Bitcoin, ¿ganará el combate contra la banca española?
El pasado 1 de abril, Japón legalizó las bitcoins. Acto seguido, más de 250 mil comercios japoneses lo aceptaron como moneda. Rusia también ha anunciado que aprobará el uso de las bitcoins para el año 2018. Mientras, en España la gran banca nacional da órdenes de cancelar cuentas bancarias a todas las empresas relacionadas con el universo bitcoin. Son dos caras de la misma moneda. Hay una ley no escrita muy sencilla en este universo y es que si existe algo tecnológicamente mejor, al final, acaba imponiéndose.
Miquel J. Pavón, empresario de proyectos bitcoin, ha pasado a ser el David que combate contra Goliat, la gran banca española.
Es la persona que está detrás de 23 cajeros bitcoin repartidos por España, Francia y Grecia. Este año prevé instalar otros 150 por Europa, pero también quiere trasladar la empresa matriz Bitcoin Investors Trust a Malta y comprar un banco en Panamá. Dice que lo suyo es una cuestión de justicia.
Detrás de Estados Unidos con 679, Canadá con 147 y Reino Unido con 58; España es, con 33, el cuarto país en el ranking con más cajeros de bitcoin en el mundo. La culpa es de Miquel J. Pavón, un geógrafo que, tras 25 años de trabajo como cartógrafo, se pasó al sector financiero. Este mundo no le era del todo desconocido. Como geógrafo, parte de los ingresos que recibía los destinaba a invertir en Bolsa. Lo que ganaba lo guardaba. Así que, cuando se quedó sin trabajo por la crisis inmobiliaria disponía de cierto pulmón financiero para montar una «startup». Era el origen de lo que actualmente es Group BTC, un entramado empresarial del que forman parte sociedades como BTCfácil desde donde se fabrican y distribuyen los cajeros de bitcoins con «software» y «hardware» propios.
De los 33 cajeros repartidos por España, 23 son suyos. Algunos los gestiona él mismo y lo hace desde unas tiendas físicas que abre bajo el nombre de la marca Bitphone. Además de comprar y vender bitcoins y otras criptomonedas en cajeros automáticos físicos y en cajeros humanos, BTCfácil ofrece servicios de telefonía. En las tiendas las tarjetas prepago se pueden recargar con bitcoins, obtener descuentos al comprar teléfonos móviles si se paga con bitcoins o comprar lotería de una importante ONG. Recientemente, han incorporado nuevos servicios como el recibir y enviar dinero o ser punto de recogida de empresas de mensajería. Siempre, evidentemente, aceptando bitcoin como moneda alternativa al euro.
En la tiendas Bitphone se informa de todos los productos del grupo. Se puede invertir en el proyecto principal Bitcoin Investors Trust, en la granja de minería Up Mining o, incluso, ser franquiciado BitPhone con un cajero automático físico o humano BTCfácil.
El negocio del cajero bitcoin es muy sencillo. Se cobra una comisión en cada transacción. De tal manera que si el precio actual de un bitcoin (BTC) está en 1.130 euros se le suma una comisión de un 6% para lo que son las ventas o se le aplica un descuento del 4% para las compras. Para abastecer la demanda, cada vez más creciente, suele ser necesario adquirirlos en el mercado global. Esta gestión la hace a través de otra sociedad, ATMs Bitcoin Exchange.
El negocio va bien. En dos años cuenta ya con una plantilla de más de 20 personas y siete tiendas Bitphone en España, una en Francia y otra en Grecia. Sin embargo, Miquel J.Pavón asegura: «En España me veo obligado a parar, porque me están acorralando los grandes bancos españoles. Me han cerrado todas las cuentas bancarias. En 2017 voy a continuar vendiendo cajeros de bitcoin en Francia, Alemania, Italia y Grecia. También me han pedido tres para Colombia. En total serán unos 150 cajeros, más o menos, los que vendamos en 2017»
En cuanto al tipo de usuarios que demandan el bitcoin los define, mayoritariamente, como inversores. «Ten en cuenta que el bitcoin se revalorizó el año pasado un 120%. Pasó de pagarse por él 400 euros a los cerca de 1.200 eurosâ⬠de ahora. Esto no pasaría si no hubiese una demanda creciente. El bitcoin se ha convertido en algo valioso», explica.
¿Por qué un banco en Panamá?
«Las barreras en el mercado español son muy altas. No por los problemas legales o la fiscalidad, que ahí todo está claro, sino a los bancos, que ven amenazados sus intereses. En esta guerra contra la banca nacional, pronto oiremos hablar de una demanda por competencia desleal», afirma Miquel J.Pavón.
En sus planes para este año están también trasladar la matriz a Malta y comprar un banco en Panamá. Ante la observación de que ninguna de las dos localizaciones suena muy bien, lo aclara así:
«No estoy diciendo que vaya a montar una ‘offshore’ ni nada ilegal. Ese mundo no me interesa. Es una cuestión de eficacia de gestión en el sistema financiero. Como aquí me están cerrando las cuentas en todos los bancos y no tengo capital para comprar un banco en España, que me costaría 500 millones, lo compro en Panamá que me cuesta 50.000 euros obtener una ficha bancaria, con todo identificado y con los datos a la vista. En este sentido es una legislación muy parecida a la norteamericana. En Malta pasa lo mismo. Mientras que aquí tengo que liquidar el 30% de los beneficios, allí la fiscalidad es mucho más blanda, porque está en el 5%. Aparte que los dos son países ‘friendly’ bitcoin».
Una cuestión de justicia. Dice Miquel J.Pavón que al principio echó de menos el puesto de geógrafo, pero que ahora se divierte y está encantado con lo que hace. ¿Y por qué lo hace? Por dinero, a estas alturas, no es.
«Yo con 500 euros mensuales tengo mis necesidades cubiertas hasta que me muera. Habrá quien no se lo crea, pero lo hago porque me gusta que haya justicia y dejen tomar decisiones propias. En su momento ya me hice objetor de conciencia porque no entendía que alguien pudiese obligarme a coger un fusil, y eso que mi abuelo era comandante».
«No entiendo la política de los bancos. Quiero que la gente tenga el control total sobre su dinero, por primera vez en la historia de la humanidad, la mayor parte de las veces, es consecuencia de su trabajo y esfuerzo. Con bitcoin es posible y puede ayudar a todas aquellas personas que quedan excluidas del sistema, muchos por falta de recursos».
Asegura también que no es el único que lucha en esta guerra y que ha recibido respaldos más que interesantes.
«Al principio de montar todo esto recibí una visita que prefiere mantenerse en el anonimato y me dijo, me gusta lo que haces, y me invirtió 1 millón de euros. Algunos no lo creerán, pero también hay personas así».