabajo es discreto como nadie. Aunque es el coach de moda entre la “élite” reconoce que trabaja con todo aquel que necesita de sus servicios. “Me siento un privilegiado por aprender cada día de todas las personas a las que acompaño”, reconoce.

Emprendedor, empresario, filántropo, business angel, escritor… Isusi es además cofundador y vicepresidente ejecutivo del Bernardo Gálvez Business Club, una asociación de altos directivos y empresarios residentes en Miami, ha editado dos libros de poesía y ha producido un documental de cine. En la actualidad destina parte de su tiempo a la producción de un canal en Youtube en el que publica sus ya famosos ¨Paseos Matutinos¨, en los que comparte reflexiones sobre la vida que ayudan a crecer y como él dice ¨quizás hacer un mundo mejor¨. También es colaborador activo en la lucha contra el cáncer. Acompaña desde hace años a enfermos durante el transcurso de su enfermedad. Quienes le conocen dicen de él que, ante todo, es una buena persona.

El coaching es un término relativamente nuevo y, aunque cada vez está más extendido, aún hay personas que no lo tienen claro. ¿En qué consiste?

Aunque hay diferentes opiniones sobre su origen como disciplina de crecimiento personal, hay datos que lo sitúan en alguna universidad inglesa a mediados del siglo XX. Si bien se ha revelado su plena eficacia en los últimos quince años, adquiriendo gran notoriedad. Primero en Estados Unidos y luego en Europa y Latinoamérica. El coaching lejos de ser una ciencia, es un arte sublime. Es un proceso de aprendizaje facilitado por un coach, que es quien acompaña a cualquier persona (coachee) con el fin de que pueda incrementar sus posibilidades personales y profesionales, y en definitiva mejorar su vida.

“El coaching es un viaje al interior de cada uno, de quien quiere o necesita crecer en lo personal o profesional”

En su caso, ¿cómo entra en contacto con el mundo del coaching y cómo descubre que quiere dedicarse a ello?

En una época de mi vida muy dura, en la que se cruzaron dificultades profesionales y personales, me sentí desorientado y muy estresado. A ello se sumó la enfermedad y posterior fallecimiento de mi madre Marisa, víctima de un cáncer. Paradojas de la vida, la experiencia difícil de acompañarle durante su enfermedad me regaló la oportunidad de aprender muchísimo. De alguna forma fue algo muy positivo para mi vida. Aquella vivencia sin duda me marcó favorablemente y, gracias a ella, entré en contacto con la Asociación Española contra el Cáncer, con la que he trabajado durante años como directivo y acompañando a pacientes en el hospital y en sus domicilios. Fue entonces cuando descubrí que me apasionaba trabajar con las personas. En el hospital comprobé que las últimas preguntas que se hace mucha gente son las primeras, aquellas que tienen que ver con la existencia y con el sentido y el éxito en la vida. Por esta razón, tomé la decisión de empezar a buscar respuestas a las preguntas de siempre.

¿En esos momentos tan difíciles encontró el apoyo de algún profesional?

Un amigo me habló de que había trabajado con un coach personal y que le había cambiado la vida. Despertó mi curiosidad y le llamé. Al cabo de tres meses de trabajo descubrí que mi verdadera vocación consistía en hacer el trabajo que él hacía conmigo. En mi caso tuve que vivir todas aquellas experiencias para darme cuenta de que mi felicidad tenía que ver con ayudar a otras personas a vivir en plenitud. A partir de ahí inicié una formación intensa que aún hoy continúa y creo que siempre seguirá. Mi deseo de aprender de las personas a las que ayudo es muy grande.

¿Necesariamente hay que experimentar una situación fuera de lo normal para valorar el coaching como una ayuda?

Es verdad que recurren al coaching muchas personas que atraviesan momentos vitales o profesionales difíciles. Aunque cada vez son más quienes acuden a nosotros porque quieren regalarse la experiencia de hacer un viaje a su vida interior y disfrutar de la oportunidad de crecer como persona o profesional. En la época tan ajetreada en que vivimos, considero fundamental abrir espacios exclusivos en nuestra cotidianeidad para ocuparnos de nuestro yo interior. Es muy recomendable darse tiempo para parar y vivir una experiencia inolvidable que nos permita crecer como padres, madres, maridos, esposas, hijos, hermanos, profesionales… En el coaching se busca encontrar la plenitud, que de alguna forma asocio a la sabiduría, sin tener que esperar a hacerse anciano. Es un espacio privilegiado para poder parar y conversar con tu coach, alguien que no te juzga y que quiere lo mejor para ti. Es un tiempo para parar.

