El eje francoalemán ya diseña las bases para la refundación del euro
Tras el impacto de la crisis económica, la amenaza de los populismos y el golpe del Brexit, las aguas bajan más tranquilas en la Unión Europea después de la reciente victoria de Emmanuel Macron en Francia, un europeísta convencido. Y este respiro de alivio colectivo va a ser aprovechado para cambiar algunas cosas, entre otras las instituciones que gobiernan el euro, como son el Eurogrupo y el Ecofin, al tiempo que se crearán nuevos instrumentos para fortalecer la Eurozona, como unos eurobonos
que no implican mutualización de deuda, vinculados a una especie de Tesoro europeo común, o una garantía paneuropea de depósitos para que los bancos sean cosa, digamos, de todos y no solo del país en el que están situados. Sobre todo cuando entren en problemas, dado el efecto contagio que hemos visto durante los años de la crisis financiera, que luego se convirtió en económica.
En este escenario la Comisión Europea, la encargada de hacer las propuestas para que luego los Gobiernos de los países miembros decidan, ha puesto hace unas semanas sobre la mesa una propuesta muy ambiciosa para lanzar la pelota al aire, y que empiecen a moverse las cosas y a nadie ha dejado indiferentes.
La primera parte de la iniciativa, que se desarrollaría de aquí a 2019, plantea por ejemplo completar la Unión Económica y Monetaria, la base de la moneda única que muchos europeos llevamos en el bolsillo, completando por ejemplo la Unión Bancaria y la Unión del Mercado de Capitales, lo que implicaría crear un fondo de garantía de depósitos europeo y un fondo de resolución también europeo para futuras crisis bancarias.
La segunda mitad de estas reformas entrarían en vigor en 2019, coincidiendo con las nuevas elecciones al Parlamento Europeo, y aquí es donde se plantea avanzar hacia la creación de una especie de Tesoro europeo y un ministro de Finanzas de la Eurozona para estabilizar los eurobonos.
Estos nuevos mecanismos, algunos de ellos ya en debate en el Consejo de la Unión Europea, deberían estar funcionando ya en el año 2025.
Plantean completar la unión bancaria con la creación de un garantía paneuropea de depósitos y un fondo de resolución bancario Todos estos planes, una especie de carta a los Reyes Magos, han sido sorprendentemente bien acogidos por los principales mandatarios europeos y, sobre todo, por el nuevo presidente de Francia, Emmanuel Macron, y la canciller alemana, Angela Merkel, que han confirmado públicamente su intención de avanzar en todas estas reformas para reforzar la unión económica y monetaria. Tan convencidos están que han creado ya un grupo de trabajo para ir preparando el terreno de las reformas y explicarlas después a los otros 17 países que forman parte del euro, tarea que no será fácil ya que implicará cesión de soberanía. Además, si los cambios requiriesen un cambio del Tratado de la Unión Europea habría que contar también con el beneplácito de los países europeos que no forman parte del euro.
En busca de la cohesión
Merkel pidió públicamente hace unas semanas a los empresarios germanos respaldo para el proyecto de la creación de un presupuesto para los países del euro y de una especie de gobierno económico de la Eurozona, elementos que servirían para cohesionar Europa de modo que sea capaz de enfrentarse a retos del tamaño del Brexit, el conflicto con Estados Unidos a cuenta del comercio internacional y el populismo en general.
Fuentes comunitarias explican que «la clave es proteger más a los ciudadanos en el terreno económico y profundizar en una unión económica que ha sido fundamental durante los años de la crisis, sobre todo por el papel que ha jugado el Banco Central Europeo, lo que se ha demostrado en el aumento de apoyo popular que ha cosechado el euro a lo largo de los últimos años».
El apoyo popular ha aumentado desde la crisisPero, pese al éxito de la recuperación económica en Europa fruto de la reducción de los desequilibrios macroeconómicos de los distintos países, las divergencias en materia de renta per cápita y de tasa de paro entre países hace que sea muy necesario avanzar más en la unión económica.
Además, los expertos señalan que la vulnerabilidad financiera de los países europeos sigue siendo un problema, pese a la recuperación, sobre todo por los altos niveles de deuda pública y privada, a lo que se añaden los escasos mecanismos existentes de estabilización financiera y la complejidad de la gobernanza y el déficit democrático. Valga el dato de que el Tratado de Maastricht, el germen del euro, establece que el tope de deuda pública que pueden tener los países del euro tiene que ser del 60% del Producto Interior Bruto (PIB).
Otro de los temas en los que se necesita avanzar es en materia de inversión ya que, de persistir las diferencias entre países, se perpetuarían las brechas de crecimiento potencial. Una situación parecida es la que ocurre en los tipos de interés de los préstamos de las empresas, que siguen siendo diferentes en función de los países, pese a la mejora que se ha producido en los últimos años.
Dede España el ministro de Economía, Luis de Guindos, ha pedido «medidas agresivas en la zona euro, incluida la creación de una tesorería paneuropea. Tenemos una ventana de oportunidad de no más de seis meses tras las elecciones en Alemania para quien existe la percepción generalizada de que hay fallos en la Eurozona que tenemos que corregir. Solo hay dos caminos, ir hacia adelante o volver atrás. No podemos quedarnos donde estamos ahora».
La batería de propuestas de la Comisión Europea
1. Completar la Unión Financiera y Bancaria, avanzar en la reducción y el reparto de riesgos en el sector bancario con medidas para que los bancos europeos sean todavía más sólidos. Poner en marcha la Unión de los Mercados de Capitales.
2. Avanzar en la Unión Económica y Presupuestaria mediante el fortalecimiento del Semestre Europeo de coordinación de las políticas económicas. Se podría avanzar también en la mejora de la capacidad de estabilización macroeconómica de la Eurozona a través de un afianzamiento de la responsabilidad democrática y un reforzamiento de las instituciones de la zona del euro.
3. Para aumentar la solidez de la Unión Económica y Monetaria los Estados miembros deberán aceptar compartir más responsabilidades y decisiones sobre asuntos del euro, dentro de un marco legal común. Esto se podría conseguir a través de los Tratados de la Unión Europea y sus instituciones, un enfoque intergubernamental o, como es el caso en la actualidad, una combinación de ambos. En todo caso, una mayor integración política podría implicar la reconsideración del equilibrio entre la Comisión y el Eurogrupo, y podría justificar el nombramiento de un presidente permanente del Eurogrupo a tiempo completo, así como unificar la representación exterior de la zona del euro.
4.
La idea de un Tesoro de la Zona del Euro (quizás con un presupuesto de la zona del euro), así como de un Fondo Monetario Europeo también se incluye en el debate, y podría considerarse en una fase posterior de la profundización de la Unión Económica y Monetaria y, por tanto, más allá del año 2019, fecha de las elecciones al Parlamento Europeo.