En época de desolación, no hacer mudanza
Enseñanzas de un gran hombre para situaciones como la actual
\»En época de desolación, no hacer mudanza\». Eso recomendó San Ignacio de Loyola, de nacimiento Íñigo Oñaz de Loyola: mi santo patrón y una de las personalidades históricas que más admiro.
Es una cita muy conocida y perfectamente aplicable a estos tiempos: yo la oigo decir mucho últimamente. Quizá por eso mismo, convenga detenerse en ella y contextualizarla, para recoger adecuadamente su valiosa esencia.
¿Quién fue su autor y por qué dijo esto?
San Ignacio (Azpeitia, 1491 – Roma, 1556) no tuvo una vida fácil ni regalada. Antes de convertirse en sacerdote fue soldado y, defendiendo el Castillo de Pamplona en 1521, una bala de cañón le hirió en las dos piernas, rompiéndole una de ellas. En el período de recuperación, los huesos se le soldaron mal y tuvieron que volver a operarle, soportando unos dolores espantosos (ya puede el lector imaginar cómo sería una operación de aquella época).
Luego estuvo viajando mucho por distintas ciudades: Barcelona, Manresa, Roma, Jerusalén y Salamanca, no siendo siempre bien recibida la enseñanza de sus Ejercicios Espirituales (incluso estuvo encarcelado algunos días).
Posteriormente, ya en el período prefundacional de la Compañía de Jesús, estudió en París durante 7 años, viajó a Flandes e Inglaterra para conseguir dinero para su obra y después visitó Venecia y Roma.
San Ignacio creó la Compañía de Jesús y hoy en día (se sea cristiano, budista, musulmán o hebreo) hay que reconocer su extraordinaria influencia en el mundo moderno: los jesuitas son la mayor orden religiosa masculina de la Iglesia Católica, con 19.000 miembros. En 69 países, han fundado 207 universidades, 472 escuelas secundarias, 165 escuelas de primaria y 78 escuelas profesionales o técnicas, contando con un total de casi 2,5 millones de alumnos. Una gran vida y una gran obra.
¿Por qué diría esa célebre frase una persona tan acostumbrada a las mudanzas? Ya hemos visto que Ignacio no tuvo un perfil contemplativo ni tranquilo: fue un verdadero hombre de acción, un emprendedor nato, un gran líder del s. XVI ¿Por qué una figura intelectual, un \»santo-empresario\» de aquella época, llamaría a la prudencia en los malos tiempos, siendo un luchador incansable como fue?
Mi interpretación personal es que Íñigo de Loyola, diciendo \»no hacer mudanza\», se refería a no tirar la toalla nunca, ni dejar de pelear por lo que uno quiere, con igual tranquilidad y tenacidad que si las cosas fuesen bien. Creo que invitaba a la constancia, al esfuerzo sostenido, a luchar contra la desesperación. Opino que Ignacio nos recomendaba que evitásemos el pánico y la pérdida de confianza, a toda costa. \»No huya ni se esconda. No tire nada por la borda. No haga locuras, no busque escapar con soluciones extremas ni cambios precipitados. Persista en el empeño y siga trabajando bien, con calma.\» Eso creo que quería decirnos.
La crisis económica está aquí, parece inevitable y será profunda: eso lo sabemos todos. El año 2009 va a ser realmente duro. Entonces: ¿en qué error no debemos incurrir? ¿Qué actitud debemos controlar? ¿Qué peligro hay que sortear? El de intentar hacer mudanzas precipitadas: ya nos lo recomendaron hace siglos.
Tranquilicémonos, trabajemos con sosiego si podemos y, si por desgracia ocurre algún accidente y perdemos algo importante en el camino (el empleo, la jerarquía, una inversión, etc.), intentemos seguir haciendo lo que bien hecho está. Es un tiempo para afrontarlo con madurez, con serenidad, para capacitarnos mejor, para intentar crecer en lo que podemos controlar: nosotros mismos, nuestras competencias.
Los que estamos cercanos al mundo de la formación corporativa, creemos que van a ser tiempos en que muchas empresas van a restringir gastos de educación y training. Este puede ser un resultado perverso, en esta situación.
Pero no todas lo harán: las compañías más inteligentes, probablemente los mantengan. Saben que es un buen momento para reforzar el capital humano, que es un buen momento para no cortar aquello que servirá para relanzarnos. Saben que resulta una ocasión para intentar compaginar la lucha contra la crisis y la contención en el gasto, con la necesidad de no cercenar algo que nos hipotecaría la salida de esta situación: la formación continua. Si no seguimos manteniendo la buena forma, nuestra competitividad se resentirá, sin ninguna duda.
Entiendo que compaginar esto no es fácil: por eso digo que sólo lo harán las mejores organizaciones, sean del sector público o del privado.
Es un buen momento para no hacer mudanzas y no tirar nada valioso por la borda. Si tienen algún poder de decisión, recuérdenlo. Nos lo dijo Íñigo de Loyola y él sabía lo que decía.