¿Qué beneficios tiene para una persona ponerse en manos de un coach?

La lista podría ser interminable y siempre dependerá de la motivación que se tenga para iniciar un proceso de coaching. Tantos beneficios como dificultades u objetivos persiga cada cliente. Quienes lo han vivido en primera persona entenderán a lo que me refiero. Iniciar y realizar un proceso de coaching tiene mucho que ver con trabajar en el gimnasio del alma. Los mejores resultados derivan de acciones precedidas de una reflexión compartida con alguien honesto en quien se confía: tu coach. Hay quienes obtienen reconciliaciones, paz interior, seguridad, confianza, éxitos profesionales, bienestar general…

“Un buen coach es ante todo una buena persona, alguien que no te juzga y que quiere lo mejor para ti”

El coaching se ha puesto de moda y como en cualquier disciplina seguro que hay grandes profesionales. A este respecto, ¿cuáles son las virtudes que definen a un buen coach?

El buen coach lo es por vocación. En mi opinión, sin vocación el coaching se convierte en un servicio fraudulento. Es mucho más que un trabajo, es una forma de vivir; no basta con tener un titulito. Es todo un arte que requiere de grandes cantidades de amor. Es fundamental la experiencia en la vida, haber tenido la oportunidad de trabajarse uno mismo el interior. El ejercicio de introspección ha tenido que ser intenso. Haber viajado a las propias sombras para poder navegar por las zonas ciegas del interior de los demás y que se sientan acompañados y en confianza absoluta.

Es verdad que ha habido muchos consultores reconvertidos a coaches que se han aprovechado del factor moda. Y es cierto que hay mucha confusión porque hay plaga de coaches. Los hay de diferentes “padres y madres”, para todos los gustos y avalados por infinitas escuelas y certificaciones, unas con acreditado prestigio y otras sin él. No debe extrañarnos, por tanto, que haya quien vea en la figura del coach la de aquellos charlatanes y vendedores ambulantes de crecepelo que, a voz en grito, recorrían en coche de caballos el Viejo Oeste anunciando las bondades de sus fórmulas milagrosas. Al buen coach se le reconoce en la primera conversación; escucha más que habla.

“Iniciar y realizar un proceso de coaching tiene mucho que ver con trabajar en el gimnasio del alma”

¿Y después?

Un coach profesional debe supervisarse con frecuencia. Es indispensable, porque en esta profesión siempre hay zonas ciegas y de aprendizaje. Los coaches debemos estar en la mejor forma psicológica para poder trabajar con los demás. No trabajamos con robots, trabajamos con personas de carne y hueso. La responsabilidad es muy grande y debemos ser consecuentes con ella. Es indispensable el compromiso ético y partir de unos objetivos consensuados con el cliente en un clima de total confianza. Hay muchas resistencias, inseguridad. Al fin y al cabo, el ejercicio de introspección es apasionante y lo mejor de todo es que se hace en compañía, no en soledad. El coaching es un viaje al interior de la vida personal o profesional de quien quiere o necesite crecer.

¿Qué recomendaría a alguien que quiere ponerse en manos de un coach?

Que invierta tiempo en hacer una labor de prospección y buscar a aquel coach profesional que mejor se adapte a sus circunstancias. No necesariamente los coaches más visibles y conocidos pueden ser los más idóneos para uno. Se requiere vibrar en la misma emoción y que haya total sintonía. Es importante la primera entrevista entre coach y coachee. El coachee debe tener la sensación de que está muy a gusto y cómodo conversando con su coach, que siente que le comprende y por lo tanto que le genera plena confianza. Es importante que perciba sinceridad y absoluta honestidad en el coach. Un buen coach es por encima de todo una buena persona. Tomada la decisión de iniciar el proceso de coaching, siempre recomiendo a mis clientes arriesgar y poner toda la carne en el asador para obtener el máximo beneficio.

En su trayectoria profesional figura un amplio currículum como emprendedor, empresario, filántropo, business angel, escritor, productor de cine y televisión… ¿Por qué decide ayudar a los demás a través del coaching?

