Empoderamiento (empowerment) – parte II – deGerencia.com

Empoderamiento (empowerment) – parte II

Tal como se señaló en la primera parte, el [empoderamiento o empowerment] lo encontramos en dos grandes contextos, no son los únicos, pero sí los más resaltantes: el tejido social y el empresarial.

1.- El tejido empresarial

La idea en que se fundamenta el [empoderamiento o empowerment] es que quienes se hallan directamente relacionados con una tarea son los más indicados para tomar una decisión al respecto, en el entendido de que posean las aptitudes requeridas para ello.

Entre las diversas razones que inspiran un interés del [empoderamiento o empowerment] están “la competitividad global, la necesidad de responder rápidamente a las demandas y expectativas de los clientes y la exigencia de mayor autonomía de parte de una fuerza de trabajo cada vez mejor preparada. El empowerment significa que los superiores tienen que compartir su autoridad y poder con sus subordinados.” [1].

Por otra parte, el modelo de liderazgo debe necesariamente desplazarse del “yoismo”, del “poder de posición” hacia el “poder de la gente”, “el poder de NOSOTROS”, en el cual, a todos los integrantes del equipo se les dan roles de liderazgo de manera que puedan contribuir con lo mejor de sus capacidades. El [empoderamiento o empowerment] ofrece el potencial de sacarle provecho a una fuente subutilizada de la capacidad humana que tiene que utilizarse para que las organizaciones no solo, sobrevivan en un mundo cada vez más complejo y dinámico sino también subsistan en un ambiente de armonía en busca de la máxima felicidad.

El objetivo principal del [empoderamiento o empowerment] tiene como base tres puntos cardinales:

  • Compartir la información con todos los miembros de la organización.
  • Autonomía por medio de fronteras.
  • Reemplazar la jerarquía con equipos autodirigidos.

En estos momentos viene a mi memoria las palabras de Drucker:

“La organización moderna tiene que ser una organización de iguales, de colegas y asociados, porque consta de especialistas en conocimientos. Ningún conocimiento es superior a otro; cada uno se juzga por su aporte a la tarea común más bien que por cualquier superioridad o inferioridad intrínseca. Por tanto, la organización moderna no puede ser una organización de jefe y subalterno. Tiene que organizarse como un equipo” [2].

Ahora bien, si partimos del hecho innegable que el talento humano y sus conocimientos son los recursos más importantes dentro de las organizaciones, debemos entonces plantearnos una nueva administración, sucesora del [empoderamiento o empowerment], mediante la cual se prepararía y se forjaría una organización y a todo su potencial humano con aptitudes y actitudes superiores mediante la Ética y Valores Organizacionales en pro de la máxima felicidad individual y colectiva.

A mi modo de ver, deberíamos desarrollar un nuevo paradigma, la Administración por Valores y Ética.

2.- El tejido social

Para el desarrollo de este punto tomaré prestado algunos párrafos del trabajo de José G. Vargas-Hernández “Las Nuevas Formas de Gobernabilidad Transnacional en el Escenario de la Racionalidad Económica de los Procesos de Globalización”, donde nos dice:

El empoderamiento a las comunidades debe otorgar la capacidad para evaluar el desempeño de los funcionarios a efecto de influir en la administración pública, lo que haría que se convirtieran en los funcionarios del ciudadano. El saberse que los diferentes actores son evaluados trae efectos multiplicativos para toda la comunidad. Lamentablemente, en las relaciones simbióticas que parecen darse entre las grandes corporaciones transnacionales y los Estados-nación imperiales, las empresas son los socios que se inclinan a favor de las corporaciones.

A pesar de esto, los grandes intereses de las corporaciones transnacionales siempre atentan contra la acción reguladora del Estado a efecto de obtener las tasas de utilidades más altas, mediante la adquisición de materias primas y recursos a más bajo costo y en abundancia, para penetrar en los nuevos mercados y para alcanzar niveles más bajos de costos de transacción en las operaciones de comercialización.

Marshall, Wray, Epstein y Grifel [3] establecen un modelo ideal de gobernabilidad basado en las prácticas aceptadas de tres elementos para obtener una gobernabilidad efectiva: el involucramiento de los ciudadanos, la medición del desempeño e implementación de la política gubernamental. Idealmente, una comunidad puede alinear los tres elementos para obtener los mejores resultados de los recursos públicos y privados, sobretodo, medir los resultados esperados por los ciudadanos.

Por tanto, ambos actores, gobierno y los ciudadanos toman el liderazgo para establecer las metas, iniciar el diálogo, estimular el cambio y medir los resultados. Las representaciones colectivas de la realidad de los individuos inciden en los anhelos de cambio. Al cambiar el orden de la vida social debido a los impactos de la globalización en las diferenciaciones en las estructuras sociales, también se modifican las estructuras culturales y sociales.

Tanto el gobierno como los ciudadanos tienen importantes papeles que desempeñar. De acuerdo con este modelo, las conexiones para mejorar la administración y construir una gobernabilidad efectiva son el desempeño administrativo del gobierno, los ciudadanos que se involucran en la medición del desempeño y los ciudadanos que se involucran en las políticas gubernamentales y su implementación y finalmente, el alineamiento estratégico de los tres elementos de gobernabilidad referidos como tal a la naturaleza y estructura de acceso a las funciones de alto mando del Estado.

Ahora bien, considero de suma importancia resaltar la necesidad de NO confundir participación con empoderamiento. Los programas de participación pueden ser un instrumento eficaz para promover el empoderamiento, pero un uso polítiquero o superficial de esta herramienta difícilmente conllevará al empoderamiento.

Lograr un empoderamiento real requiere que las iniciativas que otorgan dicho empoderamiento, incidan tanto a nivel individual y social como a nivel gubernamental, para que esto realmente cristalice, necesariamente debe haber una previa capacitación para que el que recibe, esté preparado para absorber y ejecutar el empoderamiento otorgado.

Es inútil, más bien es una simple falacia el pretender empoderar a alguien que no disponga de la madurez, de la conciencia, del conocimiento, que no maneje las herramientas necesarias para ejecutar y hacer valer el empoderamiento recibido.

En este contexto, el objetivo del empoderamiento es dar a la gente el poder y las capacidades necesarias para cambiar sus vidas, mejorar sus comunidades e influir en sus destinos. Con ello, ponen al individuo en el centro de las políticas, dueños de sus derechos y conductores de su desarrollo.


[1] Koontz Harold y Weihrich Heinz (1998). Administración: Una perspectiva Global. Undécima Edición. México: Mc Graw Hill.

[2] Drucker Peter (1995). Su visión sobre: La administración, la organización basada en la información, la economía y la sociedad. Editorial Norma. Bogotá.

[3] Marshall Martha, Wray Lyle, Epstein Paul, Grifel Stuart (1999). \»21st century community focus:Better results by linking citizens, government, and performance measurement\» Public Management; Volume 81, Issue 10, Nov. Washington.

Salvatore Tarantino

26 años en el área de Seguimiento y Control de Gestión (10 años en Ingeniería - 15 en telecomunicaciones).

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