¿Es la riqueza transmisible genéticamente? – deGerencia.com
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¿Es la riqueza transmisible genéticamente?

Hemos hablado varias veces de la desigualdad, pero ¿y si a pesar de hacer todos los esfuerzos posibles la antigua clase dominante y sus descendientes volvieran a tomar el control? ¿Y si volvieran a ponerse en la cumbre? ¿Existe un orden genéticamente dictado que determine élites y siervos? En ese caso tendríamos que las élites y sus descendientes se colocarían de nuevo en la cima a pesar de que hubieran podido ser retirados de sus riquezas.

Miremos uno de los lugares en los que se ha hecho quizás el mayor cambio de la historia, donde el gobierno comunista estuvo años intentando revertir la situación anterior, la República Popular China. Antes de la revolución había capitalistas, terratenientes, campesinos, clases medias urbanas, etc. Tras la proclamación de la república, las personas fueron clasificadas según su origen. Eso les colocaba en una peor o mejor posición en la escala de la nueva sociedad comunista. Bien, los datos muestran que los descendientes de las antiguas clases dominates que pasaron a ser clases marginadas han conseguido reponerse, parcialmente, en la escala social.

Existen estudios que han partido sobre esta clasificación de las clases para conocer como evolucionaría si de repente se redistribuyeran los activos, si hubiera un shock de riqueza. No hay muchos ejemplos de este tipo en la historia de la humanidad, por lo que es interesante verlo. En este caso por un lado vamos a ver el estudio de los investigadores David J Treiman y Andrew G Walder de las universidades UCLA y Stanford respectivamente y de Aleberto Alesina, Marlon Seror, David Y Yang, Yang You y Weihong Zeng de la Universidad de Bristol.

La República Popular China y la Revolución Cultural

Tras la proclamación de la República Popular China, se clasificaron a las distintas personas en distintas categorías, siendo esto una adaptación de la Unión Soviética. Además estas clases eran heredables por vía patrilineal. Estas a su vez se clasificaron en básicamente tres grupos: Buenas (donde estaba la clase Roja de los revolucionarios y los antiguos campesinos o proletarios a los que se suponía a favor de la revolución), neutral a la revolución u ordinaria (principalmente clases medias urbanas) y malas (colaboradores con los japoneses, terratenientes y capitalistas burgueses). Esta clase era minoritaria, siendo menos del 5% de la población de China.

A los pertenecientes a estas clases no sólo se les quitaron las propiedades o se les asignaron otras, sino que se les trató de un modo u otro a partir de entonces a ellos y sus descendientes. No sólo tras la proclamación de la República Popular en 1949 y los años posteriores, sino en los años posteriores de la revolución cultural. Hasta 1979, los miembros de las clases malas no podían acceder a la universidad, por ejemplo. Es decir, uno diría que tras estos años de revolución, estas personas y sus descendientes estaban no en una igual, sino peor.

Lo que vemos es que estas clases fueron capaces de reponerse. Según Treiman y Walder, aunque la clase roja tenía una ventaja especial al haber sustituido a las élites, los miembros de la clase mala y sus descendientes, no lo habían hecho mal, sino que estaban recuperando su posición y nivel educativo, aunque no alcanzaran el nivel de la clase roja. Especialmente aquellos que habían alcanzado la mayoría de edad a partir de 1979.

Además según los investigadores de Bristol, en 2010 los miembros de esta antigua élite ganabn un 16% más de la media, 1912 RMB más al año. Es cierto que 1912 yuan anuales o un 16% más no es mucho (algo más de 200 euros), pero tengamos en cuenta laa diferencia de ingresos entre blancos y negros en EEUU era de 18% en 2007 y de 24% en 2014, como muestran estos investigadores.

Además, los descendientes de esta clase tienen unos valores distintos, creen más que el trabajo duro es crítico para el éxito, trabajan más horas y tienen menos tiempo libre en fines de semana, consideran que ser rico es más importante de la media y consideran más de la media que la desigualdad y la competencia es deseable.

Es decir, que aunque la élite resultante del proceso de la revolución ha triunfado, los miembros y descendientes de la antigua clase dirigente no lo están haciendo mal. Habría que tener en cuenta que los más pudientes o buena parte de ellos con el triunfo del comunismo emigraron a Taiwan o a otros países del sudeste asiático (de esto hablaremos en otra ocasión), pero a los que se quedaron no parece irles tan mal como se esperaría, sino que como destacan los autores han conseguido que les vaya mejor de lo que uno esperaría.

¿Cómo se transmite la riqueza entre generaciones?

Hemos hablado como la desigualdad se transmite generacionalmente en el pasado, que es pegajosa generacionalmente. En Italia los descendientes de las familias ricas en 1400 siguen teniendo una buena posición económica, aunque no sea tan buena como la de sus antepasados. Ante estos estudios sobre China, cabe pensar ¿cómo se transmite la riqueza y la posición social? Se suele considerar por parte de los sociólogos que existe un capital cultural, si a los principales directivos de las empresas españolas perdieran su trabajo de un día a otro, seguían teniendo su red social o contactos, pero en una revolución como la de China, habrían perdido la utilidad de duchos contactos al haberse desplazado la élite por otra, por lo que no podríamos pensar en los contactos como modo de mantener la riqueza. Tampoco la educación, si a los descendientes se les hubiera prohibido ir a la universidad, es poco probable que hubieran podido haberse aprovechado de la educación.

Por tanto nos quedaría que los descendientes tendrían dos opciones en haber heredado algo tras el fuerte choque socioeconómico que hubo en China entre 1950 y 1979 en los que se cambió el orden anterior consecuentemente por parte del Partido Comunista de China. Los descendientes habrían heredado por tanto sólo dos cosas: la genétiuca y los valores familiares que hubieran podido recibir.

Por tanto su mejorada posición en 1996 y en 2010 puede venir de su pedigree familiar, de los valores recibidos en su educación o de una combinación de los anteriores. No podríamos contar con su red de contactos, puesto que los que manejaban los resortes del poder habían cambiado.



  • Ver original en El Blog Salmon
  • Publicado el domingo septiembre 13, 2020


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