¡Felices sueños!
La semana pasada, a las nueve de la mañana, en un accidente en una carretera mexicana, murieron cinco personas al salirse de la carretera y volcarse una camioneta de pasajeros. En un accidente similar, el 10 de junio del año 2001, Lane Joubert y los siete miembros de su familia, salieron de Beaumont, Texas hacia Forth Worth a medianoche después de una reunión familiar, tratando de llegar a su destino a tiempo para que Lane pudiera estar en su oficina a las 8 de la mañana. Chocaron por alcance contra un tráiler falleciendo todos excepto Lane.
Estos accidentes resaltan un problema de proporciones epidémicas que se presenta entre los trabajadores que tienen pocas horas de sueño. En los últimos diez años, se han presentado en los Estados Unidos 1.35 millones de accidentes automovilísticos debido a fatiga de los conductores. El efecto negativo del desempeño cognitivo por la privación del sueño es de sobra conocido. Permanecer despierto más de 18 horas seguidas disminuye la velocidad de nuestras reacciones, la memoria de corto y largo plazo, la habilidad de enfoque de nuestra atención, la capacidad de decisión, el proceso matemático y el sentido de orientación, entre otras cosas. Si además, dormimos solo cinco o seis horas diarias durante varios días seguidos, el déficit de sueño acumulado magnifica estos efectos. La privación del sueño también se relaciona con enfermedades como la alta presión sanguínea y la obesidad.
Equivocadamente, algunas culturas corporativas consideran la ausencia de sueño como un signo de vitalidad y alto desempeño. Hay directivos y empresarios ambiciosos que trabajan 80 horas a la semana sobreviviendo con cinco o seis horas de sueño por noche y tomando diariamente 8 o 10 tazas de café (el producto más vendido a nivel mundial después del petróleo). Hay corredores de la Bolsa Mexicana de Valores que se duermen a las 11 o 12 de la noche y se despiertan con la alarma de su Blackberry a las 3 o 4 de la mañana para revisar los índices bursátiles de la Bolsa de Frankfurt.
Las personas con déficit de sueño se colocan a si mismas, a sus equipos de trabajo, a sus empresas y al público en general en serios riesgos de acuerdo con la opinión del Dr. Charles Czeisler, profesor de Medicina del Sueño en la Escuela Médica de Harvard, él dice que promover una cultura machista de dormir poco como símbolo de vitalidad y alto desempeño, aparte de ser disparatado, es peligroso y es la antítesis de la administración inteligente. Así como las empresas establecen políticas contra fumar, beber, usar drogas o acosar sexualmente, algunas veces también empujan a los empleados a trabajar de forma ordinaria más allá del horario establecido dejándoles con ello menos horas disponibles para el sueño, lo que les induce cierto grado de discapacidad similar al de la intoxicación con drogas.
Reconocido como una de las eminencias mundiales acerca de ciclos y biología del sueño y el estado de vigilia, el Dr. Czinsler ha encontrado en sus investigaciones que, aunque creemos que nosotros controlamos el deseo de dormir, si el tiempo continuo acumulado sin dormir se prolonga, la necesidad de dormir se intensifica hasta ponernos somnolientos a tal punto que, a pesar de nuestra voluntad de no dormir, miles de neuronas mandan la señal de dormir al cerebro y en tres o cuatro segundos perdemos el control de lo que estamos haciendo y de esta forma suceden los accidentes.
Trabaje doce años en las áreas operativas de la Fundidora de Monterrey, entre otras actividades me desempeñé un año como jefe de producción de acero en el turno nocturno, un trabajo sumamente riesgoso ya que manejábamos acero líquido a 1600 grados centígrados. Sucedían muchos accidentes a pesar de tomar todas las precauciones y de usar el equipo de seguridad apropiado. Muchos de los accidentes fatales sucedieron en el turno nocturno entre las 2 y las 6 de la mañana, muy probablemente por lo que señala el Dr, Czinsler.
Si nosotros, por las prisas cotidianas pasáramos hambre todos los días durante una semana, ¿Cómo estaríamos al final de los siete días? Seguramente hambrientos, un poco débiles y quizá con unos kilos menos. Si nos abstenemos de dormir lo suficiente durante una semana, estaremos en muy malas condiciones de funcionar correctamente, por ello, Amnistía Internacional cataloga la falta de sueño como una forma de tortura.
Entonces, ¿Por qué una de las primeras cosas que estamos dispuestos a sacrificar en nuestra vida ajetreada es el sueño? Por el equivocado mito de que una hora menos de sueño nos da una hora más de productividad. En realidad las investigaciones indican que aun pequeñas cantidades de abstinencia de sueño causan desequilibrios en nuestra salud, nuestro humor, nuestra capacidad cognitiva y nuestra productividad.
Cuantas horas de sueño necesitamos? Es variable, de acuerdo a cada persona, pero en general, de 7 a 8 horas al día. Cuando dormimos lo suficiente, nos sentimos bien, llenos de energía, más enfocados y manejamos mejor nuestras emociones.
Hay tres sugerencias para mejorar la calidad y la cantidad de nuestro sueño: ir a la cama a una hora mas temprana de forma habitual, empezar a relajarnos y a soltar los pendientes por lo menos 45 minutos antes de ir a la cama y escribir los pendientes y las tareas a efectuar el día siguiente para dejar libre la memoria de trabajo antes de dormir.
¡Que tenga usted felices sueños!