Siempre trabajo en nuevos proyectos porque me apasiona aprender cosas nuevas. El interés por el aprendizaje provoca que generemos dopamina (la hormona de la felicidad) y contribuye al bienestar. Algunos bromean y me dicen de forma generosa que soy como Leonardo Da Vinci, un hombre del Renacimiento. Quizás sea un poco hiperactivo en mi creatividad, pero vivir así no me supone problema alguno. Me encanta. Así que el coaching es el vehículo que empleo para favorecer que las vidas de quienes me rodean sean mejores, más plenas. Y precisamente, la experiencia de participar del desarrollo de la vida de otras personas es el más hermoso aprendizaje que experimento cada día. Sin duda, me considero un romántico en muchas dimensiones de mi vida. Desde luego, participar en la creación de un mundo mejor a través del coaching forma parte de mi ideario vital.

¿Qué diferencia a un coach de un psicólogo?

La línea que nos separa es fina. Yo, por ejemplo, colaboro en talleres grupales con algunos de ellos. Es cierto que el coaching ha venido a ocupar el espacio del mundo de la empresa y el de personas que se sienten más cómodas en otro formato de trabajo diferente. El coaching se ha revelado como una disciplina de crecimiento de una enorme eficacia, contrastada y reconocida por quienes han vivido la experiencia. Es el gimnasio del alma, siempre lo digo. Un proceso que permite aprender a manejar adecuadamente herramientas que casi todos poseemos pero que no siempre se saben usar o se emplean de forma inadecuada. Es imposible cortar jamón con una llave inglesa, por muchas ganas que le pongamos. El coaching es un proceso de aprendizaje. Nada anda mal en tu cabeza. Simplemente no sabes resolver algo o quieres afianzar o descubrir más fortalezas y disfrutar de la experiencia hasta lograr las metas propuestas.

Para algunas personas puede resultar más fácil recurrir a un coach que a un psicólogo o un psiquiatra.

La psiquiatría desde luego entra en el territorio de la clínica. Es verdad que muchas personas están incorporando a los coaches a sus vidas. Yo he tenido muchos clientes que vienen buscando crecer desde un lugar distinto a la psicoterapia. La técnica empleada en mi especialidad de coaching, la ontología del lenguaje, cuenta con gran reconocimiento internacional. Es una plataforma muy eficaz y transformadora. Hay muchos psicólogos y psiquiatras que la conocen bien y trabajan también desde ella.

Usted se define como un experto en gestión del éxito. ¿Qué es para usted el éxito?

Socialmente está instalada la idea mayoritaria de que el éxito tiene que ver con el dinero. Sin embargo, el éxito es para mí tener todo lo necesario para ser feliz, lo que implica trabajar sobre la disposición que tiene cualquier persona de generar los recursos necesarios para vivir, saber relacionarse con los demás, adaptarse al medio, tener salud y paz interior, y desprenderse del ego y de la necesidad de reconocimiento. Asocio todo lo citado anteriormente con el sentimiento de libertad.

El éxito es para mí mucho más que tener una gran fortuna. Cuando crees que lo tienes todo pero por dentro sabes que hay carencias se puede encontrar soluciones en el coaching. El verdadero éxito está más relacionado con el equilibrio y la serenidad que con lo material. A quienes son millonarios, por ejemplo, les suele suceder en ocasiones, que se encuentran con dificultades a la hora de gestionar sus vidas y sus relaciones con la familia, el trabajo, los fans… Es normal, se enfrentan a demasiadas zonas de riesgo. Por esta razón, con mis clientes me gusta trabajar todas esas dimensiones de la persona, cuando quieren vivir una vida plena.

Muchas personas y profesionales aspiran a lograr el éxito como principal objetivo en la vida. Sin embargo, usted advierte de las zonas del éxito que hay que cuidar, ¿por qué?

El éxito (en el sentido popular del término) tiene sus riesgos y cuando sobreviene la fama aún más. Vivir de una manera auténtica resulta muy difícil para algunas personas exitosas. Necesitan escuchar perspectivas de personas que están fuera de su vida. Llega un día en el que el personaje puede devorar a la persona. Entonces aparece un sentimiento de soledad e incomprensión, a pesar de tener siempre mucha gente alrededor. Han trabajado tanto en el personaje que, cuando les dejan de aplaudir, la persona se viene abajo y se siente infeliz. Pero insisto en que todo tiene solución. Lo digo siempre en mis conferencias: hay que trabajar mucho y bien para vivir en paz y en serenidad. Y si el éxito llega a edades tempranas, los riesgos son mayores y requiere que haya personas muy sensatas acompañando a quien es exitoso.

En su opinión, por tanto, ¿el éxito da la felicidad?

