Biden deberá enfrentarse a una grave crisis de desalojos
Las familias de EE.UU. se encontraban en una situación precaria durante años, antes de la aparición de Covid-19. En consecuencia, no debería sorprendernos las implicaciones para el mercado de la vivienda. Como el Wall Street Journal informa:
“Aproximadamente una cuarta parte de las familias de arrendatarios estadounidenses con niños, tienen ahora deudas por no pagar el alquiler, según muestran las encuestas de la Oficina del Censo de EE.UU. (…) El aumento de la deuda del alquiler también podría obstaculizar el camino hacia una recuperación económica de EE.UU., cuando de 30 a 40 millones de personas, desde la Ciudad de Nueva York a San Francisco, en California, se enfrentan a un posible desalojo una vez que expiren las moratorias”.
¿El gobierno intervendrá?
Si las ejecuciones hipotecarias y los desalojos se interponen en el camino de la recuperación, también es seguro decir que los recortes draconianos en los presupuestos de los gobiernos estatales y locales, se traducirán en reducciones salariales y / o desempleo para los trabajadores del sector público y, por lo tanto, más presiones en el mercado de la vivienda.
Si los propietarios de viviendas y los trabajadores del gobierno no pueden crear una demanda suficiente para restaurar el crecimiento económico, el gobierno federal debe intervenir. Los gobiernos estatales tienen constitucionalmente prohibido tomar préstamos para los gastos diarios.
El fallido rescate del 2008
La solución de la crisis de las hipotecas de alto riesgo (en el 2008) requirió un rescate federal de los bancos que poseían estos instrumentos tóxicos. Pero salvar al sistema bancario requirió salvar a los banqueros cuya malversación causó la crisis. Los prestatarios perdieron sus casas y ahorros, incluso cuando los banqueros obtuvieron bonificaciones multimillonarias. Solo los prestatarios fueron castigados a pesar de que por cada prestatario imprudente existía un prestamista embaucador.
La legislación del rescate reconocía esta realidad y asignó una parte del alivio del rescate a los propietarios de viviendas. No obstante, el régimen de Obama decidió no implementar esa parte de la legislación, a pesar de que la asistencia a los prestatarios comunes habría sido al menos igual de eficaz para salvar el sistema bancario. Y esto ocurrió a pesar del hecho de que, esta controvertida legislación, fue aprobada solo por el compromiso para el alivio de las ejecuciones hipotecarias como parte del programa TARP.
Implicaciones duraderas
Las implicaciones de esta negligencia fueron significativas y duraderas. Michael Olenick sostiene: “Esta frustración, la traición de la derecha y la izquierda, provocó una enorme ira popular. La gente quería quemar algo y, en el momento justo, Trump bajó las escaleras mecánicas prometiendo hacer exactamente eso”.
A pesar de la enorme deuda hipotecaria y la inminente crisis de ejecuciones hipotecarias, se habla muy poco sobre cómo se podría reestructurar la deuda o cómo albergar a los muchos que quedarán sin hogar. De lo que se habla una vez más es culpar a los deudores. Yves Smith, fundador del blog Naked Capitalism, reimprime un ejemplo especialmente desagradable de este género de la columna Letters del Wall Street Journal: “Las madres solteras están descubriendo, de repente, por qué es bueno tener un esposo responsable que trabaje y mantenga a su familia antes de comenzar a tener bebés. Las malas decisiones tienen malas consecuencias”, Howard S.
Demasiadas deudas masivas
Como los autores del primer rescate, Howard S también ha olvidado que por cada prestatario irresponsable hay un prestamista imprudente. En cualquier caso, por mucho que algunos puedan despotricar y delirar, estas deudas son demasiado masivas para ser pagadas en su totalidad. Serán reestructuradas por grandes depresiones, guerras, tribunales de quiebras –o movimientos políticos democráticos.
Una subvención única
En cuanto a la última alternativa, el perdón de la deuda, en Debunking Economics el economista australiano Steve Keen presenta una provocadora intervención en los debates sobre la condonación de la deuda. Reconoce que la condonación de la deuda puede perjudicar a los acreedores, una clase que podría incluir los fondos de pensiones de los trabajadores así como los inversores adinerados.
En cambio, aboga por una simple subvención única de, digamos, 50,000 dólares, que se puede gastar solo después de que se haya utilizado para pagar cualquier deuda personal. Esta propuesta tiene varios méritos.
Ayudando a propietarios
Debido a que es universal, ayudaría suficientemente a los propietarios ahorrativos que han pagado la mayor parte de su hipoteca, al mismo tiempo que ayudaría a los que están “bajo el agua” con sus préstamos hipotecarios (debiendo más de lo que vale su propiedad en el mercado) o para los estudiantes. Con otra crisis de ejecución hipotecaria que se avecina, es imperativo que tales ideas reciban una audiencia justa.