La felicidad son quizás momentos. No la concibo como un estado de ánimo continuo o lineal. Casi diría que el sufrimiento (que no es más que el juicio que hacemos de lo que acontece, que diría el filósofo griego Epicteto) es en parte necesario para imprimir sentido a nuestras vidas y brindarnos oportunidades de aprendizaje y por lo tanto de crecimiento personal. El éxito absoluto existe en la teoría y por lo tanto también la felicidad plena. Otra cosa es la práctica. Como me dijo en una ocasión el filósofo Rafael Echeverría, ¨para que haya luz ha de haber sombra¨.

Entre sus clientes figuran miembros de familias adineradas, directivos, deportistas y artistas conocidos. En principio, profesionales a los que la vida les sonríe. Sorprende a priori que puedan requerir los servicios de un coach. ¿Por qué recurren a usted?

Quienes están en la élite social, empresarial… me recomiendan entre sus círculos de confianza, cuando se enteran de que, de alguna forma, yo también he estado en su lugar y comprendo lo que les puede estar sucediendo. Saben que pueden confiar en mí plenamente. Para mí el secreto profesional es sagrado; sería imposible trabajar sin él. Piense que les sonríe el dinero y la fama. Pero lo demás, requiere de trabajo intenso. El éxito comporta a veces soledad y necesita ser gestionado. Puede parecer extraño, pero la vida en el mundo resulta con frecuencia incomprensible y carente de sentido para algunas de estas personas exitosas.

¨Participar en la creación de un mundo mejor a través del coaching forma parte de mi ideario vital»

¿Por qué le apasiona tanto su trabajo?

Me siento útil. Para algunas personas, el triunfo puede separarles de la realidad, convertirles en una isla que es preciso unir al resto del mundo. Yo me dedico a favorecer la construcción de los puentes que les faltan y no encuentran. La vida, como a tantas otras personas, me ha dado la oportunidad de vivir en primera persona muchas de las experiencias que son motivo de padecimientos de mis clientes. Y aunque trabajo principalmente con altos ejecutivos, deportistas y artistas profesionales y familias de grandes patrimonios, siempre atiendo a personas que necesiten de verdad de mis servicios. Todos los humanos somos muy parecidos.

“La experiencia de participar del desarrollo de la vida de otras personas es el más hermoso aprendizaje que experimento cada día”

¿De qué forma un coach puede mejorar los resultados de una persona o profesional?

Casi siempre de una manera tan extraordinaria, que llama la atención de todas las personas que viven en el entorno más cercano del coachee. Eso sí, siempre gracias a la adecuada definición de objetivos consensuados con el cliente. Por esta razón, yo al menos, trabajo siempre a medida de las particularidades de cada persona. Tienen vidas con muchos compromisos y es importante por mi parte la flexibilidad. Pero siempre advierto de que trabajar conmigo requiere un serio compromiso si realmente deciden dar el paso de querer obtener mejores resultados. No quiero perder el tiempo, ni hacérselo perder a nadie. Se lo digo siempre. Para mí, no es una cuestión de dinero; tiene que ver con la integridad. Me llama una persona y nos vemos personalmente para ver si estamos hechos el uno para el otro. No trabajo con cualquiera por mucho dinero que me quiera pagar. Necesito sentir que hay una profunda voluntad de querer crecer y progresar. A veces viajo yo a su país de residencia, en otras ocasiones vienen ellos a Miami o a mi casa en España. Incluso en alguna ocasión he tenido alguna sesión en pleno vuelo por las limitaciones de tiempo de algún cliente. Lo primero de todo es establecer una meta, unos objetivos claros y alcanzar un compromiso con la persona que quiere vivir esta experiencia.

¿Cuánto puede durar un proceso de coaching?

Suelo insistir que el principal responsable del resultado del trabajo es el cliente. Mi responsabilidad es dirigir el proceso. Cuidar y facilitar que todo vaya bien técnica y humanamente. Acompañar a la persona hasta que el proceso llega a su fin, que conmigo suele durar un año aproximadamente. Luego, el cliente debe “volar solo”. A veces, el proceso llega más lejos o alcanza un objetivo que le interesaba realmente más. Los resultados siempre son tangibles y medibles. Al finalizar un proceso de coaching el cliente se siente mejor persona. Para mí no hay privilegio más grande que ser testigo y partícipe de la mejoría emocional de un ser humano.



  • Publicado el miércoles mayo 15, 2019


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